¿De dónde viene el dicho venezolano rodilla en tierra?
Esta es una breve historia sobre la expresión “Rodilla en tierra”
En la Batalla de Carabobo, el día 24 de junio de 1821,
cuando el Batallón Bravos de Apure trata de entrar a la sabana en la
vanguardia, el General realista Miguel De La Torre los bloquea con los
Batallónes Burgos, Infante y Hostalrich, 2.400 militares profesionales,
ordenados en cuadros que sabían disparar sincronizadamente, hicieron
retroceder 2 veces a los llaneros causando muchos muertos.
Pero Simón Bolívar tenía su carta bajo la manga.
La Legión Británica y el grito de guerra
Detrás de los Bravos de Apure había colocado a la Legión Británica, a quien les ordenó entrar en batalla ese mismo día.
Ellos penetraron al campo en perfecto orden con los fusiles al hombro, sonido de clarines y tambores y su abanderado, el teniente Charles Ashdown de 24 años, con el tricolor de 8 estrellas en la mano.
Los llaneros en desorden miraron aquello con sorpresa, pues nunca
habían visto a los ingleses pelear, y eso de ir a la guerra como en un
desfile les impresionó.
Uno que otro inglés caía muerto, pero la marcha seguía incolume.
Rodilla en tierra
Solo cuando llegaron a 80 yardas (73.15 metros) del enemigo, el comandante patriota de la Legión Ildeston Ferriar ordenó: KNEEL DOWN! (RODILLA EN TIERRA!).
Ahí
Ashdown clavó el asta del tricolor en el suelo y el corneta de 19 años
John Hill comenzo a tocar la marcha de rodilla en tierra para que lo
escucharán los 800 ingleses.
Estos organizados rápidamente pusieron rodilla en tierra la primera
fila, de pie la segunda fila y la tercera fila se movió dos pasos a la
derecha, todos apuntaron las armas, e Ildeston Ferriar ordenó FIRE..!
Los
fusiles Baker de la primera fila abrieron fuego, a los 5 segundos los
de la segunda y luego los de la tercera, para comenzar nuevamente con la
primera, enviando andanada tras andanada contra los españoles
convirtiéndose, cómo dice el historiador Tosta, en una máquina de
vomitar fuego que hizo una pared de defensa que impedía a los tres
Batallónes realistas avanzar.
Una tormenta de fuego
En esa tormenta de fuego que duró 15 minutos, murieron 156 soldados ingleses y 17 oficiales, incluyendo al mismo Ferriar.
Pero
el corneta Hill, un niño, siguió tocando el rodilla en tierra a pesar
de recibir dos tiros, hasta que los españoles retrocedieron.
Los llaneros estaban maravillados, entonces Bolívar, de acuerdo a su
plan magistral, ordenó a los Bravos de Apure la carga cuerpo a cuerpo
contra los realistas. Un tipo de orden que El Libertador solo dió a los
venezolanos, lanzarse sobre un ejército erizado de fusiles poniendoles
el pecho hasta llegar a sus filas.
Los llaneros de Páez
Los ingleses miraron ahora a los
criollos pasar corriendo, para arrojarse a la metralla enemiga con sus
lanzas en la mano Muchos llaneros cayeron, pero una vez encima de los
españoles salieron a relucir los machetes, entonces fueron los ingleses,
narra el británico Minchin, que estaba ahí, los sorprendidos y
admirados, al ver la capacidad de los llaneros para batirse bravamente
con varios hombres a la vez y darles muerte.
Historiadores
ingleses como Sinclair dicen Los venezolanos mataron a 3.000 hombres en
20 minutos”. Los oficiales del batallón elite realista: el Barbastro,
veterano de la guerra con Napoleón, ordenaron a sus hombres tirar las
armas y postrarse en señal de rendición.
Entonces Bolívar le ordenó a Paez parar la matanza. Eran las 12:30
del día 24 de junio de 1821 y una ligera lluvia caía sobre el campo
donde nacimos como país.
Fue una hazaña tan grande que unos muchachos sudamericanos de 23 años promedio (Paez tenía 29) derrotaran a la fuerza imperial.
Los titulares del mundo sobre Venezuela
El New York Gazette publicó en primera plana 10 días después “Aniquilado el Ejército Expedicionario de Tierra Firme por los Venezolanos” y 16 días después el Journal de Paris publicó para escándalo de toda Europa: “Destruido el Ejército Español en América por los Venezolanos”
La
frase RODILLA EN TIERRA es ejemplo de valentía pero también de orden,
disciplina y organización de esos voluntarios del Pueblo Inglés que
voluntariamente vinieron a luchar con Bolívar.
Las giguras de
Wilson, O’Leary, MacGregor, John Hill, Charles Ashdown, son tan
Venezolanos como muchos otros heroes de la independencia.
Un tributo a la Legión Británica
Aquí llegaron a pelear al lado de Bolívar, a quien amaban y muchos de ellos se quedaron en Venezuela para siempre.
A
lo que se le rinde tributo en el campo de Carabobo, esa tierra sagrada,
con la guardia permanente, no es a los próceres, sino al Soldado
Desconocido,
Ese venezolano como tú o como yo, que nadie sabe su nombre, pero ese día entregó su vida por la libertad.
Así pasó en Boyacá y en Pantano de Vargas. Los ingleses miraban
a los criollos pasar corriendo, para arrojarse a la metralla
enemiga con sus lanzas en la mano. Muchos llaneros como en otras batallas cayeron, pero una vez
encima de los españoles, salieron a relucir los machetes, y entonces
fueron los ingleses, según narra el británico Minchin, que estaba ahí, "los
sorprendidos y admirados", al ver la capacidad de los llaneros liderados
por el centauro de América, José Antonio Páez, para batirse bravamente
con varios hombres a la vez y darles muerte en cada batalla que participaban.
En ese día 7 de agosto de 1819, la fuerza combinada de Venezuela, Nueva Granada y las legiones británicas al mando de Simón Bolívar derrotaron a las fuerzas realistas en la Batalla de Boyacá. Bolívar y sus fuerzas luchaban por la independencia del norte de América del Sur de España.
Ya hoy sabemos que el aporte de extranjeros, básicamente británicos, fue
crucial, mas no decisivo en el triunfo de Carabobo el 24 de junio de
1821. También sabemos que eran mercenarios y que la “causa de la
libertad” solo la entendían si había la respectiva paga o los anhelados
ascensos militares, es decir, la obtención de privilegios. Edgardo
Mondolfi Gudat profundiza asertivamente este tema en su libro: El lado
oscuro de una epopeya. Los legionarios británicos en Venezuela, 2011.
Es común observar que
existe una tremenda confusión respecto a lo que comúnmente se llama “la
Legión Británica” al estudiar la historia de la independencia. Una de
las razones de estos equívocos es que la gente confunde “británico” con
“inglés”: Inglaterra es uno de los países que componen la Gran Bretaña:
los otros son Escocia, Gales e Irlanda del Norte
Las unidades llamadas
“británicas” que vinieron a Venezuela, no estaban integrados
exclusivamente por ingleses, mas bien, ingleses era lo que menos había
en esos cuerpos; la mayor parte de sus miembros eran irlandeses, también
había muchos escoceses, y alemanes como Juan Uslar, quien por cierto
fundó familia en Valencia, al igual que otro legionario de apellido
Hands, que tiene honorable descendencia en esta ciudad. Incluso una de
esas unidades que llegó a Venezuela estaba compuesta solamente
por soldados alemanes. Otra se llamaba “Legión Irlandesa” precisamente
por estar compuesta por elementos de esa nacionalidad.
Las unidades llamadas
“británicas” que vinieron a Venezuela, no estaban integrados
exclusivamente por ingleses, mas bien, ingleses era lo que menos había
en esos cuerpos; la mayor parte de sus miembros eran irlandeses, también
había muchos escoceses, y alemanes como Juan Uslar, quien por cierto
fundó familia en Valencia, al igual que otro legionario de apellido
Hands, que tiene honorable descendencia en esta ciudad. Incluso una de
esas unidades que llegó a Venezuela estaba compuesta solamente
por soldados alemanes. Otra se llamaba “Legión Irlandesa” precisamente
por estar compuesta por elementos de esa nacionalidad
mún observar que
existe una tremenda confusión respecto a lo que comúnmente se llama “la
Legión Británica” al estudiar la historia de la independencia. Una de
las razones de estos equívocos es que la gente confunde “británico” con
“inglés”: Inglaterra es uno de los países que componen la Gran Bretaña:
los otros son Escocia, Gales e Irlanda del Norte
La Legión Británica, mercenarios por la libertad
Al nombrar ciertos momentos de la lucha por la Independencia no se puede
evitar dejar de mencionar la actuación de la Legión Británica, estos
soldados estuvieron adscritos al Ejercito patriota desde 1817 y culmina
su actuación en las sabanas de Carabobo aquel glorioso 24 de Junio de
1821.
La Legión contribuyó positivamente a las victorias de Bolívar, pero al
principio por razones de adaptación, agreste escenario geográfico,
ofrecimientos que no se cumplieron dieron origen a ciertas
insubordinaciones y deserciones. Pasando estos últimos fueron muchos los
ingleses, irlandeses y escoceses que se adaptaron al medio venezolano
cubriéndose de gloria.
El agente venezolano Luis López Méndez en Inglaterra autorizado por el
Libertador desde Enero de 1817 para contratar un grupo de voluntarios
que vinieran a reforzar la tropa republicana. En buena hora para sus
propósitos ya que la terminación de las guerras del Imperio sigue
provocando la reducción de personal del ejército y de la marina
Británica.
Después de muchos contratiempos llegan a Venezuela los primeros
legionarios, a Angosturas de ahí a Apure y a los Llanos de Calabozo
donde está el Libertador en plena campaña. En el Hato de San Pablo entre
Calabozo y Ortiz, afines de 1818 los ingleses Capitán Wowel, Grant, Mac
Mullin y Brathwaite son presentados a Bolívar por Urdaneta. Luego llego
Thomas Ferriar, inmortalizado en Carabobo.
Se ven envueltos algunos de ellos en acciones contra los realistas,
incluyendo en el combate de La Puerta (Semen). En Angostura se organiza
dos nuevos cuerpos de combatientes. Uno al mando del Teniente Coronel
James Rooke y el otro al mando de los Coroneles Hippisley y Wilson.
Estando las tropas republicanas hostigadas en San Fernando por Morillo,
Páez deja la alternativa a los legionarios de quedarse o volverse a
Guayana.
Se producen una serie de divergencia entre Hippisley y Wilson, el
primero quiere regresar y el segundo quedarse y que lo reconozcan como
jefe. Hippisley vuelve a Angostura y quiere que Bolívar lo ascienda a
General de Brigada y formula otras reclamaciones pero el Libertador no
las admite, entonces el oficial británico renuncia.
Wilson desconoce la autoridad de Bolívar e induce a Páez a nombrarse
Jefe Supremo. Al conocer Bolívar esta sedición lo arresta, el llanero
afirma que se hizo sin su consentimiento.
De Junio a Noviembre de 1818 el Libertador reagrupa a los legionarios;
unos 120; en un destacamento llamado Dragones de la Guardia de Bolívar
que pone al mando de Rooke y Mackintosh.
El Libertador satisfecho con la conducta de los otros legionarios, sigue en la contratación de más militares extranjeros.
Cuando se reúne Bolívar con Páez en Apure recibe la noticia de la llegada de más contingentes de soldados británicos.
Los legionarios en campaña en los llanos soportan las inclemencias del
medio ambiente, pero se adaptan tanto que empiezan a llevar el atuendo
de los llaneros, pantalón hasta la rodilla, sombrero de paja y
alpargatas.
Bolívar resuelve llevar su campaña a Nueva Granada, parte desde el
pueblo de Mantecal, lo acompañan cuatro batallones, entre ellos
"Rifles", mandados por Sandes y La Legión Británica por James Rooke.
Otro batallón de legionarios al mando de Feriar, ha quedado encargado de
entretener a Morillo ocultando así los movimientos de ejército
libertador.
Sigue la expedición patriota y comienza el acceso a la cordillera, el
cansancio, el frío y el estado de debilidad de los soldados, faltos de
alimentos trae trágico resultado que cuando llegan al primer pueblo en
la faja occidental de los Andes los rigores del páramo ha hecho sucumbir
a centenares de soldados incluido a los de la Legión Británica. Estos
paladines entran en combate en Pantano de Vargas. Cuando la situación se
torna peligrosa para los patriotas y entra e ingresa el Coronel Rondon
que ataca destructoramente a los españoles, el Coronel Mackintosh que
asume el mando de la Legión; ya que Rooke cae herido y muere; atacan a
bayoneta a los realistas haciéndolos huir.
La Legión vuelve a batirse en Boyacá con un coraje y una efectividad igual que el batallón "Rifles".
El Libertador decreta que dicho cuerpo lleve en sus banderas y estandartes la inscripción: "Boyacá".
En Carabobo se vuelven a cubrir de gloria, al tener la firmeza para
sufrir el fuego y cargar con bayoneta ayudando así a resarcirse al
batallón "Apure".
En este campo el alto mando patriota dispone que el batallón de la
Legión Británica se distinga con el nombre inmortal de "Carabobo" y
veinte días después Bolívar concede a todos los legionarios la Estrella
de Libertadores de Venezuela. Estos sacrificados hombres contribuyen así
a la gloria y la existencia de su patria adoptiva.
Autor: José Rosario Araujo
Es común observar que
existe una tremenda confusión respecto a lo que comúnmente se llama “la
Legión Británica” al estudiar la historia de la independencia. Una de
las razones de estos equívocos es que la gente confunde “británico” con
“inglés”: Inglaterra es uno de los países que componen la Gran Bretaña:
los otros son Escocia, Gales e Irlanda del Norte
Puerta de Behobia de Irun, bajo el ataque de las fuerzas Reales Irlandesas, el 17 de mayo de 1837
Los historiadores suelen utilizar el nombre «Legión Británica»
como una expresión general para denominar a los Voluntarios de Gran
Bretaña, Irlanda y Hanover que sirvieron en la región septentrional de
América del Sur durante las guerras de la Independencia dentro de la
epopeya bolivariana. Esto ha hecho que muchos lectores creyeran que se
trató de una sola unidad combatiente. De hecho, no fue así, ni mucho
menos. En los momentos iniciales de la campaña una de las varias
unidades constituidas por extranjeros llevó el nombre de «Legión
Británica» pero este fue muy pronto cambiado a «Cazadores Británicos» y
aparte de este hubo cambios muy frecuentes en los nombres de las
unidades de voluntarios. Los nombres originales de los primeros cuerpos
reclutados fueron los siguientes: Primero de Húsares, Segundo de
Húsares, Húsares Rojos, Primero Venezolano de Rifles, Primero de
Lanceros, Artillería y Segundo de Rifles. La «Legión Irlandesa» incluía
las unidades siguientes: Lanceros, Primero de Fusileros, Primero de
Rifles, Segundo de Rifles, Infantería Ligera de Cundinamarca, Primero de
Infantería Ligera y Húsares de la Guardia. Las expediciones de Gregor
MacGregor incluían: Lanceros de Maceroni, Húsares, Artillería, Primero
de Lanceros, Rifles, Infantería Ligera de Salabrietta y el Regimiento de
Hibernia.
La primera sugerencia de reclutar en las islas Británicas voluntarios
para participar en las guerras de la Independencia suramericana fue
hecha en mayo de 1812 por Francisco de Miranda en una carta para un
periodista de Londres, pero pasos decisivos en ese sentido no fueron
dados sino en 1817. En enero de ese año, Simón Bolívar nombró agente de
Venezuela en Londres a Luis López Méndez y le ordenó que buscara
reclutas y adquiriese armas. El momento era muy propicio para esto,
pues, a causa de haber terminado en 1815 las guerras napoleónicas,
numerosos oficiales y soldados desmovilizados del ejército británico
estaban buscando empleo y los proveedores de los ejércitos disponían de
grandes cantidades de pertrechos militares que no habían alcanzado a
vender. Por otra parte, la opinión pública británica, incitada por
personajes tan conocidos como sir Robert Wilson (un miembro liberal del
Parlamento) y el almirante lord Thomas Cochrane, era ampliamente
favorable hacia los patriotas hispanoamericanos. Este ambiente fue
además incentivado mediante el hábil uso de la prensa a favor de aquella
causa. Hasta entonces habían sido casi siempre individuos aislados los
que se habían alistado en las fuerzas primero de Miranda y después de
Bolívar, principalmente desde las Antillas británicas, pero en 1817 la
situación cambió y el reclutamiento se verificó por unidades enteras o
por cuadros completos para formar cuerpos en América. En mayo de ese
año, Gustavus Mathias Hippisley, un oficial del ejército británico que
estaba a media paga, le ofreció a López Méndez alistar un cuadro de
oficiales, sargentos y cabos para reclutar y adiestrar en Venezuela un
regimiento de húsares. Su ofrecimiento fue aceptado de inmediato y muy
pronto empezaron a ser reclutadas también otras unidades: 3 regimientos
más de caballería, uno de rifles y un cuerpo de artillería. Los
organizadores tuvieron tanto éxito y tantos oficiales a media paga se
alistaron para el servicio de los patriotas, que las autoridades
inglesas se alarmaron. En septiembre se dio la orden de que los
oficiales que se alistasen para servir a una potencia extranjera sin
permiso especial del Príncipe Regente, perderían su media paga; pocos
días después se dispuso que los oficiales del ejército británico no
podían salir de Gran Bretaña sin la autorización del Soberano. Pero todo
esto no impidió que el alistamiento continuase, por lo cual el
embajador de España en Londres, duque de San Carlos, se quejó al
gobierno británico de esa situación. Había también grandes intereses
comerciales británicos en juego. Varios comerciantes y armadores
financiaron las expediciones, al recibir de López Méndez la promesa de
que el gobierno de Venezuela los reembolsaría cuando los buques llegaran
a Suramérica. Entre otras, la expedición de Hippisley continuó adelante
y a fines de noviembre de 1817 todo estaba listo para emprender la
salida, cuando el Príncipe Regente publicó una proclama que prohibía
cualquier reclutamiento. Ante esta circunstancia, los buques de la
expedición de Hippisley zarparon inmediatamente, con tal premura, que
algunos de los voluntarios se quedaron en tierra, aunque al parecer las
autoridades no hicieron nada para impedir la salida de la expedición.
Los barcos se encontraron envueltos en una tremenda tempestad y
alrededor de 200 reclutas para el Segundo Venezolano de Húsares,
perecieron cuando el Iridian
naufragó cerca de la costa francesa. En total, fueron unos 800
voluntarios los que cruzaron el Atlántico en esa ocasión. Al llegar a
las Antillas se encontraron con muchas dificultades: 2 buques fueron
embargados por haber infringido las leyes de navegación, y otros
problemas surgieron debido a que existían disposiciones que prohibían la
exportación de armas desde Gran Bretaña a Suramérica. Al quedarse la
expedición por un tiempo en las islas, se produjeron numerosas
deserciones y hubo bastantes enfermos, por lo cual, solo unos 240
voluntarios llegaron hasta el fin del viaje en el continente. Los
primeros, que pusieron pie en Angostura en enero de 1818, fueron
enviados de inmediato Orinoco arriba hacia el Apure, donde bajo el mando
de James Rooke, quien se había alistado recientemente por su cuenta en
el ejército de Bolívar, combatieron en la batalla de Semén. Hippisley no
llegó sino en abril, pero después de un enfrentamiento con Bolívar,
regresó a su país sin haber combatido.
La parte de la Legión Irlandesa que había llegado a Margarita en 1819
y comienzos de 1820, se hallaba muy disminuida por las enfermedades y
deserciones hacia marzo de ese último año, cuando se embarcaron hacia
Río Hacha, junto con fuerzas margariteñas, algunos hombres de la
expedición de English que habían sido dados de alta en el hospital de la
isla y un grupo de Infantes de Marina del coronel Thomas Jackson.
Después de haberse apoderado de Río Hacha sin resistencia, penetraron
hacia el Sur unos 250 km, a la región de Valledupar, donde debían
encontrarse con otra columna, en la cual figuraba el batallón Rifles; el
jefe de esta columna, coronel Francisco Carmona, se retrasó y la
conexión no se produjo. Los irlandeses se vieron obligados a regresar a
la costa, debido a los ataques realistas contra su línea de
abastecimiento. En aquella ciudad, rechazaron un asalto de los
españoles, pero después se amotinaron exigiendo su paga, su prest y sus
raciones. La población fue saqueada y quemada. Cuando estos hechos se
produjeron, la Legión Irlandesa se hallaba en un estado deplorable, y un
tercio de su fuerza había muerto o regresado a su tierra. Los restantes
se apoderaron de varios buques y fueron a parar a Jamaica, de donde
muchos de ellos fueron trasladados posteriormente a Terranova y Canadá.
Una unidad de la Legión Irlandesa que permaneció leal a la República con
el coronel Francis Burdett O'Connor se quedó en Tierra Firme y sirvió
bajo las órdenes del general Mariano Montilla en Turbaco, durante el
sitio de Cartagena. Posteriormente, algunos de los oficiales
sobrevivientes se incorporaron al batallón Rifles. En cuanto a
D'Evereux, este solo llegó a Suramérica cuando ya su Legión se había
desbandado y de hecho, nunca tuvo servicio activo ni llegó a combatir.
De los 5.300 voluntarios aproximadamente, que pusieron pie en América
del Sur, muy pocos fueron los que regresaron a sus hogares de Gran
Bretaña e Irlanda. Aunque muchos murieron en combate o a consecuencia de
heridas recibidas peleando, probablemente es correcto decir que la
mayoría fueron víctimas de enfermedades tropicales y de la dureza de las
condiciones de las campañas. Su resistencia se vio debilitada por falta
de alimentación y vestido apropiados, así como por la escasez de
medicinas disponibles: sucumbieron a la malaria, fiebre amarilla,
cólera, disentería, fiebre tifoidea, tifus, y otros flagelos, y
particularmente, a las úlceras propias del trópico, que segaron las
vidas de centenares de ellos, especialmente, durante las largas marchas.
Los médicos, que en total fueron más de 150, hicieron lo que pudieron,
pero prácticamente todos perecieron, igual que sus pacientes. Es
necesario recordar, también, que no menos de 600 o 700 hombres de todas
graduaciones se alistaron en las Fuerzas Navales republicanas. Aunque
sirvieron, muchos de ellos, con valor y dedicación a la causa de la
Independencia, su historia es distinta de la Legión Británica. Su
reclutamiento se llevó a cabo de muy diversas maneras, unas veces
individualmente (especialmente en el caso de los oficiales), y otras
veces, por tripulaciones enteras que conducían a Venezuela u otros
lugares de Suramérica los buques en que iban a combatir. En la Marina
patriota, al lado de ingleses, escoceses e irlandeses sirvieron gentes
de otras nacionalidades, tales como: italianos, franceses,
norteamericanos, en proporción mayor a lo que ocurría en las fuerzas
terrestres. Entre otras oportunidades, los voluntarios que combatieron
en las Fuerzas Navales tuvieron notable participación en la batalla del
lago de Maracaibo el 25 de julio de 1823.
Entre los escasos sobrevivientes de la Legión Británica que
permanecieron en América, algunos alcanzaron elevadas situaciones en los
ejércitos patriotas u ocuparon altos cargos en los gobiernos de los
nuevos estados. Pueden mencionarse el general Daniel Florencio O'Leary,
el general Juan Úslar, el general Arturo Sandes, el general Tomás Carlos
Wright, el general Francis Burdett O'Connor, el capitán de navío Walter
Dawes Chitty, el coronel Guillermo Smith, el general Carlos Minchin,
entre otros. El 15 de diciembre de 1827, Simón Bolívar le escribió al
rey Jorge IV de Inglaterra, lo siguiente: «Colombia desmerecería todos
los goces de un gobierno propio si al disfrutar de tan preciosos bienes
pudiese olvidar la cooperación que obtuvo de algunos denodados amigos de
la humanidad oprimida. Es imposible recordar los auxilios que nos
prestaron los extraños, sin excitar nuestro reconocimiento la resolución
de muchos súbditos de V.M. que, impelidos exclusivamente de su noble
generosidad, vinieron a participar de nuestras fatigas, de nuestras
privaciones y de nuestra suerte. Sujetáronse a severas penas,
permaneciendo al lado de nuestros compatriotas y, entre sobrellevarlas o
abandonar la causa de todo un continente, no dudaron sus corazones
virtuosos. Mas, su falta parece borrada por la amistad que V.M. dispensa
a los nuevos Estados americanos. Ellos, sin embargo, sufren todavía la
pena que en 1819 se impuso a los súbditos británicos que tomasen parte
en contiendas extranjeras: castigo que les es tanto más sensible cuanto
que con él sufren el desagrado de V.M. -Señor, a nombre de mis
compañeros de armas, a nombre de Colombia agradecida, imploro la gracia
de V.M. en favor de aquellos generosos auxiliares.- De V.M. buen amigo y
devoto servidor, Simón Bolívar».
Autor: Eric Lambert
_________________________
Fuentes:
http://tuneraencienfuegos.blogspot.com/2013/04/venezuela-y-cuba-rodilla-en-tierra-por.html
https://cienciaconciencia.org.ve/expresion-popular-venezolana-rodilla-en-tierra/
https://reportecatolicolaico.com/2022/07/02/de-donde-viene-verdaderamente-la-frase-rodilla-en-tierra/
https://correodelara.com/los-mitos-de-la-legion-britanica/
https://cuerposocorro.blogspot.com/2020/06/el-27-de-junio-de-1806-en-buenos-aires.html
https://elretohistorico.com/la-ridicula-legion-britanica-que-combatio-a-los-carlistas-cap-6/
https://bibliofep.fundacionempresaspolar.org/dhv/entradas/l/legion-britanica/
http://www.laverdad.com/opinion/95567-carabobo-1821-cuando-la-legion-britanica-fue-inmolada.html
https://elinformatedigital.com/la-legion-britanica-e-irlandesa-en-latinoamerica/
https://www.aporrea.org/actualidad/a295379.html
Urdaneta, Rafael, “Memorias” Imprenta y Litografía del Gobierno Nacional. Caracas 1888