LAS FIGURINAS FEMENINAS DE LAS SOCIEDADES PREHISPANICAS
Lelia Delgado. Antropóloga y arqueóloga
NOTAS PARA UNA INDAGACIÓN ICONOGRÁFICA
En la base de toda iconografía subyacen interpretaciones del mundo mediadoras, entre las formas particulares de la conciencia social y la base material en la que está inscrito todo trabajo humano.
Nuestro interés por conocer la compleja constelación de relaciones que se da al interior de las sociedades que representan la figura femenina de lo que hasta hoy llamamos “Arte Prehispánico Venezolano”, nos llevan a discutir sobre ciertas precisiones conceptuales.
En primer lugar, debemos descartar que entendemos lo estético como forma de relación de los hombres con sus producciones materiales y que éstas varían de acuerdo con las convenciones de la cultura y necesariamente, con el grado de desarrollo histórico de las sociedades.
Lo estético, a diferencia de lo artístico, puede entenderse como un conjunto de derivaciones sensitivas las cuales no establecen formulaciones intencionales de realización. De esta manera, no todas las producciones estéticas son necesariamente artísticas ya que, el arte propiamente dicho, corresponde a un momento determinado de la historia de occidente. En el caso que nos ocupa, una indagación sobre la iconografía femenina prehispánica, estaremos apuntando hacia fenómenos fundamentalmente estéticos.
Si bien lo específico de lo estético es lo sensorial y lo sensible, que se expresa a veces en formas de consumo directas y no verbalizables, también es cierto que dichas manifestaciones se materializan en objetos cuya significación debe ser entendida en el marco de la cultura que los produce, como particularidades fenomenológicas y singulares, cuyo carácter explicativo de procesos sociales no tiene relevancia como se ha querido ver sino que, por el contrario, hay que conocer en primera instancia el desarrollo histórico de las sociedades para luego discurrir sobre dimensiones formales que permitan ampliar el contexto de dicha significación.
Panovsky ha definido la iconografía como “la rama de la historia del arte que se ocupa del asunto o significación en contraposición a la forma” (Panovsky, E., 1979: 45). Señala que para interpretar los hechos iconográficos es necesario conocer las fuentes literarias de donde se nutren; evidentemente su proposición se refiere al arte occidental. En este sentido, Alcina Franch amplía el concepto de iconografía refiriéndose a los condicionantes de la cultura en la que se produce el hecho artístico. Para su estudio propone un modelo analítico que se inicia por un “reconocimiento pre-iconográfico de la realidad artística observable, de manera tal que tales elementos fácticos o expresivos queden plenamente demostrados. Sobre esta base y contando con las fuentes literarias o artísticas, se pasaría a una descripción temática y culturalista profunda, de manera que la descripción quedase perfectamente inscrita en un contexto cultural depurado. Finalmente, sobre ambos peldaños bien consolidados, se podría pasar a una interpretación o explicación iconológica” (Alcina Franch, J., 1982: 219).
A tal fin Alcina elabora el siguiente esquema:
NIVEL
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ANTROPOLOGÍA
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CRITICA DE ARTE
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Explicativo
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Etnología
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Iconología
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Descripción
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Etnografía
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Iconografía
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Observación
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Trabajo de campo
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Pre-iconografía
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(Alcina, op. Cit: 219)
Conocemos la dificultad de encontrar instrumentos metodológicos que nos permitan analizar los hechos estéticos, sobre todo los de las sociedades sin historia escrita, tanto antiguas como del presente. Las proposiciones clásicas ya de la iconografía, a pesar de ser ésta una rama sumamente nueva de la historia del arte, resultan difíciles de aplicar en la vía de encontrar interpretaciones verosímiles a la complejidad morfológica y significativa de las figuraciones femeninas prehispánicas, ya que éstas apelan a un bagaje de interpretación “dudoso” como es la “intuición sintética” o la “familiaridad con las tendencias esenciales de la mente humana”, pues consideramos que tales “tendencias” aluden a principios universales de la conciencia que a nuestro modo de ver son atemporales y ahistóricos.
Indígena Yanomami
El modelo propuesto por Alcina Franch, nos acerca a una cuestión que hemos planteado anteriormente, como es una posible lectura antropológica del arte, sistematizando dicha lectura a partir de la incorporación al estudio de la historia del arte, del instrumental analítico de la Antropología cultural.
Figurinas prehispánicas
Otra precisión importante en la vía de una indagación sobre la significación de las figuraciones femeninas y su inscripción en la cultura, sería decir que entendemos por cultura en un sentido antropológico: “toda aquella acción material, intelectual y espiritual que el hombre realiza y que lo distingue, por medio de esta labor creativa y creador, del resto de las especies del reino animal al cual pertenece”; en tal sentido, la cultura tiene dos aspectos en tanto que expresión fenoménica, “uno estático o sincrónico, desde el cual se abordan las peculiaridades culturales en un momento histórico y uno dinámico o día sincrónico que la explica como proceso dialéctico” (Sanoja, M., comunic. Person.).
Siguiendo el modelo analítico antes mencionado, el nivel de observación estaría dado por una descripción “pseudoformal”, cuyo bagaje para la interpretación debería surgir de la experiencia sensible que deviene de la observación de tales figurinas, a partir de la cual entraríamos en el segundo nivel que es el iconográfico propiamente dicho.
Guapa Yecuana. Detalle. Colección FMN-Museo de Ciencias
Para una indagación a este nivel, proponemos, en primera instancia, establecer las determinantes de la forma y, en segunda instancia, una revisión de fuentes escritas y orales, que en nuestro caso, serían tanto etnográficas como etnohistóricas con sus subsecuentes comparaciones. La aproximación sensible a las figuraciones no amerita mayor explicación pues nos hemos familiarizado por distintas vías con lo que normalmente se ha dado en llamar las “Venus Prehispánicas”. Estas figurinas, a primer vista, parecieran tener elementos comunes: sin embargo, una segunda mirada nos llevará a buscar las conexiones entre sus elementos formales, sus constantes y sus variaciones.
La determinación formal que presentamos, es fundamentalmente plástica; ella se aleja en gran medida de los análisis formales y técnicos de la arqueología, pues nuestro interés va dirigido a reconocer el objeto en tanto que imagen o icono y la posibilidad de relacionarlo con los contextos culturales en los cuales se ubica.
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