sábado, 29 de noviembre de 2014

Formar para transformar. Lectura para uso y reflexión de los docentes

FORMAR PARA TRANSFORMAR


Quiero comenzar diciendo que las ideas que voy a exponer aquí no son fruto de la mera elucubración teórica, no expresan meramente un deber-ser alejado de la experiencia y de la práctica, sino que son fruto del esfuerzo sostenido de un grupo de educadores que hicimos de la Educación Popular en Fe y Alegría  una opción de vida. Por ello, la búsqueda de una educación de calidad integral para los más pobres y la formación de un nuevo educador para que sea protagonista de esa nueva educación y no un mero ejecutor de tareas o seguidor de programas, son las dos caras de una misma propuesta. Una formación que no se traduzca en cambios cualitativos en la educación no nos interesa y al mismo tiempo buscamos que los procesos de transformación de nuestras escuelas resulten eminentemente formativos.   Debo  aclarar desde ya que cuando nos definimos como Movimiento de Educación Popular Integral, no estamos entendiendo lo popular,  como muchos lo han hecho y lo siguen haciendo,  meramente por sus destinatarios (los pobres, los indígenas, los campesinos,  las poblaciones de los barrios…), ni tampoco por sus modalidades (durante algún tiempo muchos teóricos de la Educación Popular, desde la lectura althusseriana de la educación como aparato ideológico del Estado consideraron que no era posible la educación popular en el sistema educativo  formal y privilegiaron la educación no-formal, cooperativista, comunitaria). Nosotros definimos la Educación Popular por su intencionalidad transformadora, y la entendemos como una propuesta política, ética y pedagógica para la transformación. Pero en estos tiempos que tanto se vocea la transformación, nosotros seguimos insistiendo en no separar la dimensión política de las dimensiones ética y pedagógica, es decir, que todo el proceso educativo debe estar inmerso en los valores que proclamamos y queremos recoger. Sólo recogeremos los frutos que sembremos. La cosecha debe estar ya implícita en la siembra.. Si hace un tiempo el Maestro Prieto Figueroa se quejaba de que los maestros eran en su mayoría unos  eunucos políticos, no es menos cierto que gran parte de  los  políticos son eunucos pedagógicos, es decir, que niegan con sus actos lo que proclaman en sus discursos: “El ruido de lo que eres y haces me impide escuchar lo que me dices”. En educación, como en todo lo demás, más que revolucionarios profesionales, necesitamos revolucionarios en la profesión, es decir, personas comprometidas en el cambio profundo del sistema educativo. Pero no es posible transformar la educación con prácticas bancarias, reproductoras, conductistas…No es posible una educación constructora de genuinos ciudadanos si en  las escuelas, liceos y universidades siguen enquistadas las prácticas autoritarias.

Por ello, en estos tiempos de acalorados debates sobre el Estado Docente, yo planteo la necesidad sobre todo de un Estado Educador: es decir, que dé ejemplo de esa participación, inclusión,  ética, honestidad…  proclamados en la Constitución y en los fines y lineamientos educativos.

Entiendo que, en estos tiempos de cambio permanente, ser educador es ser una persona en formación permanente. El docente que ha dejado de aprender, se convierte en un obstáculo para el aprendizaje de sus alumnos. Hay docentes que, con su práctica educativa, no sólo no provocan las ganas de aprender, sino que las matan. Nadie puede enseñar a aprender, si no aprende de su enseñar, si ha perdido el interés por seguir aprendiendo siempre. De ahí que nosotros privilegiamos la formación permanente de nuestros educadores e invertimos muchos recursos en ello,   y solemos decir que llegar a Fe y Alegría es montarse en un bus de formación. Uno puede bajarse del bus cuando quiera, pero mientras siga en el bus estará en formación. La formación permanente implica convertir al educador en un lector autónomo y personal: lector de todo tipo de textos y también del  contexto, lo que implica la multialfabetización para que sepa leer y comprender lo leído, sepa buscar la información necesaria y convertirla en conocimiento. Alfabetización por supuesto también tecnológica para que sepa utilizar crítica y creativamente las nuevas tecnologías y, sin idealizarlas pero sin temerlas,  las asuma como un medio maravilloso para fomentar el aprendizaje, la reflexión y la formación permanente.

No olvidemos sin embargo que no es lo mismo estar en formación, que estar estudiando. Hay personas a quienes los estudios,  en vez de formarlos, los deforman, los echan a perder. Todos conocemos algunos educadores a los que las maestrías o títulos de postgrado los fregaron. Personas que utilizan sus nuevos títulos como una especie de pedestal al que se suben y desde la altura de sus nuevos diplomas empiezan a alejarse de los alumnos, de los compañeros, de los padres y representantes.  Yo por eso hablo de la necesidad de títulos que, en vez de encumbrarnos, nos permitan descender al nivel de los alumnos más necesitados para poderles brindar la ayuda que necesitan. Como dice García Márquez, “Nadie tiene el derecho de mirar a otra persona de arriba abajo, si no es para ayudarla a levantarse”.

Decíamos antes que el objetivo último de Fe y Alegría como movimiento de Educación Popular es la transformación: la gestación de hombres y mujeres nuevos, que viven lo que proclaman y sueñan, y son capaces, en definitiva, de contribuir a la transformación de la sociedad de modo que todas las personas puedan disfrutar de  sus derechos esenciales, cumplir con sus deberes   y acceder a una vida de calidad. De ahí también la necesidad de implementar un proceso formativo innovador, donde las personas en formación experimenten los valores y propuestas pedagógicas  que buscamos que desarrollen luego  con sus alumnos. Desgraciadamente, los maestros reproducen en sus prácticas el proceso formativo que experimentaron en su formación: Por ello, si bien salen con un discurso innovador de cómo hay que enseñar, terminan enseñando como les enseñaron a ellos. Por un lado va el discurso, la teoría, por otro lado la práctica.  De ahí que, para nosotros  FORMAR PARA TRANSFORMAR, se ha convertido en nuestro lema, en nuestra propuesta permanente. Formar para transformarse como persona, para recuperar el orgullo de ser educador, para abrirse a la transcendencia de lo que significa  ser maestro. Formar para transformar las prácticas educativas y pedagógicas, de modo que la formación del docente  se traduzca  en transformación de las escuelas y el propio proceso de transformación de las escuelas resulte eminentemente formativo para los docentes. Formar para transformarse como ciudadano, para convertir las aulas y centros escolares en lugares de verdadera participación, y cooperación, en microcosmos de la nueva sociedad. Centros educativos vueltos a la realidad del entorno para contribuir a su transformación-humanización, estrechamente vinculados a las familias y comunidades.  De ahí que siempre hemos considerado la elaboración y permanente reelaboración de los proyecto educativo-comunitarios de nuestros centros, como una de las principales estrategias formativas de nuestro personal. Por eso hablamos de la Escuela Formadora, es decir, escuela que se convierte también en la principal universidad de sus docentes. Todo suceso del aula o del centro educativo es sometido a una profunda reflexión, confrontación, y diálogo de saberes. Para que esto sea posible, necesitamos instancias organizativas que lo posibiliten. Por ello, en todos nuestros centros hemos privilegiado los Coordinadores Pedagógicos o Responsables de la Formación de sus compañeros, y estamos trabajando por un acompañamiento y monitoreo verdaderamente formativo.

En todos nuestros programas de formación,  enfatizamos mucho la formación de la persona. Para nosotros, formarse es inventarse, construirse, soñarse, llegar a ser esa persona plena que uno se propone ser. Estamos claros que “si bien uno explica lo que sabe o cree saber, uno enseña lo que es”.Sólo podrá enseñar valores el que se esfuerza por vivirlos.  Los alumnos no sólo aprenden de sus maestros o profesores, sino que aprenden a sus maestros y profesores. Un profesor de cualquier materia imparte muchas lecciones al mismo tiempo, junto con los contenidos de su materia: de respeto o irrespeto; de ayuda o de insensibilidad; de inclusión o exclusión; de honestidad o deshonestidad; de autoestima o desprecio de sí mismo; de ilusión o pesimismo; de escucha o desatención. De ahí que trabajamos mucho el proyecto de vida de cada educador  y tratamos de animarlo a que reflexione si su proyecto de vida coincide con la invitación del proyecto educativo de Fe y Alegría, para evitar incoherencias, frustraciones, o que el educador se convierta en un simple funcionario, en un asalariado de la educación. De ahí nuestro énfasis en trabajar la identidad del educador de Fe y Alegría, identidad que no la entendemos como fidelidad con  el pasado, sino con la renovación permanente, con la creación inacabada del futuro. En  Fe y Alegría nos definimos como Movimiento de Educación Popular. Ser movimiento implica la reconstrucción creativa, la superación permanente. Fe y Alegría, como movimiento, nunca está hecha, está siempre en proceso, y a los educadores se les invita a recrear Fe y Alegría en el mismo proceso de su continua y permanente recreación como personas, como ciudadanos y como educadores. 

Como metodología de formación privilegiamos la reflexión permanente de la práctica, el diálogo de saberes y la sistematización.  A mí me gusta definir al educador como “un profesional de la reflexión”:  reflexiona sobre su ser como persona (cómo soy, qué valores tengo y transmito, cómo me ven los demás, qué hago para ser mejor persona, mejor esposo, mejor padre…), como ciudadano (cómo ejerzo mi ciudadanía, mis relaciones con los vecinos, mi defensa de lo público…), como aprendiz y como enseñante para caer en la cuenta de cómo aprende y cómo enseña; reflexiona sobre el país y el mundo, sobre los sucesos, sobre la escuela y las prácticas escolares, sobre el sistema educativo…De ahí que buscamos que todos los programas de formación inicial pongan en contacto a los  estudiantes desde el primer semestre con el mundo de la escuela y con la marcha del sistema educativo. Otros elementos metodológicos que privilegiamos son  el diálogo de saberes (por eso asumimos la formación siempre como proceso colectivo, de equipo, lo que no niega sino que supone  un  trabajo personal serio, profundo y sostenido) y la sistematización de experiencias.  La sistematización  implica  la reconstrucción crítica de la práctica, para mejorarla, cambiarla, para hacer conscientes los aprendizajes, para sacar la teoría implícita en el hacer, de modo que la sistematización arroje luces para superar los nudos problemáticos e ir articulando cada vez mejor lo que queremos con lo que hacemos. La sistematización implica también la socialización de las experiencias. De ahí que animamos a los docentes a escribir en nuestra revista “Movimiento Pedagógico”, una revista de los maestros y para los maestros. Privilegiar la sistematización implica insistir mucho en la escritura autónoma y personal. La escritura es un medio privilegiado no sólo para comunicarnos, sino para prender a  pensar, pues nos obliga a reflexionar sobre nuestro propio pensamiento. De ahí que “Si quieres saber lo que piensas, escríbelo”. Detrás de muchas resistencias a escribir se ocultan las resistencias y dificultades de pensar en profundidad. Y es triste comprobar cómo el proceso formativo no enseña a escribir, a producir;  enseña a copiar a reproducir.   Hay alumnos que han logrado sus títulos de licenciatura e incluso de postgrado y nunca han escrito verdaderamente; por ello, no saben escribir. Han emborronado miles de páginas recitando lo que dicen otros, pero pocas veces han expresado sus propios pensamientos.

Esta concepción y metodología de la formación la tratamos de sembrar en todos nuestros programas formativos. Insistimos en asumir la formación como proceso  permanente, donde las licenciaturas, las maestrías e incluso los doctorados sólo tienen sentido si se perciben no como etapas terminales sino como momentos de mayor insistencia dentro de un proceso formativo inacabado. Si formarse es construirse, es evidente que mientras uno viva, siempre estará en condiciones de hacerse mejor persona y de hacer mejor lo que hace.   Compartimos las palabras de Simón Rodríguez  cuando advertía que “terminó su formación, sólo significa que se le dieron los medios y herramientas para seguir aprendiendo”. En definitiva, uno cuanto más formado está más formación necesita, y si todavía uno necesita de profesores para seguirse formando, es porque no ha terminado de entender en qué consiste la formación. 

                                                                Antonio Pérez Esclarín


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BOLÍVAR, EDUCADOR DE PUEBLOS. Por: Antonio Pérez Esclarín

Lectura para uso y reflexión de los docentes de la UTIEB-San Agustín, que consideramos importante, en la formación de valores de la parroquia.

Moral y luces son nuestras primeras necesidades, clamó Bolívar en Angostura, y casi doscientos años después, moral y luces siguen siendo nuestras principales y más urgentes necesidades. Luces y moral:  Educación para todos, orientada al desarrollo integral y ético de la persona, a la construcción de genuinas democracias, donde todos podamos ejercer nuestros derechos y cumplamos responsablemente con nuestras obligaciones  pues  ciertamente hoy experimentamos con crudeza que el talento sin moralidad es un azote y que la ciencia sin conciencia es la ruina del alma.  Educación como proyecto de país, donde toda la sociedad asuma su responsabilidad educativa. Es a la sociedad entera, no sólo a los maestros y profesores, a la que le toca señalar el rumbo de la educación y subsanar sus graves deficiencias. Se trata, en definitiva, de que todos nos vayamos constituyendo en educadores y educandos: dispuestos a aportar lo que sabemos y somos, dispuestos a seguir aprendiendo siempre y preocupados por cambiar en lo que debemos.





BOLÍVAR, EDUCADOR DE PUEBLOS

Por: Antonio Pérez Esclarín


No fue nada fácil la vida de Bolívar. Huérfano de padre a los 3 años, y de madre a los ocho, creció sin el cariño familiar necesario y pronto tuvo que aprender a labrarse la vida en soledad. Encomendado al cuidado de su tío Carlos Palacios, que se la pasa en el campo, el niño Simón Bolívar busca el cariño de su hermana mayor María Antonia y se refugia en su casa. Su tutor Don Carlos protesta, alega que María Antonia y su esposo son muy jóvenes para criar a un niño tan rebelde, que lo van a consentir demasiado, que ese niño malcriado necesita mano dura y disciplina. Por ello, conviene en que sea internado en la casa de Don Simón Rodríguez, maestro de la Escuela Pública de Caracas, donde atiende nada más y nada menos que a 114 niños, por supuesto, todos varones y todos blanquitos, pues en esos días ni las niñas, ni negros, mestizos o indios, tenían acceso a la educación. El niño Simón Bolívar se niega a ir por las buenas a la casa de su maestro, y debe ser llevado cargado y a la fuerza, por un alguacil que en vano trata de acallar sus gritos y sus pataleos, ante el escándalo de toda Caracas que se ha asomado a puertas, balcones y ventanas para ver el espectáculo. No tardará muchos días en volverse a escapar de la propia casa de Rodríguez y la Real Audiencia le amenaza con serios castigos si sigue así de rebelde y malcriado.


A los diecisiete años está en Madrid, a donde ha llegado a estudiar la carrera militar, y se enamora perdidamente de María Teresa Rodríguez, un año mayor que él. Insisten en casarse de inmediato pero no se lo permiten por considerarlos demasiado jóvenes. Se casarán por fin dos años después, Bolívar con 19 años y María Teresa con 20. Fiestas, alegría, interminables celebraciones, primero en Madrid, luego en Caracas. Para vivir más intensamente su felicidad en una larga e intensa luna de miel, se van a la hacienda de San Mateo, en los valles de Aragua. Allí María Teresa enferma y se va secando poco a poco, como una débil flor, incapaz de soportar los rigores del trópico. Su matrimonio sólo duró ocho meses.


Bolívar se hunde en un pozo de desesperanza: todo lo que él ama profundamente, se lo arrebata la muerte. En vano busca el consuelo de la familia de su esposa en Madrid. En Viena se encontrará con su antiguo maestro, Simón Rodríguez, que ahora se llama Don Samuel Robinson y que pasa como “hombre de letras nacido en Filadelfia”. Rodríguez lo consuela y lo invita a rehacer su vida: es joven, muy rico, elegante, extraordinario bailarín: no le van a faltar damas con las que divertirse. Tal vez alguna de ellas vuelva a atraparle el corazón. Pero Simón Bolívar jura y perjura que nunca más volverá a casarse...


De regreso en París, Rodríguez o Robinson, encuentra que Bolívar, para olvidar y sacarse la tristeza, se ha hundido en un mundo vanal de diversiones y fiestas. Está demacrado, pálido, con su cuerpo castigado por una vida tan desordenada. Simón Rodríguez comprende que debe arrancarlo de esa vida y prepararlo para causas grandes. Y empieza con paciencia de orfebre su lenta labor de educador, hasta que aflore ese diamante que él intuye en ese joven inquieto e inconforme. Para que recobre su salud maltrecha, le propone un viaje, en su mayor parte a pié, hasta Roma. La vida sana, el contacto con la naturaleza, el esfuerzo físico le sanarán cuerpo y espíritu. Son varios meses de convivencia estrecha, de ganarlo para las causas nobles, de sembrar en su corazón sueños de libertad e independencia y el coraje y la decisión para entregarse a realizarlos.


El 15 de agosto, suben una de las siete colinas de Roma, el monte Aventino, que los historiadores confundieron con el Monte Sacro, y ambos juran entregar su vida sin descanso a la causa de la independencia y libertad. Ambos fueron radicalmente fieles a su juramento, sin importar problemas, derrotas, incomprensiones y dificultades. Bolívar conquistó con su espada la libertad de seis países, y murió solo, con camisa prestada, en la casa de un español, atendido por un médico francés, esperando restablecerse para tomar un barco que lo llevara a Europa. Tenía prohibida la entrada en Venezuela, y cuando se conoció la noticia de su muerte, algunas ciudades lanzaron las campanas a vuelo y decretaron tres días de fiesta. “He arado en el mar”, exclamó en los momentos de desesperanza. Tenía 47 años y aparentaba por lo menos 60.


También su maestro Simón Rodríguez moriría solo y arruinado, con unos cajones de papeles que quería publicar como su único patrimonio. Había andado y desandado los caminos de toda América construyendo escuelas, enseñando a vivir en sociedad y a trabajar, para darles forma a las repúblicas etéreas que habían sido proclamadas pero no tenían fundamento. El no era árbol para echar raíces en un sitio, era viento para soplar de aquí para allá, para agitar conciencias y levantar polvo por los caminos de América. Había que educar para convertir a los súbditos en ciudadanos, para que fueran capaces de vivir en república y así colonizar el país con los propios habitantes. “Quise hacer de la tierra un paraíso para todos, y la hice un infierno para mí”, exclamará también en su desesperanza. Pero es precisamente su constancia en el compromiso adquirido, la capacidad de sobreponerse a las dificultades, la fidelidad a sus sueños, lo que hace que hoy estos dos hombres insignes sigan alumbrando los caminos de América.


Son muchas las ideas sobre educación de Bolívar, este hombre extraordinario, verdadero educador de pueblos, “alfarero de repúblicas”, como él mismo se autodesignó. Voy a limitarme a comentar y releer desde nuestra realidad tan sólo aquellas que considero tienen hoy especial vigencia y pueden motivar nuestro compromiso. Porque de eso se trata: de alimentar nuestro compromiso de educadores hoy. Por ello, las reflexiones que siguen no pretenden ser un ejercicio teórico ni una charla magistral sobre el pensamiento educativo de Bolívar. No me interesa tanto recoger lo que Bolívar dijo o no dijo, o qué hizo o dejó de hacer. Esto, meramente, me parecería un ejercicio estéril y, en cierto sentido, una traición a Bolívar, como lo han traicionado durante la historia todos los que lo han invocado y se han servido de Bolívar para ocultar sus intereses mezquinos o personalistas. Entiendo que de lo que se trata es, más que repetir, citar o invocar a Bolívar continuamente, es de hacer hoy a Bolívar. De plantearnos y asumir con su misma radicalidad y coraje los retos educativos de la Venezuela de hoy.


1.-Fe en las posibilidades transformadoras de la educación



Bolívar, que consideraba la ignorancia fuente de la esclavitud, tenía una gran fe en el poder transformador de la educación. La educación abre el camino a la transformación del hombre, al progreso. Es urgente, en consecuencia, emprender una ardua tarea educativa, capaz de lograr hombres virtuosos, sabios, hábiles, capacitados, que transformen las mentalidades de súbditos en ciudadanos.


De ahí que como dirá en su Discurso de Angostura, “La educación popular debe ser el cuidado primogénito del amor paternal del Congreso. Moral y Luces son los Polos de una República; moral y luces son nuestras primeras necesidades”, y sugiere la organización del Poder Moral de la República para que cuide de la primera educación del pueblo, para así “renovar en el mundo la idea de un pueblo que no se contenta con ser libre y fuerte, sino que quiere ser virtuoso”.


Para Bolívar, no hay felicidad ni destino seguro sin educación. Por ello, hablando como estadista, expresa su fe en la educación con contundencia: “Las naciones marchan hacia el término de su grandeza, con el mismo paso con que camina su educación. Ellas vuelan, si esta vuela, retroceden si retrocede, se precipitan y hunden en la oscuridad si se corrompe, o absolutamente se abandona”.


A su hermana María Antonia, para reafirmarla en la necesidad de darle una educación esmerada a su sobrino Fernando, le escribe: “Un hombre sin estudios es un ser incompleto. La instrucción es la felicidad de la vida, y el ignorante, que siempre está próximo a revolverse en el lodo de la propia corrupción, se precipita luego infaliblemente en las tinieblas de la servidumbre”.


De ahí que Bolívar se va a convertir en un promotor incansable de la educación. Por donde quiera que vaya, sembrará escuelas y fundará universidades y colegios, los dotará de recursos y hasta llegará a entregar parte de sus propios bienes para fomentar y sostener la educación. Cuando se entera de que su querido maestro, Don Simón Rodríguez, ha vuelto a América, se llena de júbilo y lo manda llamar a su lado. Con él parte al Alto Perú, hoy Bolivia, y Bolívar dejará en manos de su maestro la dirección de la educación de la joven república, no sin antes haber decretado la educación obligatoria. En decreto del 11 de Diciembre de 1825, afirma que “el primer deber del gobierno es dar educación al pueblo, uniforme y general y administrada en establecimientos organizados de acuerdo a la ley” porque “la salud de la República depende de la moral que por la educación adquieran los ciudadanos en su infancia”. En el artículo cuarto de ese mismo decreto se establece: “Que entre tanto y sin pérdida de tiempo, se proceda a establecer en cada ciudad capital de Departamento una escuela primaria con las divisiones correspondientes para recibir a todos los niños de ambos sexos que están en estado de instruirse”. Paralelamente a eso, pedirá la libertad para los esclavos, tierras para los indios, intentará construir sobre las bases de una igualdad concreta, una independencia real y para todos. La Constitución de Bolivia hace libres a todos.


En nuestra actual sociedad del conocimiento, se hace todavía más patente la importancia de la educación. Hoy estamos convencidos de que los países avanzan al ritmo de sus sistemas educativos, y hemos comenzado a comprender que la riqueza de un país consiste en la inteligencia, la productividad y la moralidad de su gente. De ahí la necesidad de garantizar a todos, una educación de calidad. Educación que les permita el pleno desarrollo de sus talentos y potencialidades y los haga genuinas personas y ciudadanos productivos y solidarios. Educación que despierte el gusto por aprender, por superarse, que fomente la curiosidad y el afán de construirse a sí mismos con los demás y para los demás.


Pero no podemos olvidar que vivimos en un mundo globalizado, regido por las leyes del mercado, y hay el peligro real de que la educación, en vez de ser un medio para democratizar la sociedad, lo sea para agigantar las diferencias: buena educación para los que tienen posibilidades económicas, y pobre educación para los más pobres. De ahí que no basta con que todos los niños vayan a la escuela. Es necesario que cuenten con una escuela que evite su fracaso, una escuela que no los bote ni excluya, una escuela que los prepare para desenvolverse eficazmente en el mundo del trabajo y de la vida, de modo que después la sociedad no los excluya.



2.-Necesidad de una educación moral y útil: Formar el corazón, las manos y la mente.


Mucho podríamos decir de la filosofía educativa de ese maestro extraordinario que fue Bolívar. Sólo queremos insistir, por considerarlo fundamental en todo el pensamiento bolivariano y de una vigencia asombrosa en nuestros días, en su profunda convicción de que el problema educativo no es tanto un problema de instrucción como de moralidad, de formación de la conciencia. Por ello, por estar convencido de que no bastaban las luces, pues el talento se puede utilizar para enriquecerse egoístamente e incluso para oprimir a los demás o justificar y mantener un mundo de injusticias, concluyó con esa frase lapidaria: “El talento sin moralidad es un azote”. De ahí su prédica insistente en la necesidad de practicar las buenas costumbres, de sembrar la justicia en la base de la libertad. Estaba tan convencido de que “sin moral republicana no puede haber gobierno libre”, que su mano no tembló para decretar la pena de muerte contra los defraudadores de la renta pública, los malversadores de los fondos públicos, y los jueces complacientes.


Por ello, es evidente que Bolívar siempre consideró como objetivo fundamental de la educación la gestación en el educando no tanto de ideas o conocimientos, sino de valores esenciales: “La educación forma al hombre moral –escribió Bolívar a Guillermo White- y para formar a un legislador se necesita ciertamente educarlo en una escuela de moral, de justicia y de ley”. Y si todas las constituciones republicanas, desde la de 1811, exigían poder económico para poder ejercer el poder político, Bolívar pedirá al Congreso Constituyente de Bolivia que suprima esta condición pues “saber y honradez, no dinero, es lo que requiere el ejercicio del poder público”.


Estas ideas, que pueden parecer idealistas, buenas para los discursos, cobran su concreción en las disposiciones que tomó el Libertador sobre el modo que deseaba que fuera educado su sobrino Fernando. En la carta que le escribió a su hermana María Antonia, la madre de Fernando, expresa claramente la necesidad de unir educación con moralidad, fundamentos de la libertad: “Un hombre sin estudios es un ser incompleto. La instrucción es la felicidad de la vida, y el ignorante, que siempre está próximo a revolcarse en el lodo de la propia corrupción, se precipitará luego infaliblemente en las tinieblas de la servidumbre”.


Bolívar tomó tan en serio que su sobrino recibiera una buena educación que quiso dejar por escrito sus orientaciones sobre el modo en que debía ser educado Fernando. Y así, en “Método que se debe seguir en la Educación de mi sobrino Fernando”, leemos no sin cierta sorpresa: “Siendo muy difícil apreciar dónde termina el arte y comienza la ciencia, si su inclinación le decide a aprender algún arte u oficio yo lo celebraría, pues abundan entre nosotros médicos y abogados, pero nos faltan buenos mecánicos y agricultores, que son los que el país necesita para adelantar en prosperidad y bienestar”.


Esta idea de que su propio sobrino, un joven de las familias más distinguidas del país, estudiara una profesión manual, no sólo resulta sorprendente para la época, sino que nos asoma a la íntima convicción de Bolívar de una educación orientada a desarrollar los talentos y potencialidades de cada uno en el horizonte de ir constituyendo una sociedad cimentada en el trabajo y la igualdad. Hoy diríamos, educación que forme genuinas personas, que ayude a desarrollar la semilla de uno mismo, y ciudadanos responsables y solidarios, que asuman el trabajo como el medio más eficaz de crear una sociedad del bienestar para todos.


3.-Bolívar y los maestros


No quiero concluir mis breves reflexiones sin alguna referencia del pensamiento de Bolívar sobre los maestros. Nadie mejor que él para hablarle al magisterio, dado que experimentó en la práctica la noble misión del genuino educador como formador de personas, cincelador de corazones. “Usted formó mi corazón para la libertad, para la justicia, para lo grande y para lo hermoso”, le escribió a su maestro Simón Rodríguez, lo que evidencia que comprendió perfectamente lo que realmente significa educar.


La pluma de Bolívar prodigó numerosos elogios a los educadores auténticos, cuya misión es la más noble de todas: “formar el espíritu y el corazón de la juventud”. En consecuencia, Bolívar daba más importancia a las buenas costumbres del maestro, a que fuera un ejemplo de vida, que a sus títulos y estudios. El educador debe ser, según Bolívar, “más que sabio, un hombre distinguido por su educación, por la pureza de sus costumbres, por la naturalidad de sus modales, jovial, accesible, dócil, franco, en fin, en quien se encuentre mucho que imitar y poco que corregir”. El Libertador tenía muy claro el papel del maestro como una persona de una gran autoridad moral, como ejemplo de vida, que debe promover con su conducta la práctica de las virtudes sociales.


Bolívar se refiere aquí al auténtico maestro, un hombre o mujer que han hecho de su vocación una entrega, que viven sembrados en el corazón de los demás, que asumen su profesión ya no tanto como un medio de ganarse la vida, sino como un medio de ganar a la vida a los demás. De ahí también su feroz crítica a los falsos maestros, los que en vez de educar, deseducan con su conducta y modo de actuar. Maestros así “representan la escuela de los espíritus serviles, donde se aprenden con otros vicios el disimulo y la hipocresía, y donde el miedo no permite al corazón el goce de otras sensaciones”.


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Moral y luces son nuestras primeras necesidades, clamó Bolívar en Angostura, y casi doscientos años después, moral y luces siguen siendo nuestras principales y más urgentes necesidades. Luces y moral: Educación para todos, orientada al desarrollo integral y ético de la persona, a la construcción de genuinas democracias, donde todos podamos ejercer nuestros derechos y cumplamos responsablemente con nuestras obligaciones pues ciertamente hoy experimentamos con crudeza que el talento sin moralidad es un azote y que la ciencia sin conciencia es la ruina del alma. Educación como proyecto de país, donde toda la sociedad asuma su responsabilidad educativa. Es a la sociedad entera, no sólo a los maestros y profesores, a la que le toca señalar el rumbo de la educación y subsanar sus graves deficiencias. Se trata, en definitiva, de que todos nos vayamos constituyendo en educadores y educandos: dispuestos a aportar lo que sabemos y somos, dispuestos a seguir aprendiendo siempre y preocupados por cambiar en lo que debemos.



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martes, 9 de septiembre de 2014

A propósito de Política y Educación de Paulo Freire

Hemos estado revisando algunos textos para documentarnos sobre la calidad en la educación, y en el libro Política y Educación de Paulo Freire, publicado por Editorial Laboratorio Educativo como Cuadernos de Educación N° 164. Se recoge una ponencia de Freire sobre Educación y Calidad, de la cual citamos algunos párrafos que creímos importante poner en la mesa para la discusión que se establece en el país en este tema de discusión de importancia en el proceso de cambio de paradigmas en nuestra educación parroquial, también recomendamos su lectura completa del libro a los docentes, pues es un material de gran provecho en la formación:

"Educación para la Calidad

Calidad de la Educación

Educación y Calidad de Vida"

Son las premisa donde se fundamenta Freire, para iniciar su ponencia y luego establece sus criterios al respecto:


"En este primer momento del Encuentro, hacemos, como debe ser, una reflexión complexiva* sobre el tema de tal manera que podamos pasar de un tema a otro, aprehendiendo o predisponiéndonos a aprender para captar sus necesarias interrelaciones.

Creo sin embargo -expresa Freire-, que el mejor camino para el proceso de esta búsqueda de aprehensión de las interrelaciones de los temas tiene como punto de partida una reflexión crítica en torno a Educación y Calidad. No propiamente una reflexión crítica sobre la educación en sí o sobre la calidad sino en torno a la educación y calidad que nos remite a la Educación para la calidad, Calidad de la educación y Educación y calidad de vida."

Y algo que nos parece importantísimo en la revisión que plantea Freire se resumen en este párrafo que a continuación citamos:


"Me parece fundamental, en este ejercicio, dejar claro, que no puede existir una práctica educativa neutra, descomprometida, apolítica. La directriz de la práctica educativa que la hace trascender siempre en sí misma y perseguir un cierto fin, un sueño, una utopía, no permite su neutralidad. La imposibilidad de ser neutra no tiene nada que ver con la arbitraria imposición que hace el educador autoritario a 'sus' educando de sus opciones."

Continúa en su propuesta Freire cuando nos dice:


"Por esto el problema real que se nos presenta no es el de insistir en una terquedad que sin finalidad (la de afirmar la neutralidad imposible de la educación), sino, reconociendo su politicidad, luchar por la postura ético-democrática de acuerdo con la que educadoras y educadores, pudiendo y debiendo afirmarse en sus sueños, que son políticos, se imponen; por tanto:

1) dejar claro a los educadores  que hay otros sueños contra los que, por varias razones que deben ser explicadas, los educadores o las educadoras  pueden también luchar;

2) que los educandos tienen el derecho o deber de tener también sus sueños, aunque sean diferentes u opuestos a los de sus educadores."

En nuestro país, tiende a confundirse la visión política que tiene la educación con la visión político-partidista de quienes están en el poder, pero no podemos dejar de lado que un proyecto partidista está relacionado con un proyecto de vida social y con una visión de mundo o de sueños en el sentido social. Pero continuando con Freire en su ponencia (artículo) expresa:


"El respeto a los educandos no puede fundarse en el escamoteo de la verdad de la politización de la educación y en la afirmación de una mentira: en su neutralidad. Una de las cosas bonitas de la práctica educativa está exactamente en el reconocimiento y en la asunción de su politización que nos lleva a vivir el respeto real a los educandos al no tratar, de forma subrepticia o de forma grosera, de imponerles nuestro punto de vista. 

No puede haber camino más ético, más verdaderamente democrático que el  de testimoniar a los educandos cómo pensamos, las razones por las que pensamos de ésta o aquella manera, nuestros sueños, los sueños por los que luchamos, pero al mismo tiempo, dándoles pruebas concretas, irrefutables, de que respetamos sus opciones en oposición a las nuestras."

Luego Freire desarrolla en los párrafos siguientes una visión ontológica sobre la ética del educador, las cualidades de la educación primaria, segundaria y terciaria, que esperamos lean personalmente, pero para resaltar la visión que se quiere de educación y calidad, pasamos a citar la reflexión complexiva que inicia la disertación:

"A título de ejercicio acerca de las afirmaciones que vengo haciendo en este pequeño texto, reflexionemos un poco sobre el enunciado de los tres temas.

1) Educación para la Calidad

El enunciado deja claro que nos estamos refiriendo a una cierta educación cuyo objetivo es la calidad, una calidad fuera de la educación y no la 'calidad primaria' que la práctica educativa tiene en sí. Una cierta calidad con la que soñamos, un cierto objetivo. Mas, precisamente porque no hay calidad sustantiva, cuyo perfil se halle universalmente constituido, una calidad de la cual se diga: ésta es la calidad, tenemos que aproximarnos al concepto e indagar de qué calidad estamos hablando. Es exactamente cuando percibimos que hay calidades y calidades, en cuanto cualidad terciaria, quiero decir, valor que le atribuimos a los seres, las cosas, a la práctica educativa.

En los Estados Unidos, por ejemplo, hablan, de un tiempo para acá, de excelencia de la educación. Una cosa era lo que el presidente Nixon o el presidente Reagan entendían por excelencia de la educación y otra, opuesta, era y es lo que los pensadores radicales, como Giroux, Madleine Grumet, Michel Apple, MacLaren, Ira Shor, Donaldo Macedo o economistas como Martín Carnoy, Bowls, Ginties y científicos políticos como Stanley Aronowitz, alejados también de los pedagogos, piensan de la excelencia, por hablar sólo de estos.

Un elitista comprende la expresión como una práctica educativa que se centra en valores de las élites y en la negación implícita de los valores populares. El culto de la sintaxis dominante y el repudio, como fealdad y corrupción, de la prosodia, de la ortografía y de la sintaxis populares. Por otro lado, un demócrata radical, jamás sectario, progresivamente posmoderno, entiende la expresión como búsqueda de una educación seria, rigurosa, democrática, en nada discriminadora ni de los renegados ni de los favorecidos. Eso, sin embargo, no significa una práctica neutra, descubridora de las verdades, descifradora, iluminadora de las tramas sociales e históricas.

Una práctica fundamentalmente justa y ética contra la explotación de los hombres y mujeres y en favor de su vocación de ser más.

El mismo tipo de análisis se extiende a los temas 2 y 3.

El tema 2 dice:

2) Calidad de la Educación

Aparentemente aquí en el enunciado del tema 2, la palabra educación se refiere a una probable cualidad primaria del concepto de educación. En verdad, con todo, la explicación de la significación de la palabra calidad viene dada cuando el redactor del enunciado dice: relato de la experiencia de la Secretaría de la Educación Municipal de São Paulo. Deja claro, pues que no se trata de cualquier calidad de la educación, sino de una cierta cualidad, la que caracterizó y aún caracteriza la administración de la ciudad de São Paulo (Administración poetista de Luiza Erundina, (1989-1992). Esa administración, a su vez, no lucha por cualquier tipo de calidad, sino por cierta calidad de la educación: la democrática, popular, rigurosa, seria, respetuosa y estimuladora de la presencia popular en los destinos de la escuela que se va volviendo cada vez más una escuela alegre. Escuela alegre que Snyders tanto defiende.

El tercer tema,

3) Educación y Calidad de Vida

Se ofrece al mismo tipo de análisis y revela tanto como los otros la naturaleza política no sólo de la educación sino de la calidad, en cuanto valor.

Ahora, en el tema 3, el sustantivo calidad está limitado por una expresión restrictiva, la locución adjetiva de vida. Nada de eso, sin embargo, altera la naturaleza política de la calidad de la educación.

Calidad de la educación; educación para la calidad; educación y calidad de vida, no importa en qué enunciado se encuentren, educación y calidad son siempre una cuestión política, fuera de cuya reflexión, de cuya compresión , no nos es posible entender ni la una ni la otra. 

No hay, finalmente, educación neutra ni calidad por la que luchar en el sentido de reorientar la educación que no implique una opción política y no demande una decisión, también política, de materializarla."

Freire escribe esta disertación  en São Paulo, el 28 de septiembre de 1992, consideramos oportuno 22 años después y en vista del proceso de discusión que se adelanta en el país precisamente con este tema de la Calidad de la Educación, como parte de una propuesta de construcción de nuevos paradigmas para la sociedad socialista del siglo XXI.

Fuente:
Freire, Pablo. Política y Educación. Cuadernos de Educación N° 164. Editorial Laboratorio Educativo. Caracas, 2008  




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* reflexión entrelazada




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lunes, 1 de septiembre de 2014

Procesos de aprendizaje en la educación desde la TV

Canaima va a la Casa. 
Presentación del Proyecto Canaima Educativo. Venezuela



"La televisión es el espejo donde se refleja la derrota de todo nuestro sistema cultural"
Federico Fellini

 
 En la actualidad se habla de la TV como elemento educativo importante para la transformación social en Venezuela. Cosa que se ha estado desarrollar desde hace mucho tiempo atrás, aunque existen intereses que no les interesa promover una TV Educativa, para que la conciencia de la población se mantenga en los estadares del consumismo y del consumo de la mediocridad en los programas televisivos, todo enmarcado en la "industria del entretenimiento".

La televisión educativa hace referencia a toda emisión de programas por televisión dirigidos específicamente a potenciar la formación, con el objeto de fortalecer la identificación y reconocimiento de los valores culturales propios de la población, y asimismo optimizar los niveles educativos de determinados colectivos. 


Su eje sustancial es la referencia educativa. La televisión educativa está encaminada a potenciar formación, mejorar el estándar cultural, y optimizar los niveles bajo la referencia educativa. Sin embargo, parece aventurado pensar que estos fines sean en el sentido estricto, educación, pues el término de referencia educativa parece ambiguo. 


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Calicatura de Quino. Mafalda


Para definir la televisión educativa podríamos hacer una profunda disertación filosófica, pero consideramos más útil identificar algunas características que distinguen a la televisión educativa de otros tipos de televisión:

  • Es generada por instituciones educativas y es pieza integrante de un modelo pedagógico.
  • Se emplea como una herramienta en el proceso enseñanza-aprendizaje.
  • Está dirigida a públicos identificados por niveles y modalidades académicas que van desde el preescolar hasta el postgrado, y por perfiles que distinguen entre docente y alumno, o bien a otros ámbitos de educación no formal como la capacitación.
  • Generalmente se distribuye por sistemas de acceso restringido vía satélite o por cable, videoconferencias, videocasetes y aplicaciones multimedia, aunque algunas de sus producciones llegan también a sistemas de televisión abierta, lo cual es el ideal para una verdadera formación.  
Se han hecho un conjunto de experiencias significativas que ayuden en este proceso educativo. En el Museo de los Niños en Caracas, existe un estudio de TV, para acercar los niños a este tipo de espacio y que comprendan como funciona. Con las Canaimitas (computadoras para el aprendizaje de los niños, Proyecto Canaima del MPPE), un cojunto de videos y técnicas propias para hacerlo por parte de los niños, son parte de un sistema de aprendizaje, que a veces vemos sub-utilizados por las y los docentes. 

Algunos proyectos interesantes se desarrollaron en el país como: Televisión Educativa de Venezuela, es o fue una estación de televisión en Venezuela que es controlada y mantenida por el INCE (Instituto Nacional de Cooperación Educativa) actualmente INCES, una agencia gubernamental. Este puede ser visto por algunas comunidades rurales venezolanas, pero, el INCES espera que algún día llegue a tener alcance nacional, aunque su programción pudiera bien incorporarse a Conciencia TV. Los cuales con el tiempo se fueron desmantelando en lugar de reforzarse y adecuarse a los nuevos tiempos. Talvés producto del colonialismo cultural, la intención de suprimir las narrativas propias de tantas culturas diferentes nuestras,  por unas narrativas manipuladas del deber ser han generado conocidos y recreados problemas de comunicación entre nuestras sociedades, e intereses serviles a estas corrientes han desmantelado cualquier intento de una TV Educativa de calidad en el país y en Latinoamérica.

También en la actualidad esta Colombeia (La televisora educativa de Venezuela) es una cadena de televisión pan-latinoamericana que se transmite por satélite con sede en Caracas. Colombeia, es un canal educativo, que produce contenidos audiovisuales de tipo educativo, cultural e informativo, orientados al crecimiento profesional, la formación ciudadana y al desarrollo de valores humanos. El nombre de la televisora está inspirado en los archivos personales del prócer venezolano Francisco de Miranda, artífice de la independencia latinoamericana y creador de la Bandera Nacional, quien escribió y organizó, entre los años 1771 y 1810, 63 tomos para dejar constancia de sus acciones en pro de la independencia americana.



La Televisión Educativa persigue objetivos muy definidos en el campo educativo, que contribuyen de manera eficaz en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Su interés e intención es básicamente el de educar en un sentido amplio, ofreciendo a través de la televisión una serie de contenidos inmersos en cada uno de los niveles educativos, incorporando además conocimientos, valores y habilidades. (Abrego, 2000 p.10).

La televisión constituye una actividad de interés público que compete al Estado proteger y vigilar, su función social es:
  • Contribuir al fortalecimiento de la integración nacional y al mejoramiento de las formas de convivencia humana. 

  • Afirmar el respeto a los valores y principios de la moral social, la dignidad humana y los vínculos familiares. 

  • Evitar y contrarrestar las influencias nocivas o perturbadoras al desarrollo armónico de la niñez y la juventud. 

  • Contribuir a elevar el nivel de reconociemineto cultural del pueblo y a conservar las características nacionales, a las costumbres del país y sus tradiciones, los idioma establecidos en la Constitución  y a exaltar los valores de la nación.

  • Fortalecer las convicciones democráticas, participativas, protagonicas del pueblos, la unidad nacional y la amistad y cooperación internacionales.

Presentación del Proyecto Canaima Educativo. Venezuela

Porque habría que hacerse preguntas como: ¿qué queremos que vean  nuestro niños, niñas y jóvenes? ¿desde la escuela como orientamos sobre la TV, cosa que deberíamos establecer desde las aulas? ¿cuáles son las pautas que manejamos como docentes con respecto a la TV? ¿y cómo aprovechamos este recurso tecnológico en función de la enseñanza-aprendizaje en nuestras escuelas?  ¿tenemos conciencia los docentes de esta herramienta o sólo somos parte de los reproductores de una cociencia alienante desde la TV? ¿quienes deben estar detras de los contenidoas para la TV Educativa? ¿Las y los docentes hacen propuestas para programas educativos que apoyen su trabajo de formación?


2da Jornada de TV Educativa. Venezuela



Dejamos este análisis interesante de la mexicana Adrina Chavéz, para una discusión de nuestros docentes de UTIEB, sobre la televisión educativa en nuestra América.

Televisión Educativa o Televisión para Aprender



Por Adriana Chávez
Número 36

Introducción

A propósito de la gran variedad de programas de corte educativo que se han difundido por televisión desde los inicios de este medio, y con mayor fuerza a partir de los años setenta, cabe hacer un alto para reflexionar sobre lo que implica entender a la televisión en esos términos.

 
El presente texto recupera información relevante sobre la historia de la televisión educativa y con ello se intenta vislumbra una definición que permita distinguir entre lo que es realmente televisión educativa y aquello que no lo es.

A través de investigación bibliográfica y entrevistas a expertos, se obtuvieron diferentes definiciones del término que se articulan en el presente trabajo para dar una nueva aproximación a lo que se entiende por televisión educativa desde una mirada sistémica. Cabe aclarar que la distinción entre televisión educativa y televisión para el aprendizaje es sólo una propuesta, que independientemente de que sea aceptada o no por el lector, pretende dejar abierta la reflexión en torno al tema.
 
Palabras clave:
Comunicación, Educación, Comunicación Educativa, Televisión educativa, Televisión pública, Televisión privada, Televisión a distancia, Educación como constructo social, Enculturización, Televisión para el aprendizaje.



Televisión Educativa O Televisión Para Aprender
 
El encuentro entre comunicación y educación
Si bien la comunicación es un fenómeno que antecede al hombre (ser humano, agregamos), las prácticas comunicativas sólo se hicieron posibles gracias al paulatino desarrollo tecnológico y cultural, en tanto que los saberes comunicativos apenas alcanzan poco más de medio siglo. Las aportaciones teóricas en comunicación, hechas a lo largo de este tiempo generan una gran cantidad de definiciones de lo que es el término, sin embargo, una de las más recurrentes es aquella que regresa a sus orígenes etimológicos y se refiere al poner en común con el otro.

La educación por su parte, ha sido conceptuada infinidad de veces, desde los antiguos griegos hasta la actualidad, pero en general el discurso de la educación "se ha orientado siempre al desarrollo de las más altas virtudes humanas" (Byrd, 2000: 35). La relación entre comunicación y educación es una constante histórica en la cual, la primera es condición indispensable de la segunda, sin embargo, hasta principios del siglo XX no existía una vinculación directa.

Como objeto de estudio diferenciado, la comunicación educativa tiene sus orígenes en la década de los 20, a partir de que se le descubre y estudia por separado y se reconocen las posibilidades que ofrecen los instrumentos de comunicación masiva aplicados a la educación. Originalmente se le conocía como comunicación audiovisual o auxiliares de la enseñanza y no es hasta los años 70 cuando adopta el nombre de comunicación educativa. (Torres:1999, p.3)

En este nuevo paradigma que involucra a la educación con la tecnología, la educación se sirve de los medios de comunicación para incidir en un mayor número de personas, bajo condiciones espacio temporales accesibles y a partir de un lenguaje verbo audio visual. Los medios electrónicos no necesitan mayor instrucción para ser decodificados, de tal suerte que permiten difundir mensajes que de otro modo y por diversas cuestiones (geográficas, económicas o culturales) no hubiera sido posible. 

Al respecto, Francisco Sierra afirma que "la Comunicación Educativa ha sido, el marco de trabajo académico que ha tratado la compleja integración entre información, tecnología, educación y cultura, a partir de las relaciones existentes en esta materia iniciada con los programas de educación "en" "sobre", "a través" y "con" los medios y modernas tecnologías electrónicas de comunicación por el sistema formal de enseñanza" (Sierra, 2003:).

Algo similar propone un grupo de investigadores en comunicación de la ENEP Acatlán cuando mencionan que la comunicación educativa es una área interdisciplinaria que produce expresiones para la enseñanza considerando las condiciones de recepción y producción como aspectos relevantes para las tres áreas que maneja la comunicación educativa: En el aula, por los medios y para los medios. López, T. C. (1995).

Es propósito de este texto hacer una reflexión sobre la educación que se apoya en medios de comunicación como la televisión educativa, pues el discurso y la acción con fines educativos son mucho más que el soporte que se utiliza. Para ello es menester revisar el contexto en el que se da la televisión educativa y revalorar el concepto de educación. Cabe entonces preguntarse ¿qué es la televisión educativa?

Televisión y educación: un binomio de posibilidades.
A principios del siglo XX los avances tecnológicos se desarrollan de manera notable y como consecuencia las prácticas comunicativas se consolidan a partir de los medios de comunicación masiva existentes como la radio, la fotografía o el cine, siendo este último uno de los medios con mayores posibilidades en la educación.

Las imágenes en movimiento del cinematógrafo, casi a la par del surgimiento de la comunicación educativa, inician sus primeras proyecciones con fines educativos en 1922 a través de los talleres cinematográficos de la SEP. 

Con el propósito de fomentar el uso del cine como medio educativo se forma en 1933 la Sociedad Pro-Cine Educativo, y en la misma fecha la SEP produce su primera película: Pescadores, mejor conocida como Redes. 

El cine como medio de difusión educativa cede paulatinamente el paso a la transmisión sincrónica de sonidos e imágenes de recepción simultánea que ofrece la televisión. En México las transmisiones experimentales de González Camarena inician en 1946 por XHIGC. A partir de entonces el binomio televisión y educación inician el recorrido de las distintas experiencias que configuran la televisión educativa hasta nuestros días.

La primera demostración de televisión en blanco y negro con fines educativos se da a propósito de la VII Asamblea de Cirujanos, en el quirófano principal del hospital Juárez en 1948, y dos años después dan inicio de manera formal las primeras transmisiones de carácter comercial a través de XHTV, canal 4 de Televisión de México, S.A. propiedad de Rómulo O´Farril. Desde entonces la televisión se bifurca en dos sentidos: televisión pública o gubernamental y televisión privada.

Puesto que persiguen fines diferentes la televisión pública genera un tipo de mensajes encaminados a apoyar las distintas funciones del estado, en tanto que la televisión privada se dirige primordialmente a promover a sus anunciantes y ofrecer entretenimiento de manera masiva.
La experiencia muestra que la relación entre gobierno y medios de comunicación privados genera un tipo de ideología conveniente para la clase hegemónica que ayuda a mantener el estado de las cosas (status quo), mientras las voces disidentes y miradas subversivas en contra del sistema, han tenido que ver pasar varias décadas antes de encontrar una leve luz de esperanza en los medios de comunicación, pues las más de las veces la apertura de la información es sólo el espejismo de las válvulas de escape institucional.

 ***
Televisión para el aprendizaje
El aprendizaje en una capacidad biológica de los seres vivos que puede ser distinta en cada individuo y depende de la acomodación que se haga de la información nueva en la estructura cognitiva ya sea de manera memorística o significativa. De tal suerte que es posible aprender de cualquier experiencia de vida, y de aquellas que apelan a nuestros sentidos a partir de los medios de comunicación. 

Una televisión para el aprendizaje deberá tener presentes los valores y principios que sustentan su cultura y ayudar a promover actitudes y habilidades, aunque estas no sean avaladas por el sistema social.

Televisión educativa
Sin negar la influencia que ejerce la televisión (como medio de comunicación de masas) en el aprendizaje, los efectos que se producen no son necesariamente educativos, pues para ello, son indispensables algunos elementos cardinales. Es decir, siguiendo la explicación de Ochoa (2003, p.3), la televisión educativa debe diseñar programas con una intencionalidad clara y expresa; los planteamientos técnicos deben aparecer supeditados a los didácticos, de ahí que los contenidos y las audiencias aparecen delimitados. 

En el caso de la televisión educativa se utilizan medios y materiales complementarios, donde todos los elementos (códigos audiovisuales) se ponen al servicio de la educación-enseñanza-formación. El precio o la rentabilidad han de medirse con parámetros diferentes a los que se utilicen en la televisión comercial. Y los criterios de calidad han de privar sobre criterios de la audiencia.
La Televisión Educativa persigue objetivos muy definidos en el campo educativo, que contribuyen de manera eficaz en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Su interés e intención es básicamente el de educar en un sentido amplio, ofreciendo a través de la televisión una serie de contenidos inmersos en cada uno de los niveles educativos, incorporando además conocimientos, valores y habilidades. (Abrego, 2000 p.10).
Para la propuesta del presente texto, la definición anterior es útil para identificar lo que es la televisión educativa, pero quizás faltará agregar en esta cita que la existencia de un currículum que sustente los contenidos y la validación social en este proceso de enseñanza- aprendizaje es lo que le da el carácter de educativo a la televisión.

Al cuestionamiento sobre si ¿es posible la educación a través de un medio como la televisión?, Se puede afirmar que sí es posible, y hacerlo traerá consigo innumerables ventajas sobre todo para los sectores más marginados.

Sin embargo, hay quienes consideran que la educación sólo es posible en la escuela tradicional, en la cual se imparte el discurso verbal hegemónicamente sobre cualquier otro instrumento de lenguaje, y la riqueza de la labor docente estriba en mirar a sus alumnos, percibir y reconocer a quiénes se está educando.

Quizás las bondades de la educación presencial no sean sustituidas jamás por ningún medio, pero hay que reconocer el enorme impacto de los medios tecnológicos en la educación, no se trata de cambiar ante la necesidad de la eficientización de los tiempos, sino tomar en cuenta que la labor educativa puede llegar a más gente y de distintas formas a partir del lenguaje verbo audiovisual.
Es labor de quién participa en esta tarea tener en cuenta que la educación no es el medio sino el fin, y que un programa que promueva la educación o el aprendizaje, deberá reflexionar sobre las necesidades educativas con un fin social.

La labor de educar o promover el aprendizaje a partir de los medios es un reto constante. En el primer caso, la televisión educativa debe tener presente que es sólo una parte de un programa educativo más amplio, que responde a un currículum y esta validado socialmente. Mientras que en el caso de aquellos programas que apelan al aprendizaje, se deben tomar en cuenta infinidad de factores tales como: la edad del público al que van dirigidos, las habilidades, conocimientos y destrezas propias de esta edad, su nacionalidad, su cultura y su contexto o realidad inmediata, y con todos estos factores proponer programas que diviertan, propicien el aprendizaje y sean de calidad.

En ambos casos, se deben ofrecer los elementos necesarios para adoptar una postura ante la vida, de tal modo que quien sea educado o aprenda a partir de los medios tenga la capacidad de seleccionar de toda la gama de posibilidades existentes, aquellas que lejos de situarlo en la dinámica del mundo actual le de la posibilidad de elevar su espíritu a partir de la reflexión y el conocimiento y ¿ por qué no? creer en las utopías.



Ver completo en:
http://www.razonypalabra.org.mx/anteriores/n36/achavez.html

Pueden revisar también:


http://www.cnac.gob.ve/wp-content/uploads/2012/08/MESA_5.pdf

http://www.colombeia.edu.ve/tvweb/

http://www.aporrea.org/medios/a131586.html

http://www.aporrea.org/medios/n101666.html

http://es.slideshare.net/rengifocarlos/tv-y-radio-educativa

TV comunitaria en la parroquia San Agustín:


https://www.youtube.com/user/TVSASANAGUSTIN 

https://redpatria.org.ve/node/48270




Fuentes:
http://television-educativa.wikispaces.com/
http://es.wikipedia.org/wiki/Televisi%C3%B3n_Educativa
http://tv-educativa-noeden-noeden.blogspot.com/2009/07/tv-educativa-en-venezuela.html



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jueves, 28 de agosto de 2014

Hoy en San Agustín 28 de agosto

Una de las Herencias Europeas, es la celebración del santoral.

Agustín, obispo y doctor

SANTO/S DEL DIA Agostina, Agostino, Agusti, Agustín, Agustina, Antes, Emeter, Hermes, Linda, Septimio, Viviano,

Nombre:  SAN AGUSTÍN  Nombre en: MASCULINO

Fecha onomástica de este       santo :


28 de agosto
Explicación del nombre AGUSTIN. ¿Qúe significa AGUSTIN? :
Latín. Variante de Augusto. Significa "Aquel que es venerado”.
Este santo celebra su onomástica el 28 de agosto



San Agustín de Hipona

28 de agosto

Memoria de San Agustín, obispo y doctor eximio de la Iglesia, el cual, después de una adolescencia inquieta por cuestiones doctrinales y libres costumbres, se convirtió a la fe católica y fue bautizado por [san Ambrosio de Milán]. Vuelto a su patria, llevó con algunos amigos una vida ascética y entregada al estudio de las Sagradas Escrituras. Elegido después obispo de Hipona, en África, siendo modelo de su grey, la instruyó con abundantes sermones y escritos, con los que también combatió valientemente contra los errores de su tiempo e iluminó con sabiduría la recta fe. 



Obispo de Hipona y Doctor de la Iglesia

Martirologio Romano: Memoria de san Agustín, obispo y doctor eximio de la Iglesia, el cual, después de una adolescencia inquieta por cuestiones doctrinales y libres costumbres, se convirtió a la fe católica y fue bautizado por san Ambrosio de Milán. Vuelto a su patria, llevó con algunos amigos una vida ascética y entregada al estudio de las Sagradas Escrituras. Elegido después obispo de Hipona, en África, siendo modelo de su grey, la instruyó con abundantes sermones y escritos, con los que también combatió valientemente contra los errores de su tiempo e iluminó con sabiduría la recta fe (430).

Etimológicamente: Agustín = Aquel que es venerado, es de origen latino.

Fecha de canonización: Información no disponible, la antigüedad de los documentos y de las técnicas usadas para archivarlos, la acción del clima, y en muchas ocasiones del mismo ser humano, han impedido que tengamos esta concreta información el día de hoy. Si sabemos que fue canonizado antes de la creación de la Congregación para la causa de los Santos, y que su culto fue aprobado por el Obispo de Roma, el Papa.
 

Según su biografía:

San Agustín es doctor de la Iglesia, y el más grande de los Padres de la Iglesia, escribió muchos libros de gran valor para la Iglesia y el mundo.

Nació el 13 de noviembre del año 354, en el norte de África. Su madre fue Santa Mónica. Su padre era un hombre pagano de carácter violento.

Santa Mónica había enseñado a su hijo a orar y lo había instruido en la fe. San Agustín cayó gravemente enfermo y pidió que le dieran el Bautismo, pero luego se curó y no se llegó a bautizar. A los estudios se entregó apasionadamente pero, poco a poco, se dejó arrastrar por una vida desordenada.

A los 17 años se unió a una mujer y con ella tuvo un hijo, al que llamaron Adeodato. Estudió retórica y filosofía. Compartió la corriente del Maniqueísmo, la cual sostiene que el espíritu es el principio de todo bien y la materia, el principio de todo mal.

Diez años después, abandonó este pensamiento. En Milán, obtuvo la Cátedra de Retórica y fue muy bien recibido por San Ambrosio, el Obispo de la ciudad. Agustín, al comenzar a escuchar sus sermones, cambió la opinión que tenía acerca de la Iglesia, de la fe, y de la imagen de Dios.

Santa Mónica trataba de convertirle a través de la oración. Lo había seguido a Milán y quería que se casara con la madre de Adeodato, pero ella decidió regresar a África y dejar al niño con su padre.
Agustín estaba convencido de que la verdad estaba en la Iglesia, pero se resistía a convertirse.

Comprendía el valor de la castidad, pero se le hacía difícil practicarla, lo cual le dificultaba la total conversión al cristianismo. Él decía: “Lo haré pronto, poco a poco; dame más tiempo”. Pero ese “pronto” no llegaba nunca.

Un amigo de Agustín fue a visitarlo y le contó la vida de San Antonio, la cual le impresionó mucho. Él comprendía que era tiempo de avanzar por el camino correcto. Se decía “¿Hasta cuándo? ¿Hasta mañana? ¿Por qué no hoy?”. Mientras repetía esto, oyó la voz de un niño de la casa vecina que cantaba: “toma y lee, toma y lee”. En ese momento, le vino a la memoria que San Antonio se había convertido al escuchar la lectura de un pasaje del Evangelio. San Agustín interpretó las palabras del niño como una señal del Cielo. Dejó de llorar y se dirigió a donde estaba su amigo que tenía en sus manos el Evangelio. Decidieron convertirse y ambos fueron a contar a Santa Mónica lo sucedido, quien dio gracias a Dios. San Agustín tenía 33 años.

San Agustín se dedicó al estudio y a la oración. Hizo penitencia y se preparó para su Bautismo. Lo recibió junto con su amigo Alipio y con su hijo, Adeodato. Decía a Dios: “Demasiado tarde, demasiado tarde empecé a amarte”. Y, también: “Me llamaste a gritos y acabaste por vencer mi sordera”. Su hijo tenía quince años cuando recibió el Bautismo y murió un tiempo después. Él, por su parte, se hizo monje, buscando alcanzar el ideal de la perfección cristiana.

Deseoso de ser útil a la Iglesia, regresó a África. Ahí vivió casi tres años sirviendo a Dios con el ayuno, la oración y las buenas obras. Instruía a sus prójimos con sus discursos y escritos. En el año 391, fue ordenado sacerdote y comenzó a predicar. Cinco años más tarde, se le consagró Obispo de Hipona. Organizó la casa en la que vivía con una serie de reglas convirtiéndola en un monasterio en el que sólo se admitía en la Orden a los que aceptaban vivir bajo la Regla escrita por San Agustín. Esta Regla estaba basada en la sencillez de vida. Fundó también una rama femenina.


Fue muy caritativo, ayudó mucho a los pobres. Llegó a fundir los vasos sagrados para rescatar a los cautivos. Decía que había que vestir a los necesitados de cada parroquia. Durante los 34 años que fue Obispo defendió con celo y eficacia la fe católica contra las herejías. Escribió más de 60 obras muy importantes para la Iglesia como “Confesiones” y “Sobre la Ciudad de Dios”.

Los últimos años de la vida de San Agustín se vieron turbados por la guerra. El norte de África atravesó momentos difíciles, ya que los vándalos la invadieron destruyéndolo todo a su paso.

A los tres meses, San Agustín cayó enfermo de fiebre y comprendió que ya era el final de su vida. En esta época escribió: “Quien ama a Cristo, no puede tener miedo de encontrarse con Él”.
Murió el año 430, a los 76 años, 40 de los cuales vivió consagrado al servicio de Dios.

Con él se lega a la posteridad el pensamiento filosófico-teológico más influyente de la historia. 


Algunos motivos para leer una de las obras cumbre de San Agustín 

Es de esas cuatro o cinco obras que han definido el pensamiento occidental y han convertido a su autor, africano de nacimiento (cuando el Magreb era cristiano), en padre de Europa.

San Agustín, el cual muy pronto destacó por la agudeza de su inteligencia y por una sagaz imaginación, que le permitió plasmar un pensamiento muy original mediante una gran literatura.

Vivió en Madaura, Cartago (allí despertó su gran afición al teatro y a la retórica), Roma y Mediolanum (Milán), donde maduró su conversión y donde fue bautizado por su maestro San Ambrosio a la edad de 33 años. Su inquietud por la verdad fue una constante durante toda su vida. Lo que se rastrea muy bien en la lectura de las Confesiones (debo decir que los dos principales análisis de la memoria los harán Agustín de Hipona y Marcel Proust).

Primero por descubrir esa verdad, y más tarde por defenderla. El Hortensius de Cicerón fue quien le impulsó muy pronto al estudio voraz de la filosofía. Es conocido su maniqueísmo y su posterior escepticismo. Pero la influencia más decisiva será la neoplatónica, con Plotino como principal valedor.

En Agustín hay dos conversiones -que son una en el amor de Cristo-. Una conversión intelectual (con los neoplatónicos en vanguardia) y otra espiritual (con San Ambrosio). Todo ello podría decirse que fue cuajando en una visión existencialista del amor, en un análisis de la santidad como esencia de Dios y plenitud del hombre.

No otra cosa sostiene su obra La ciudad de Dios: el Amor como origen, explicación, evolución y sostén de la realidad y de la historia. Un texto que es a la vez apologético y dogmático, y que a su manera es deudor de las Repúblicas de Platón y de Cicerón. En La ciudad de Dios la cuestión de la relación entre razón y fe se trata bajo el aspecto de la relación entre fe y cultura. Agustín, que tanto hizo por fundar y promover una cultura cristiana, lo resuelve desarrollando tres grandes argumentos: la exposición fiel de la doctrina cristiana; la atenta recuperación de la cultura pagana (en lo que tenía de recuperable); y la demostración insistente de la presencia en la enseñanza cristiana de cuanto verdadero y válido había en aquella cultura. Eso sí, con la ventaja de encontrarse perfeccionado y sublimado.

Esta obra merece ser leída atentamente hoy como ejemplo y estímulo para profundizar el encuentro del cristianismo con las culturas de los pueblos. Vale la pena transcribir un importante texto de la misma: "La ciudad celeste... convoca a los ciudadanos de todas las naciones sin preocuparse de las diferencias de costumbres, leyes o instituciones... no suprime ni destruye cosa alguna de éstas; al contrario, las acepta y conserva todo lo que, aunque diverso en las diferentes naciones, tiende a un mismo fin: la paz terrena, pero con la condición de que no impida la religión que enseña a adorar a un solo Dios, sumo y verdadero".

Una obra mayor de la literatura y pensamiento universal. Y el lector debe seguir el ejemplo agustiniano: "Toma y lee".



Atributos que se les da a los santos.



La iconografía cristiana, especialmente durante la Edad Media, pretendía hacer accesible a los iletrados todo tipo de mensajes religiosos. Los atributos y otros recursos iconográficos son símbolos de los santos, que se fundamentan en las hagiografías y martirologios, a los que se suman todo tipo de fuentes, desde la Biblia y los evangelios apócrifos hasta las más variadas leyendas piadosas (especialmente la Leyenda Áurea de Jacopo da Voragine).

Los atributos de los santos o iconografía de los santos son las características identificativas de los mismos, como ciertos rasgos físicos (sexo, edad, barba o ausencia de ella, canas o calvicie), su vestimenta y ciertos objetos o animales aliados a su identificación.

Para reconocer a Agustín de Hipona se le establecen los siguientes atributos: 1° un Corazón ardiendo o traspasado por flechas, 2° un Libro, 3° Iglesia, pluma, cáliz, niño con una concha.


Los PADRES DE LA IGLESIA: SAN JERÓNIMO, SAN GREGORIO MAGNO, SAN AGUSTÍN.


Tres de los cuatro padres de la Iglesia Occidental. San Jerónimo caracterizado con el capelo cardenalicio, el león domesticado y la maqueta de la iglesia; San Gregorio Magno, el único Papa, con las vestiduras pontificales y la paloma símbolo de la divina inspiración que le dictaba sus textos y San Agustín, también con maqueta de la Iglesia y con el característico hábito negro de la Orden fundada por él.


Como doctores de la Iglesia, los tres sostienen una pluma de ave alusiva a sus escritos y de la palma de sus manos irradian rayos luminosos, símbolo que nos indica cómo con su doctrina sostuvieron e iluminaron la iglesia. La representación de los Padres de la Iglesia no es una práctica infrecuente en los retablos de la época. Por citar un ejemplo cercano, vuelven a aparecer en el retablo de la Transfiguración del Museo de Xàtiva, obra del mismo artista que los ejecuta para san Félix. Si en otros casos la inclusión de determinados santos en la polsera obedece a la popularidad de sus devociones o a la protección frente a enfermedades o males comunes, en este caso la presencia de los doctores de la iglesia posee una connotación de autoridad que contribuye a subrayar la importancia del retablo en que se incluya.



 
San Jerónimo    
 

     San Gregorio Magno

 San Agustín
  

Referencia sobre todo al género de pintura de santos en el arte cristiano occidental. Los iconos bizantinos tienen su propia tradición iconográfica, que muchas veces coincide, pero otras es diferente:



 En San Agustín:

San Agustín, atributos vestido de obispo y libro 












Atributos propios (mitra en calidad de obispo de Hipona, libro que alude a doctor de la Iglesia, junto con el corazón habitual en los escudos agustinos, y a los pies una iglesia que hace referencia a su papel como Padre Latino de la Iglesia).

















 Atributos propios:mitra en calidad de obispo de Hipona y corazón ardiente en la mano.


 

 

 

Parroquia San Agustín

Lo que hoy ocupa la Parroquia San Agustín fue hasta el primer cuarto del siglo XX un área de haciendas que entonces rodeaban la ciudad de Caracas, toda la zona formaba parte de la Parroquia Santa Rosalía. En las montañas de San Agustín se asentaron las primeras barriadas de Caracas a finales del siglo XIX, y a principios del siglo XX, los pobladores eran provenientes principalmente de los estados Miranda y Nueva Esparta. En 1917 se abre el Nuevo Circo de Caracas, una plaza de toros que luego funcionaría también como escenario de eventos musicales, políticos y culturales.

En 1876 bajo el gobierno de Guzmán Blanco, se comienza a fundar la primera parte de San Agustín, lo que comprendía de los pasajes 1 al 12. La construcción queda allí, hasta que en 1920 por iniciativa privada se comienza la construcción de la urbanización San Agustín del Norte cerca del Nuevo Circo.

En la década de los 1920 se establece en la urbanización El Conde la primera empresa radial de Venezuela que tenía por nombre Ayre, desarrollada por Juan Vicente Gómez y Asociados. En donde está Actualmente la Sede del Teatro Teresa Carreño se hallaba en la época de la Dictadura la Sede de la Seguridad Nacional

Debido al éxito por las ventas de las viviendas, se inició la construcción de otra urbanización en la zona este, separada por la Quebrada Catuche: El Conde. El desarrollo continuó y el 7 de diciembre de 1936 es cuando se decide segregar la zona de la Parroquia Santa Rosalía por decisión del presidente de la República Eleazar López Contreras. Mediante Decreto Oficial de Gaceta Municipal se crea La Parroquia San Agustín Como Parroquia Civil y Autónoma el 21 de Diciembre de 1936.


En las elecciones municipales de 1944 resultó electo el opositor y líder del partido Acción Democrática Rómulo Betancourt como concejal por San Agustín, derrotando al candidato del oficialista Partido Democrático Venezolano. En 1952 fue asesinado en San Agustín del Sur el también miembro de AD Leonardo Ruiz Pineda, presuntamente por órdenes del gobierno de Marcos Pérez Jiménez. (Aunque hay otras tesis que lo mata David Morales Bello, por rivalidades políticas entre los acciondemocrátista y los llamados, adecos)

En 1952 se construye la sede de la primera estación de Televisión de Venezuela, la Televisora Nacional de Venezuela, que desaparecería en la década de 1980. Actualmente Sede del Destacamento Nº 54 de la Guardia Nacional Bolivariana

A finales de 1960 se comienzan a desarrollar grandes edificaciones como el Complejo Parque Central, Hornos de Cal y La Yerbera, donde estaba antes el Estadio Cerveza Caracas, y otras más.

En 1969 se comienza a planificar la construcción del Complejo Parque Central sobre la urbanización El Conde, la obra es concluida por completo en 1983, cuando se termina de construir la Torre Este que junto a la Oeste gozaron del record de las torres más altas de Latinoamérica hasta 2003, cuando fueron desplazadas por la Torre Mayor en México.

Entre las principales urbanizaciones se encuentran San Agustín del Norte, San Agustín del Sur, El Conde y barrios o zonas populares como Hornos de Cal, La Charneca, El Mamón, El Manguito, Marín, Televisora, La Ceiba, El Dorado, Roca Tarpeya, entre otros; a futuro los Nuevos Urbanismos que se están por desarrollar a lo largo de la Avenida Bolívar.


Fuentes:
http://www.aniversalia.com/santo-de-san-Agustin-4093-
http://www.santopedia.com/santos/san-agustin-de-hipona
http://es.catholic.net/escritoresactuales/812/2808/articulo.php?id=31805
http://www.monover.com/calendario/28ago.htm
http://www.es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=687
http://es.wikipedia.org/wiki/Atributos_de_los_santos
http://deassidoyotrosecos.blogspot.com/2013/07/predela.html
http://www.seudexativa.org/Patrimonio_Artistico/Web%20Retablo%20Sant%20Feliu/Espejo_Epoca/Espejo_Epoca_5.htm
http://es.wikipedia.org/wiki/Parroquia_San_Agust%C3%ADn_%28Caracas%29

 
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