lunes, 29 de octubre de 2018

Simón Rodríguez, maestro de generaciones repúblicanas



A Simón Rodríguez  no se le ha dado la importancia profunda que como educado se merece, la visión de las clases dominantes ha sido solo etiquetarlo como el "Maestro del Libertador", nuestros educadores no lo estudian en su pensamiento liberador y solo se le recuerda como una efemérides.  Desde que fue desterrado Bolívar por acción de la Cosiata, también fue desterrado en su pensamiento profundo Rodríguez, pero la historia tiene sus reveses y dos siglos después su propuesta educativa ha resurgido con tanta vigencia que se sigue haciendo cada día más uno de los maestros de América libertaria y revolucionaria.

Algo de su Vida
Simón Narciso de Jesús Carreño Rodríguez nació en Caracas el 28 de octubre de 1769 y es reconocido principalmente por ser el tutor del Libertador Simón Bolívar, luego de que el Cabildo de Caracas le ofreciera un puesto en la Escuela de Lectura y Escritura para Niños. 
Para ese entonces, el maestro Rodríguez contaba apenas con 21 años de edad.
Rodríguez fue autor de tres libros fundamentales: Sociedades Americanas, El Libertador del Mediodía de América y Luces y Virtudes Sociales.
Con 27 años de edad, fue forzado a exiliarse tras comprobarse su participación en la Conspiración de Gual y España. Este hecho ocurrió en el año 1797.
Simón Rodríguez se exilió en Jamaica donde cambió su nombre a Samuel Robinson. En 1804, casi 10 años después de ser su maestro, vuelve a encontrarse con Simón Bolívar, en esta oportunidad en París. Además, fue testigo del juramento que hizo el Libertador en el Monte Sacro de Roma, donde juró que emanciparía a América del yugo español.

Primeros años
Simón Rodríguez nació, en Caracas el 28 de octubre de 1769.​ Este párvulo expósito tuvo por nombre Simón Narciso de Jesús, de lo que se corrige su fecha de nacimiento, si se considera que el 28 de octubre es el día de san Simón Apóstol y el 29, el día de san Narciso de Jerusalén. Se asume, pues, que de acuerdo a la tradición de nombrar a los expósitos según el santoral, Simón Rodríguez nació la noche del 28 al 29 de octubre de 1769.

Tuvo por padre a un clérigo nombrado Carreño, cuyo apellido llevó don Simón por algún tiempo; pero que cambió después por el de Rodríguez. [...] Don Simón no fue hijo único; tuvo un hermano, llamado Cayetano, que de afición llegó a ser el mejor músico de Venezuela.

Amunátegui, quien fuera el primer biógrafo de Simón Rodríguez, probablemente se haya basado en el testimonio de Andrés Bello, a quien conoció en Santiago de Chile. Y es que Andrés Bello y Simón Rodríguez habían sido vecinos en Caracas, habitando ambos en casas del Callejón de la Merced, frente a la iglesia del mismo nombre. Andrés Bello se crio en la casa de su abuelo, el gran pintor Juan Pedro López; Simón y Cayetano vivieron en la casa del sacerdote Alejandro Carreño.​
Arturo Uslar Pietri​ y más recientemente Rafael Fernández Heres​ han rechazado la idea de que Simón Rodríguez haya sido hijo natural de un sacerdote católico.
Sin embargo, la tradición ha dado por cierto que Simón Rodríguez y Cayetano Carreño fueron hijos naturales del sacerdote Alejandro Carreño y Rosalía Rodríguez, y así lo recogen tanto Arístides Rojas ―quien afirma haber recibido sus datos del último hijo sobreviviente de Cayetano Carreño (también llamado Cayetano), sobrino de Simón Rodríguez―como Ramón de la Plaza. Sea como fuere, el hecho es que Simón y Cayetano se criaron juntos, y fueron conocidos en Caracas como «los hermanos Carreño».
Cotejando los censos de la parroquia de la parroquia Altagracia es posible arrojar luz sobre la crianza de Simón Rodríguez. En las matrículas de los años 1774, 1775 y 1776 aparecen los párvulos expósitos Simón y Cayetano, registrados en casa de Rosalía Rodríguez, viuda, quien era hija de un propietario de haciendas y ganaderías en los llanos del Guárico, descendiente de canarios. No es descabellado suponer que hacia 1780 ―luego del matrimonio de Rosalía Rodríguez con Ignacio Abay― los niños Simón y Cayetano hayan tenido que cambiar de hogar. Y en efecto, la matrícula de 1790 de la parroquia de Altagracia registra a los jóvenes en casa del sacerdote Alejandro Carreño. En 1791, luego de la muerte de Alejandro Carreño, los hermanos quedaron bajo la tutela de su tío materno, el sacerdote Juan Rafael Rodríguez, canónigo doctoral de la catedral y hermano de Rosalía Rodríguez. Simón y Cayetano ocuparon una casa en la «calle segunda de norte a sur... cuadra de Nuestra Señora de la Salud»​ (hoy esquinas de Ibarras a Madrices), casa en la que probablemente vivieron juntos hasta el casamiento de Cayetano en 1794.


Maestro

En mayo de 1791 ―cuando ya tenía 21 años― el Cabildo de Caracas le dio un puesto como profesor en la Escuela de Lectura y Escritura para Niños. En esta escuela tuvo la oportunidad de ser el tutor del futuro libertador Simón Bolívar.
El tutor de Bolívar, Carlos Palacios y Blanco, decidió enviar a Bolívar a vivir con Simón Rodríguez porque no podía atenderlo personalmente. Ante la perspectiva de vivir con Rodríguez, el 23 de julio de 1795 Bolívar escapó de la casa de su tío Carlos para refugiarse en la casa de su hermana María Antonia, quien ejerció su custodia temporal, hasta que la Real Audiencia de Caracas resolvió el litigio judicial y devolvió a Carlos Palacios la custodia de Bolívar. Este trató de resistirse pero fue sacado por la fuerza de casa de su hermana y llevado en volandas por un esclavo hasta la humilde casa de Rodríguez. Bolívar tuvo que compartir el espacio con otros veinte niños en una casa no apta para ello, y por ello escapó de allí un par de veces, en las que terminó volviendo por orden de los tribunales. En 1794, Simón Rodríguez presentó un escrito crítico, Reflexiones sobre los defectos que vician la escuela de primeras letras en Caracas y medios de lograr su reforma por un nuevo establecimiento. Fuertemente influenciado por el Emilio de Jean-Jacques Rousseau, Simón Rodríguez desarrolló una revolucionaria concepción de lo que debía ser el modelo educativo de las naciones americanas. En 1824, el mismo Bolívar ―en carta al general Santander― decía que su maestro «enseñaba divirtiendo». Este espíritu que intentaba romper con las rígidas costumbres educativas del colonialismo español se reflejaría en toda la obra y el pensamiento de Simón Rodríguez.

El Educador de América:


Los aportes de Don Simón Rodríguez, fueron de mucha importancia que para aquella época nadie lo vio de esta manera, ya que lo calificaron de loco debido a que sus ideas eran muy avanzadas para aquel tiempo. Estos aportes reflejaban como estaría mejor organizada la educación según Simón Rodríguez, y como lograr implantarla en Venezuela con las mejores bases para que así los niños pudieran recibirla desde muy temprana edad. Para América Latina el fue un gran ilustre de la educación destacando por su profundo conocimiento de la sociedad hispanoamericana, se caracterizó toda su vida por seguir apasionadamente su ideal de pensar yensenar en libertad plena. Su vida estuvo dominada por la pasión de las letras.
El ser humano en su educación, siempre está expuesto y sujeto a condicionantes internas y externas, formales y extra formales, a transposición de pensamientos, concepciones, métodos e incluso técnicas, sujetas a paradigmas que no son producto de sus propios procesos y cuya universalización ha surgido e impuesta por la fuerza de los centros en los que se han originado, es decir sujetos a la intencionalidad de otros agentes que planifican su educación desde lo lejano, desde lo extraño, con transposición, ciencia prestada al igual que de técnicas, métodos y hasta instrumento, tal transposición ha llevado a sustituir, obviar o ignorar sus propios valores y baluartes.
La concepción holística del ser humano en desarrollo exige la articulación y continuidad pedagógica, la cual debe permitir el fortalecimiento de cada educando como persona, el conocimiento de sus propias capacidades y competencias, su formación dentro del concepto de progresividad por periodos de vida, que considera lo antrópico, social, cultural y geohistórico. El proceso educativo debe estar estrechamente vinculado al traba"o a fin de armonizar educación con las actividades productivas propias del desarrollo social, local, regional y nacional como lo establecen las ideas pedagógicas de Simón Rodríguez

Pero si enfocamos la educación desde una concepción humana, integral como la visualizaba Simón Rodríguez con sus ideas innovadoras el cual observaba el proceso educativo, con un cabal concepto del significado del traba"o, de la igualdad y justicia y no como una mera transmisión de conocimientos deberíamos tener gente al final del proceso que puedan crear un modelo de equilibrio social a favor del colectivo.



“No hay interés donde no se estribé el fin de la acción. Lo que no se hace sentir no se entiende, y lo que no se entiende no interesa. Llamar, captar y fijar la atención, son las tres partes del arte de enseñar.”

IDEAS Y PENSAMIENTOS DE SIMÓN RODRÍGUEZ

Rodríguez quería que la educación, en Venezuela y América, se impartiera con calidad, en torno al desarrollo personal de los individuos, su capacidad de comprender y analizar la sociedad en la que viven, su desarrollo humano y personal en el contexto del desarrollo social y comunitario inspirado en principios y valores como la igualdad, la equidad, libertad, emancipación social y humana. Una educación que permita a cada uno desarrollar a plenitud sus talentos y construirse como persona y ciudadano solidario y productivo. Que le enseñe a ser, a convivir, a aprender y a trabajar. En fin, una educación que le enseñe a cada individuo crecer y desarrollarse como persona y a preocuparse por su entorno social, que le enseñe los valores y principios de su sociedad. Formar individuos que enfrenten al mundo valiéndose de sus destrezas y habilidades. Formar personas pensantes que no se valgan solo de la memoria y por ultimo que se les enseñe a trabajar y a valorar su trabajo. Y con estas bases se contrita una genuina Educación de Calidad.

Bases para una Educación de Calidad.
1.- Educación para formar personas y auténticos ciudadanos.
2.- Educación que enseñe a aprender
3.- Educación que enseñe a trabajar y a valorar el trabajo y al trabajador.


1.- Esta primera dimensión está orientada a formar y educar para formar persona y auténticos ciudadanos 

Con una educación en los valores de la convivencia, Rodríguez estaba convencido de que era urgente emprender un proyecto educativo diferente que, pues bajo retórica e principios y proclamas, seguía intacta la vieja estructura de servidumbre. La independencia no había desmantelado el viejo orden colonial, para ser eficaz este proyecto educativo tenía que ser propio, original, hecho en la propia entraña americana.
El fin primordial de la educación es formar ciudadanos y es por eso que todos deben tener acceso a ella, ya que, como decía Rodríguez "sin educación popular no habrá verdadera sociedad…". Esta educación debe estar vinculada a la solidaridad que se expresa en las múltiples y pequeñas dimensiones del vivir y convivir diario.
Para tener personas y auténticos ciudadanos, debemos superar la pobreza y profundizar la democracia, y esto requiere de un proceso simultáneo.
La democracia se puede construir dependiendo de nuestra actitud, de nuestra voluntad, de nuestra voluntad de cooperación, de nuestro respeto, de nuestra responsabilidad, de nuestra solidaridad. Podemos hacer una escuela y una universidad diferente, de docentes, de administrativos, de representantes y comunidad que tengan en su horizonte los intereses de la mayoría y la construcción y vivencia de la genuina democracia.

2.- La segunda dimensión de una educación de calidad es ENSEÑAR A APRENDER.

Educar no es transmitir paquetes de información para que los alumnos memoricen, sino provocar las ganas e aprender, hacer que los alumnos sientan interés de aprender y que sean capaces de comprender analizar la información que necesitan. De nada sirve llenarlos de informaciones inútiles que no vayan a se capaces de comprender y que solo les sirva para memorizar, ya que no queremos convertirlos en máquinas memorizadotas de conceptos, términos y palabras que con frecuencia ni siquiera entienden, sino convertirlos en seres que tengan la capacidad y la habilidad de buscar, comprender y analizar la información y la puedan devolver en forma personal y coherente. Esto supone desarrollo de las destrezas básicas: lectura, escritura, expresión oral, escucha, informática, observación, estimación, cálculo,pensamiento, ubicación en el espacio y en el tiempo, es decir destrezas lingüísticas, matemáticas, tecnológicas y científicas, tales destrezas los ayudaran a aprender dentro y fuera del sistema educativo.

3.- La EDUCACIÓN QUE ENSEÑE TRABAJAR Y A VALORAR EL TRABAJO Y AL TRABAJADOR

Era la tercera dimensión que con mayor esfuerzo quería impulsar Rodríguez y quizás la que le trajo más problemas y dificultades, por parte de la sociedad, ya que no estaban dispuestos a enviar a sus hijos a escuelas donde se le ponía a trabajar, de ahí gran parte de los fracasos de Rodríguez, que nunca renunció a su propuesta educativa, de unir la instrucción académica con el aprendizaje de oficios mecánicos y agrícolas, es decir la creación de escuelas-talleres. Toda su vida fue promotor de unir la escuela y el trabajo. Por ello cuando regresa a América en 1823, establece una escuela en Bogotá (Colombia) donde los estudiantes además de formarse intelectualmente y aprender a vivir en sociedad, debían aprender un oficio mecánico, pero la aristocracia de la capital neogranadina no estaba preparada para aceptar las ideas sobre la educación que busca introducir al trabajo. Escandaloso le debió resultar el nombre de "Casa de Industria Pública", en vez de escuela o colegio. Así el proyecto fracasa, como también el que emprendió en Chiquisaca años más tarde.
Rodríguez insistió con renovada pasión en la necesidad de una educación práctica, útil, que remedie necesidades concretas, en conclusión una educación de calidad.

El Samuel Robinsón de las Américas


Su participación en la Conspiración de Gual y España, descubierta en julio de 1797, en contra de la corona española lo obligó a renunciar a su cargo de maestro y huir del territorio venezolano, con 27 años.

En 1797, en la villa de Kingston (en la isla de Jamaica), cambió su nombre a Samuel Robinsón. Después de permanecer algunos años en los Estados Unidos, en 1801 viajó a Francia. En 1804, con 34 años, se encontró en París con Simón Bolívar (21 años), de quien había sido maestro poco más de diez años antes.​
El año anterior (1803) Bolívar había viajado a Europa desolado porque el 22 de enero de 1803 había fallecido en Caracas su esposa madrileña, con la que estuvo casado apenas unos meses.
Al año siguiente (1805) viajaron juntos a Italia. En Milán fueron testigos presenciales de la coronación de Napoleón Bonaparte como rey de Italia y de Roma. El 15 de agosto de 1805, Rodríguez fue testigo del famoso juramento de Bolívar sobre el monte Sacro (en Roma), en donde se comprometió a liberar a toda América de la corona española.1​ Simón Rodríguez lo registró para la Historia. Bolívar regresó a Venezuela al año siguiente (1806).
Entre 1806 y 1823, mientras se libraba gran parte de la Guerra de Independencia en su natal Venezuela, Rodríguez vivió en Italia, Alemania, Rusia, Prusia y Países Bajos. Luego daría su opinión sobre este periodo de tiempo diciendo:
Permanecí en Europa por más de veinte años; trabajé en un laboratorio de química industrial […]; concurrí a juntas secretas de carácter socialista […]. Estudié un poco de literatura, aprendí lenguas y regenté una escuela de primeras letras en un pueblecito de Rusia.
Simón Rodríguez2

Regresa a América en 1823, usando el nombre de Simón Rodríguez nuevamente. En 1824 establece en Colombia la primera «escuela-taller». Atiende al llamado hecho por Bolívar desde el Perú, y es nombrado «Director de la Educación Pública, Ciencias, Artes Físicas y Matemáticas» y «Director de Minas, Agricultura y Vías Públicas» de Bolivia.
En 1826, establece una segunda escuela-taller como parte del proyecto para toda Bolivia. Pero el Mariscal Antonio José de Sucre, presidente de Bolivia desde octubre de 1826, no tenía una buena relación con él, por lo que Rodríguez dimitió el mismo año, trabajando el resto de su vida como educador y escritor, viviendo alternadamente entre Perú, Chile y Ecuador. Muy importante es su trabajo titulado Sociedades Americanas, dividido en varias ediciones publicadas en Arequipa (1828), Concepción (1834), Valparaíso (1838), y Lima (1842). El texto insiste en la necesidad de buscar soluciones propias para los problemas de Hispanoamérica, idea que sintetiza su frase:

Simón Rodríguez vivió sus últimos años en Ecuador.
La América española es original, originales han de ser sus instituciones y su gobierno, y originales sus medios de fundar uno y otro. O inventamos, o erramos.3

Otra obra importante fue El Libertador del Mediodía de América y sus compañeros de Armas (de 1830), un alegato sobre la lucha social que emprendía Bolívar en esa época.



Años de lucha
En los años finales de su vida dio clases en varios colegios de Quito y Guayaquil (Ecuador); debido a un incendio que azotó esta ciudad, gran parte de su obra quedó hecha cenizas.4
En 1853 emprendió su último viaje rumbo a Lima (Perú) al lado de su hijo José, y de Camilo Gómez, un compañero de este, en Paita mantuvo contacto con la heroína sudamericana Manuela Sáenz quien también se encontraba exiliada allí. La muerte lo sorprendió el 28 de febrero de 1854, con 84 años, en el caserío de Amotape, a orillas del río Chira.5​ Fue asistido por Camilo Gómez.
El Panteón Nacional fue inaugurado el 28 Octubre de 1875 bajo el mandato presidencial de Antonio Guzmán Blanco. Lugar de honor y resguardo de los restos de heroínas y héroes de la patria. En 1954, se trasladaron allí los restos del maestro Simón Rodríguez.


Notas:
1. Grigulévich, Iósif (1988): Luchadores por la libertad de América Latina (pág. 90). Moscú.
2. Rumazo González, A. (2005). Simón Rodríguez, maestro de América. Caracas: Biblioteca Ayacucho. pp. 85-86.
3. Rumazo González, A. (2005): Simón Rodríguez, maestro de América (pág. 237). Caracas: Biblioteca Ayacucho, 2005.
4. Morales, Fabio (2005): "Cronología de Simón Rodríguez". Citado por Rafael Ramón Castellanos en: Simón Rodríguez. pensador universal y pulpero de Azángaro (pág. 17). Caracas (Venezuela): Fogade, 2005.
5. El pequeño diccionario Larousse ilustrado 2008 (pág. 1647). ISBN 970-22-1428-9.
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Algunas Fuentes:

https://es.wikipedia.org/wiki/Sim%C3%B3n_Rodr%C3%ADguez
https://es.scribd.com/document/328290252/Aportes-de-Simon-Rodriguez-a-La-Educacion
http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/252506
https://www.monografias.com/trabajos38/simon-rodriguez/simon-rodriguez2.shtml


miércoles, 26 de septiembre de 2018

SIMÓN BOLÍVAR- CARTAS A MANUELA SÁENZ




Carta a doña Manuela Sáenz
                                                                                  Bucaramanga, 3 de abril de 1828.


A Manuela Sáenz

Albricias:

Recibí, mi buena Manuela, tus tres cartas que me han llenado de mil afectos: cada una tiene su mérito y su gracia particular. No falté a la oferta de la carta, pero no vi a Torres y la mandé con Ur., que te la dió. Una de tus cartas está muy tierna y me penetra de ternura, la otra me divirtió mucho por tu buen humor y la tercera me satisface de las injurias pasadas y no merecidas. A todo voy a contestar con una palabra más elocuente que tu Eloisa, tu modelo. Me voy para Bogot4. Ya no voy a Venezuela. Tampoco pienso en pasar a Cartagena y probablemente nos veremos muy pronto. ¿Qué tal? ¿no te gusta? Pues, amiga, así soy yo que te ama de toda su alma.

BOLÍVAR


Texto Completo




                                                                                           Ibarra, 6 de octubre 1826.

A Manuela Sáenz

Mi encantadora Manuela:



Tu carta del 12 de septiembre me ha encantado: todo es amor en ti. Yo también me ocupo de esta ardiente fiebre que nos devora como a dos niños.
Yo, viejo, sufro el mal que ya debía haber olvidado. Tú sola me tienes en este estado.
Tú me pides que te diga que no quiero a nadie. ¡Oh! no, a nadie amo: a nadie amaré.
El altar que tú habitas no será profanado por otro ídolo ni otra imagen, aunque fuera la de Dios mismo. Tú me has hecho idólatra de la humanidad hermosa o de Manuela.
Créeme: te amo y te amaré sola y no más. No te mates.
Vive para mí, y para ti: vive para que consueles a los infelices y a tu amante que suspira por verte.
Estoy tan cansado del viaje y de todas las quejas de tu tierra que no tengo tiempo para escribirte con letras chiquiticas y cartas grandotas como tu quieres.
Pero en recompensa si no rezo estoy todo el día y la noche entera haciendo meditaciones eternas sobre tus gracias y sobre lo que te amo, sobre mi vuelta y lo que harás y lo que haré cuando nos veamos otra vez. No puedo más con la mano.
No sé escribir. Tu Bolívar.



                                                                                Plata, 26 de noviembre 1825


A Manuela Sáenz

Mi amor:


¡Sabes que me ha dado mucho gusto tu hermosa carta! Es muy bonita la que me ha entregado Salazar. El estilo de ella tiene un mérito capaz de hacerte adorar por tu espíritu admirable. Lo que me dices de tu marido es doloroso y gracioso a la vez. Deseo verte libre pero inocente juntamente; porque no puedo soportar la idea de ser el robador de un corazón que fue virtuoso, y no lo es por mi culpa.

 No sé como hacer para conciliar mi dicha y la tuya, con tu deber y el mío: no sé cortar este nudo que Alejandro con su espada no haría más que intrincar más y más; pues no se trata de espada ni de fuerza, sino de amor puro y de amor culpable: de deber y de falta: de mi amor, en fin, con Manuela la bella.




Texto Completo


                                                                                                         Julio de 1828
A Manuela Sáenz

El hielo de mis años se reanima con tus bondades y gracias. Tu amor da una vida que está espirando. Yo no puedo estar sin ti, no puedo privarme voluntariamente de mi Manuela. No tengo tanta fuerza como tú para no verte: apenas basta una inmensa distancia. Te veo aunque lejos de ti. Ven, ven, ven luego.
tuyo del alma.

BOLÍVAR

                                                         MANUELA SAENZ
                                                    Por: MYRIAM LUZ JARAMILLO GIRALDO

Patriota ecuatoriana (Quito, 1797 Paita, Perú, 1856), compañera del Libertador Simón Bolívar. "Caballeresa del sol" fue el nombre que recibió Manuela Sáenz al recibir la más alta condecoración que el Perú revolucionario concedía a los militantes de la causa patriota, la Orden del Sol. "La Sáenz" era como la llamaban despectivamente los que no la querían (los enemigos de Bolívar, que no eran pocos), y como ella misma se llamaba para demostrar su desprecio por ellos y por las «preocupaciones sociales, inventadas para atormentarse mutuamente», según sus palabras.

 "La libertadora" fue el epíteto que recibió después de que le salvara la vida a Simón Bolívar la noche del 25 de septiembre de 1828. "Amable loca", "Manuelita la bella", son otros de los calificativos con los que se conoce a Manuela Sáenz, la mujer que acompañó a Bolívar en los últimos ocho años de su vida (1822-1830), que promovió activa y beligerantemente la independencia del territorio suramericano y que sufrió por su efímera homogeneidad política. 

La fecha exacta de su nacimiento, al igual que la de su muerte, es incierta. En algunos libros se lee 1797-1856, en otros, 1798-1859, otros dicen que iba con el siglo. Su lugar de origen tampoco se sabe con certeza, esto ni a ella misma le importaba, pues declaraba:

...«Mi país es el continente de América. He nacido bajo la línea del Ecuador». Sin embargo, el dato más aceptado es Quito, 1797 - Paita, 1856. Su padre fue Simón Sáenz y Vergara, un español miembro del Concejo de la ciudad de Quito, capitán de la milicia del rey y recaudador de los diezmos del reino de Quito, casado con Juana María del Campo. Joaquina Aispuru era su madre, quiteña, que legó a Manuela el odio de su familia por haberla deshonrado con un amor ilícito.

En 1822, a los veinticuatro años, Manuela ya era la esposa de un acaudalado comerciante inglés, James Thorne, natural de Aylesbury. Era señora de una gran casa en Lima y de otra en las afueras (Magdalena); había sido condecorada con la Orden del Sol, el 23 de enero de 1822, por haber convencido a su medio hermano, un capitán del regimiento de Numancia del ejército realista, y a los demás oficiales de la unidad, para que se pasaran al campo de los patriotas. Este año, Manuela Sáenz regresó a Quito, al encuentro del Libertador y de la proclama de la libertad de la ciudad y la incorporación oficial del país a la República de la Gran Colombia. 

El 16 de junio de 1822, en el baile de gala con el que se celebró la liberación, conoció a Simón Bolívar. Desde este día, se convirtió en su sombra: fue la última mujer con quien Bolívar sostuvo un amor continuo desde la muerte de su esposa, María Teresa del Toro, veinte años antes; fue su confidente, cuidó y salvaguardó sus archivos, protegió su vida, y sus intereses políticos fueron los de ella. 

Manuela volvía a una ciudad que la había despreciado por haber abandonado el convento de Santa Catalina en 1815, su hogar desde que murió su madre, para irse con un oficial de la Guardia Real, Fausto D'Elhúyar. Este hecho hizo que su condición de hija ilegítima fuera esgrimida con vehemencia por una sociedad intolerante que siempre la llamó "bastarda" y la expulsó de su seno. 

Ahora volvía a hacerlo, pues Manuela repetía la historia con el Libertador. Desde este día, la vida de Manuela se regiría por la de Bolívar. Antes se había regido por la de su padre, cuando concertó su matrimonio en Panamá, a donde viajó al ser expulsada del convento. James Thome intentó lo propio, pero ni aun los derechos conyugales se lo permitieron.
En 1823 Bolívar fue a Lima para poner fin a la guerra civil que se había desatado, y allí se instaló Manuela, aun cuando en esa ciudad estaba su residencia con Thorne (él estaba en Chile), menospreciando las consecuencias sociales que esta circunstancia pudiera traerle. Sin embargo, esto resultó ser un punto a favor para sus intereses personales y para los intereses políticos de la independencia. 

Manuela sabía moverse tanto entre la "buena sociedad" de Lima, como entre los comerciantes (ingleses y limeños) y los patriotas, y estar al tanto de lo que pasaba y podía pasar en la ciudad. En octubre de ese año fue incorporada en forma oficial al Estado Mayor de Bolívar, a petición del coronel Daniel O'Leary. Fue encargada de los archivos personales del Libertador y se le otorgó el grado de coronela, por lo que vistió casaca azul, vueltas y cuello rojos. En la batalla de Ayacucho (1824), Manuela siguió a Bolívar a discreción por los Andes. El 1 de diciembre de 1827 salió para Bogotá, ante la solicitud de Bolívar de reanimar «una vida que está expirando».

En esta ciudad debió enfrentar un grupo grande de detractores, entre los que se encontraban Francisco de Paula Santander y José María Córdova, enemigos declarados de la Sáenz. «Tendría 29 a 30 años cuando la conocí en toda su belleza. Algo gruesa, ojos negros, mirada indecisa, tez sonrosada sobre fondo blanco, cabellos negros, artísticamente peinados y los más bellos dedos del mundo [...] era alegre, conversaba poco; Fumaba con gracia. Poseía un secreto encanto para hacerse amar», así la describió Jean-Baptiste Boussingault, un profesor de ciencias francés que Santander trajo a Colombia en 1824, y con quien Manuela compartió muchos momentos políticos y sociales.

Durante los primeros meses de vida en Bogotá, Manuela vivió en la Quinta de Bolívar, una casa situada «a la sombra de los cerros de Monserrate», construida por José Antonio Portocarrero a principios de siglo y que, por motivos de las guerras de independencia, pasó a manos de Bolívar en 1820. El 24 de julio de 1828, no obstante encontrarse Bolívar en el Palacio de San Carlos, ejerciendo sus poderes dictatoriales sobre la república (luego de la disolución de la Convención de Ocaña, el 11 de junio, y, consecuentemente, del Congreso), Manuela celebró el cumpleaños de Bolívar en la Quinta.

En el transcurso de la fiesta, ella realizó un fusilamiento simbólico de Santander, «ejecutado por traición», según rezaba el letrero colgado del muñeco. Parece que la descarga se escuchó perfectamente en todo Bogotá. 

Con este acto, la política de re-estructuración de la república que adelantaba Bolívar, estuvo a punto de derrumbarse. En la primera semana de agosto de ese mismo año, y a pesar de la orden de Bolívar de que permaneciera alejada del público, Manuela Sáenz puso treinta y dos pesos de plata en manos de don Pedro Lasso de la Vega por la casa marcada con el número 6-18 de la calle 10, para así estar más cerca al Palacio de San Carlos, es decir, de Bolívar. Esta cercanía y la conjugación de sus talentos físicos con sus habilidades políticas le permitieron a Manuela saber de la conspiración para matar al general, conspiración que tomó fuerza por el descontento en casi todos los estratos.

Los soldados se quejaban por el atraso en los pagos, las mujeres, de la carestía, la aristocracia, de la pérdida de privilegios, los comerciantes, por el detrimento en sus negocios, y los intelectuales, por la falta de libertad. En la conspiración, se rumoraba, estaba implicado Santander. El primer intento fue en el mes de agosto, en la fiesta de máscaras en el teatro El Coliseo (Colón), del que se salvó gracias a la acción involuntaria de Manuela. El segundo intento fue el 25 de "setiembre", en el Palacio de San Carlos. Esta vez fue la acción premeditada de Manuela la que hizo que saliera ileso, y por ello fue llamada por Bolívar «la libertadora del Libertador.

El 20 de enero de 1830, Bolívar presentó renuncia a la presidencia. El 8 de mayo emprendió el viaje hacia la muerte, ocurrida el 17 de diciembre en Santa Marta. Desde su partida, los ataques contra Manuela tomaron forma y nombre: Vicente Azuero se encargó de incitar a la gente a manifestar su descontento con La Sáenz, mediante carteles, "papeluchas" y actos como la quema de dos muñecos en la fiesta del Corpus Christi, en los que personificaron a Manuela y a Bolívar bajo los nombres de Tiranía y Despotismo. La reacción de Manuela fue obvia: destruyó las figuras y todo el andamiaje que las sostenía. El resentimiento santafereño cedió a las acciones de Azuero; sin embargo, Manuela recibió el apoyo del sector que menos esperaba, las mujeres: 

«Nosotras, las mujeres de Bogotá, protestamos de esos provocativos libelos contra esta señora que aparecen en los muros de todas las calles [...] La señora Sáenz, a la que nos referimos, no es sin duda una delincuente». 

El gobierno estuvo a punto de considerar éste y otros llamados de "las mujeres liberales", como ellas mismas se llamaron, pero un folleto, "La Torre de Babel", escrito por Manuela Sáenz, en el que no sólo ponía de manifiesto la ineficacia e ineptitud de los rectores del gobierno, sino que revelaba secretos de gobierno, hizo que se le acusara de actos «provocativos y sediciosos», y se procediera a encarcelarla, por lo menos virtualmente.

En los últimos días de 1830, Manuela emprendió el viaje hacia Santa Marta para cuidar la salud de Bolívar, pero sólo llegó hasta Honda. Allí recibió una carta de Louis Perú de Lacroix, un joven veterano de los ejércitos de Napoleón, edecán del general hasta hacía poco, que decía: 

«Permítame usted, mi respetada señora, llorar con usted la pérdida inmensa que ya habremos hecho, y que habrá sufrido toda la república, y prepárese usted a recibir la última fatal noticia» (18 de diciembre de 1830). Desde este momento, Manuela perdió su objetivo en la vida.

Con la muerte de Bolívar, el desprecio por ella se desbordó, por lo que decidió partir hacia Guanacas del Arroyo; sin embargo, la persecución no cedió. El 1 de enero de 1834 Santander firmó el decreto que la desterró definitivamente de Colombia. Fue a Jamaica, y de allí a Guayaquil, a donde llegó en octubre de 1835. También tuvo que partir de Guayaquil, pues el gobierno de Ecuador no la quería allí. Viajó, entonces, a Paita, un puerto en el desierto peruano sin agua y sin árboles, y formado por una sola calle y un muelle al que sólo llegaban balleneros de Estados Unidos. Allí, en un desvencijado edificio, se leía: «Tobbaco. English spoken. Manuela Sáenz».

La pobreza la acompañó durante los últimos años, y finalmente también la invalidez. El 11 de agosto de 1847 se enteró de la muerte de su marido, James Thorne, asesinado el 19 de junio de ese año. En su testamento, Thorne devolvía a Manuela los ocho mil pesos de la dote de los intereses; sin embargo, ese dinero nunca Llegó a sus manos.

Así, inválida, acompañada por Simón Rodríguez (el maestro del Libertador), quien también terminó su vida en Paita (1854), y las cartas del general O'Leary, acabó la vida de Manuela Sáenz, víctima de una extraña epidemia que llegó al puerto en algún ballenero, el 23 de noviembre de 1856.


“FONOTECA JOSÉ GUILLERMO CARRILLO”
INSTITUTO UNIVERSITARIO DE TECNOLOGÍA INDUSTRIAL
DR. RODOLFO LOERO ARISMENDI

CARACAS • VENEZUELA




Fuentes:
http://eglycolinamarinprimera.blogspot.com/2014/11/simon-bolivar-cartas-manuela-sanz.html
https://procrastinafacil.com/bolivar-pidio-perdon-manuela/






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martes, 26 de junio de 2018

Actividades UTIEB-San Agustín Herencia Africana



CALENDARIO DE ACTIVIDADES DEL MES DE JUNIO EN LA CONTINUACIÓN DE LA PROGRAMACIÓN SAN AGUSTÍN CUMBE DE PAZ Y LIBERTAD.









LA PARROQUIA SAN AGUSTÍN EL PASADO JUEVES 10 DE MAYO DE 2018 DESDE LAS 9;00 AM. HASTA LAS 12:00M, SE CONMEMORÓ CON LA BANDERA MORADA Y  SE CELEBRÓ EL "DÍA DE LA AFROVENEZOLANIDAD", CON LOS TAMBORES, BANDERAS, PAÑUELOS Y EL SANGUEO DE NIÑAS, NIÑOS Y JÓVENES DE LAS ESCUELAS DE SAN AGUSTÍN.



EL PASADO JUEVES 31 DE MAYO DE 2018 A HORAS DE 9:00 AM. A 12:00 M. EN LA PLAZA LEONARDO RUIZ PINEDA, FRENTE A LA IGLESIA NAZARENO, SAN AGUSTÍN DEL SUR, SE DESARROLLÓ LA CELEBRACIÓN DE CORPUS CRISTI - DIABLOS DANZANTES EN EL MARCO DE LA HERENCIA AFRICANA, COMO PARTE DEL CUMBÉ 




La imagen puede contener: 3 personas, multitud y exterior

ORGANIZADO POR LA COORDINADORA LA CALLE ES DE LOS NIÑOS Y LA UNIDAD TERRITORIAL INTEGRAL DE EDUCACIÓN BOLIVARIANA "UTIEB" SAN AGUSTÍN CON LA PARTICIPACIÓN DE LAS 22 INSTITUCIONES EDUCATIVAS DE LA PARROQUIA SAN AGUSTÍN; ASIMISMO PARTICIPARON GRUPOS CULTURALES Y ORGANIZACIONES SOCIALES.

EL PASADO JUEVES 10 DE MAYO SE LLEVÓ A CABO EL TRADICIONAL SANGUEO DE LA AFROVENEZOLANIDAD, PARA CONMEMORAR LOS 223 AÑOS DE LA REBELIÓN DE JOSÉ LEONARDO CHIRINOS EN LA SIERRA FALCONIANA; EN ESTE ACTO CONTAMOS CON LA PRESENCIA DE LA VICEMINISTRA DE LA MUJER, LA DOCTORA ASIA VILLEGAS, ADEMÁS DE OTRAS AUTORIDADES  DE ESE MINISTERIO, TAMBIÉN NOS ACOMPAÑARON EL ACTOR ANTONIO MACHUCA Y PERSONAL DE ZONA EDUCATIVA, ENTRE OTRAS AUTORIDADES DEL MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN.


 



 


 

 

 

 

 



 











































































































































































































































































































































































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