martes, 9 de septiembre de 2014

A propósito de Política y Educación de Paulo Freire

Hemos estado revisando algunos textos para documentarnos sobre la calidad en la educación, y en el libro Política y Educación de Paulo Freire, publicado por Editorial Laboratorio Educativo como Cuadernos de Educación N° 164. Se recoge una ponencia de Freire sobre Educación y Calidad, de la cual citamos algunos párrafos que creímos importante poner en la mesa para la discusión que se establece en el país en este tema de discusión de importancia en el proceso de cambio de paradigmas en nuestra educación parroquial, también recomendamos su lectura completa del libro a los docentes, pues es un material de gran provecho en la formación:

"Educación para la Calidad

Calidad de la Educación

Educación y Calidad de Vida"

Son las premisa donde se fundamenta Freire, para iniciar su ponencia y luego establece sus criterios al respecto:


"En este primer momento del Encuentro, hacemos, como debe ser, una reflexión complexiva* sobre el tema de tal manera que podamos pasar de un tema a otro, aprehendiendo o predisponiéndonos a aprender para captar sus necesarias interrelaciones.

Creo sin embargo -expresa Freire-, que el mejor camino para el proceso de esta búsqueda de aprehensión de las interrelaciones de los temas tiene como punto de partida una reflexión crítica en torno a Educación y Calidad. No propiamente una reflexión crítica sobre la educación en sí o sobre la calidad sino en torno a la educación y calidad que nos remite a la Educación para la calidad, Calidad de la educación y Educación y calidad de vida."

Y algo que nos parece importantísimo en la revisión que plantea Freire se resumen en este párrafo que a continuación citamos:


"Me parece fundamental, en este ejercicio, dejar claro, que no puede existir una práctica educativa neutra, descomprometida, apolítica. La directriz de la práctica educativa que la hace trascender siempre en sí misma y perseguir un cierto fin, un sueño, una utopía, no permite su neutralidad. La imposibilidad de ser neutra no tiene nada que ver con la arbitraria imposición que hace el educador autoritario a 'sus' educando de sus opciones."

Continúa en su propuesta Freire cuando nos dice:


"Por esto el problema real que se nos presenta no es el de insistir en una terquedad que sin finalidad (la de afirmar la neutralidad imposible de la educación), sino, reconociendo su politicidad, luchar por la postura ético-democrática de acuerdo con la que educadoras y educadores, pudiendo y debiendo afirmarse en sus sueños, que son políticos, se imponen; por tanto:

1) dejar claro a los educadores  que hay otros sueños contra los que, por varias razones que deben ser explicadas, los educadores o las educadoras  pueden también luchar;

2) que los educandos tienen el derecho o deber de tener también sus sueños, aunque sean diferentes u opuestos a los de sus educadores."

En nuestro país, tiende a confundirse la visión política que tiene la educación con la visión político-partidista de quienes están en el poder, pero no podemos dejar de lado que un proyecto partidista está relacionado con un proyecto de vida social y con una visión de mundo o de sueños en el sentido social. Pero continuando con Freire en su ponencia (artículo) expresa:


"El respeto a los educandos no puede fundarse en el escamoteo de la verdad de la politización de la educación y en la afirmación de una mentira: en su neutralidad. Una de las cosas bonitas de la práctica educativa está exactamente en el reconocimiento y en la asunción de su politización que nos lleva a vivir el respeto real a los educandos al no tratar, de forma subrepticia o de forma grosera, de imponerles nuestro punto de vista. 

No puede haber camino más ético, más verdaderamente democrático que el  de testimoniar a los educandos cómo pensamos, las razones por las que pensamos de ésta o aquella manera, nuestros sueños, los sueños por los que luchamos, pero al mismo tiempo, dándoles pruebas concretas, irrefutables, de que respetamos sus opciones en oposición a las nuestras."

Luego Freire desarrolla en los párrafos siguientes una visión ontológica sobre la ética del educador, las cualidades de la educación primaria, segundaria y terciaria, que esperamos lean personalmente, pero para resaltar la visión que se quiere de educación y calidad, pasamos a citar la reflexión complexiva que inicia la disertación:

"A título de ejercicio acerca de las afirmaciones que vengo haciendo en este pequeño texto, reflexionemos un poco sobre el enunciado de los tres temas.

1) Educación para la Calidad

El enunciado deja claro que nos estamos refiriendo a una cierta educación cuyo objetivo es la calidad, una calidad fuera de la educación y no la 'calidad primaria' que la práctica educativa tiene en sí. Una cierta calidad con la que soñamos, un cierto objetivo. Mas, precisamente porque no hay calidad sustantiva, cuyo perfil se halle universalmente constituido, una calidad de la cual se diga: ésta es la calidad, tenemos que aproximarnos al concepto e indagar de qué calidad estamos hablando. Es exactamente cuando percibimos que hay calidades y calidades, en cuanto cualidad terciaria, quiero decir, valor que le atribuimos a los seres, las cosas, a la práctica educativa.

En los Estados Unidos, por ejemplo, hablan, de un tiempo para acá, de excelencia de la educación. Una cosa era lo que el presidente Nixon o el presidente Reagan entendían por excelencia de la educación y otra, opuesta, era y es lo que los pensadores radicales, como Giroux, Madleine Grumet, Michel Apple, MacLaren, Ira Shor, Donaldo Macedo o economistas como Martín Carnoy, Bowls, Ginties y científicos políticos como Stanley Aronowitz, alejados también de los pedagogos, piensan de la excelencia, por hablar sólo de estos.

Un elitista comprende la expresión como una práctica educativa que se centra en valores de las élites y en la negación implícita de los valores populares. El culto de la sintaxis dominante y el repudio, como fealdad y corrupción, de la prosodia, de la ortografía y de la sintaxis populares. Por otro lado, un demócrata radical, jamás sectario, progresivamente posmoderno, entiende la expresión como búsqueda de una educación seria, rigurosa, democrática, en nada discriminadora ni de los renegados ni de los favorecidos. Eso, sin embargo, no significa una práctica neutra, descubridora de las verdades, descifradora, iluminadora de las tramas sociales e históricas.

Una práctica fundamentalmente justa y ética contra la explotación de los hombres y mujeres y en favor de su vocación de ser más.

El mismo tipo de análisis se extiende a los temas 2 y 3.

El tema 2 dice:

2) Calidad de la Educación

Aparentemente aquí en el enunciado del tema 2, la palabra educación se refiere a una probable cualidad primaria del concepto de educación. En verdad, con todo, la explicación de la significación de la palabra calidad viene dada cuando el redactor del enunciado dice: relato de la experiencia de la Secretaría de la Educación Municipal de São Paulo. Deja claro, pues que no se trata de cualquier calidad de la educación, sino de una cierta cualidad, la que caracterizó y aún caracteriza la administración de la ciudad de São Paulo (Administración poetista de Luiza Erundina, (1989-1992). Esa administración, a su vez, no lucha por cualquier tipo de calidad, sino por cierta calidad de la educación: la democrática, popular, rigurosa, seria, respetuosa y estimuladora de la presencia popular en los destinos de la escuela que se va volviendo cada vez más una escuela alegre. Escuela alegre que Snyders tanto defiende.

El tercer tema,

3) Educación y Calidad de Vida

Se ofrece al mismo tipo de análisis y revela tanto como los otros la naturaleza política no sólo de la educación sino de la calidad, en cuanto valor.

Ahora, en el tema 3, el sustantivo calidad está limitado por una expresión restrictiva, la locución adjetiva de vida. Nada de eso, sin embargo, altera la naturaleza política de la calidad de la educación.

Calidad de la educación; educación para la calidad; educación y calidad de vida, no importa en qué enunciado se encuentren, educación y calidad son siempre una cuestión política, fuera de cuya reflexión, de cuya compresión , no nos es posible entender ni la una ni la otra. 

No hay, finalmente, educación neutra ni calidad por la que luchar en el sentido de reorientar la educación que no implique una opción política y no demande una decisión, también política, de materializarla."

Freire escribe esta disertación  en São Paulo, el 28 de septiembre de 1992, consideramos oportuno 22 años después y en vista del proceso de discusión que se adelanta en el país precisamente con este tema de la Calidad de la Educación, como parte de una propuesta de construcción de nuevos paradigmas para la sociedad socialista del siglo XXI.

Fuente:
Freire, Pablo. Política y Educación. Cuadernos de Educación N° 164. Editorial Laboratorio Educativo. Caracas, 2008  




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* reflexión entrelazada




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