miércoles, 2 de abril de 2014

Enseñando para la libertad. Compromiso moral y acción ética en el salón de clase

Con este título: Enseñando para la libertad. Compromiso Moral y Acción Ética en el Salón de Clase, William Ayers, educador teorico estadounidense de educación primaria y activista por la paz,  escribe un interesantes análisis sobre el compromiso de los docentes con sus estudiantes,  y la diferencia entre el sistema de una educación con la "escuela de entrenamiento a la obediencia" y la escuela como educación liberadora, en la cual establece que la "verdadera eduacación es, y siempre debe ser, una auto-educación".

Vamos a citar algunos párrafos del libro e invitamos a los docentes para que lo consigan y lo lean, lo cual va a redundar en un importante aporte al proyecto de formación en UTIEB-San Agustín:



"Los maestros pueden ser promotores ya sea de esperanza o, al mismo tiempo, proveedores de determinismo y de desesperanza. todo depende del contexto y de la oportunidad. Pueden eseñar para la libertad y también pueden, por el contrario, representar y practicar un tipo de "sometimiento", como lo son la subyugación, la represión y el generar agente de dependencia y servilismo". (2012: 12)

"Estos maestros nos demuestran que la enseñanza se da dentro de un contexto. Además que las fuentes de la moral no están en la pegadogía ni en la técnica. El enseñar se convierte en una acción ética, la práctica de la libertad, está guiado por el compromiso inperturbable de trabajar con seres humanos para que ellos alcancen completamente su humanidad, un deseo por un futuro prometedor para todos".  (2012: 13)


"El encanto de enseñar, esa magia infalible que me hace regresar al salón de clase una y otra vez, es un ideal que, particularmente aprecio y cuyo objetivo medular está dirigido a que los seres desarrollen su sentido humanístico al máximo. Fácil es decirlo, pero, díficil es lograrlo. Por lo tanto, es importante subrayar desde un principio que la educación, no importa donde ocurra, nos permite estar poderosa y conscientemente vivos; abraza el principio y el proposito de las personas en convertirlas más humanas; nos impulsa hacia el conocimiento, la iluminación y la comunidad humana moviéndonos, así, hacia la liberación. Y en el centro de toda esa aventura humanista están los estudiantes y los maestros, con su variada gama: enérgicos luchadores que se reúnen en los centros comunitarios, en el lugar de trabajo, en un templo, en los parques, en los museos, en la casa o en el apartamento de alguien extendiéndose, como si fueran a alcanzar el cielo. Se congregan en el nombre de la educación, con la esperanza de ser mejores, más inteligentes, más fuertes y más capaces de repensar y reconstruir sus mundos. Dentro de la cosmogonía de Paulo Freire, esa idea se expresa como la vocación de toda persona: la tarea de humanización". (2012: 19)

"La propaganda induce a una lerda conformidad, más que a una respuesta crítica; su fin es el de ser consumida, no combatida. Algunas veces las mentiras son descaradas y su mensaje arrogante: "Tengo el poder de mentir en frente tuyo, y puedes hacer nada que lo impida". La meta del autoristarismo es la dominación, que las personas sean sumisas, más que libre pensadora o ciudadanos activos". (2012: 24)

"La educación autoritaria es necesariamente unidirecional y basada en una sola dimensión, siempre generada desde lo alto y transmitida hacia abajopor un solo lado de la montaña. El mestro es el Gran Ruidoso: pensando, actuando, diciendo, dirigiendo, planificando, escogiendo, controlando, administrando, disciplinando; conoce las respuestas o las encontrará, conce las reglas y las hará cumplir, sabe el puntaje y lo asentará; tiene el silbato, el libro de notas, el escritorio, la silla y el látigo. Es importante señalar que el maestro autoritario nunca aprende o investiga, nunca escucha o hace preguntas. Todo lo mencionado trastocaría su posición moral estructurada, debilitaría la postura incierta".  (2012: 24)

"No se espera que el estudiante piense mucho, tampoco que discuta mucho, ni que contradiga ni que debata: escucha y acepta, acepta un mundo interpretado y dirigido de antemano; un mundo distribuido en pedacitos elaborados por otros, quienes, según el estudiante, siempre saben más. Es obediente y compalciente, aislado y solitario. De alguna manera está persiguiendo sus propios pasos, es un turista en su propia vida, su escolaridad se mueve en una pista paralela, sin importar su entrada o sus sentimientos, sus esperanzas o sus experiencias, su deseo o su vasta capacidad de tomar decisiones. Es reducido a una cosa, un objeto para ser, eternamente, manipulado: nada en él tiene valor. es una grabadora, un cassette de 60 o de 180 minutos. Empieza la escuela con un cassette virgen en su cabeza. Los maestros prenden o apagan el grabador a su convenir. Cuando el cassette está lleno, ya está instruido. Terminadas las lecciones , ahora se trata de seguir las reglas. Está doblegado por la conformidad, por la jerarquía, por la falta de acción, además por su misma oposición a su propia libertad. Está predestinado". (2012: 24-25)






2012: Ayers, William: Enseñando para la libertad. Compromiso Moral y Acción Ética en el Salón de Clase. Centro Internacional Miranda. OPSU. Caracas, . p. 194. ISBN: 978-980-7050-26-5. Depósito Legal: lf33520113701172


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