Galería de Arte Nacional-GAN
Departamento de Educación
Pueblos originarios
Sala 1
La Galería de Arte Nacional exhibe dentro de la exposición inaugural Arte Venezolano de todos los tiempos, un capítulo dedicado a los pueblos originarios (Capítulo I). En este espacio la comunidad visitante podrá apreciar algunas manifestaciones estéticas de las étnicas indígenas presentes en el territorio venezolano antes de la colonización europea; además, piezas etnográficas y videos de siete de los grupos indígenas que actualmente habitan en Venezuela.
Actividades sugeridas para realizar en clase
Comentando la historia de los pueblos originarios
La actividad consiste en realizar un breve recuento sobre la historia de los pueblos originarios en el territorio, incluyendo la presencia de estos aproximadamente 7000 años A.C., la posterior resistencia (y en algunos casos aceptación) ante la llegada de los españoles y la actualidad de estas etnias.
Nota: La actividad culmina invitando a los alumnos a realizar un breve escrito sobre la historia de los pueblos originarios. De ser pequeños los niños y niñas (hasta 4to grado) la actividad podría incluir un dibujo que acompañe el texto.
Geografía humana
Identificar en el mapa de la República Bolivariana de Venezuela la ubicación de las etnias indígenas presentes en la actualidad caracterizando su hábitat. Mostrar que la mayoría de estas comunidades viven alejados de las ciudades.
Requerimientos: Mapa de de la República Bolivariana de Venezuela.
Nota: se puede cerrar la actividad con ejercicio de dibujo y pintura donde el alumno represente el hábitat de las comunidades indígenas.
Taller de modelado en arcilla.
A partir de material fotográfico, revistas, catálogos y libros referentes a la alfarería indígena, el docente tomará como referencia pedagógica estas imágenes para estimular a los alumnos a realizar vasijas, máscaras o figurinas, utilizando la técnica del modelado.
Requerimientos: arcilla, tenedores plásticos, palitos de altura y agua.
Nota: Se requiere trabajar sobre un soporte rígido.
Cuentos de los pueblos originarios
A partir de la lectura de un cuento de la literatura indígena, el docente iniciará una conversación con sus alumnos para percibir sus impresiones y entendimiento de la lectura, se refuerza la importancia de las culturas originarias como parte de la venezolanidad y el respeto hacia ellas.
Actividad plástica: cada alumno en un formato tamaño carta (papel bond blanco) realizará su interpretación (dibujo y pintura) del cuento o la escena que más le llamó la atención.
Variantes: El docente podrá reunir a sus alumnos en equipos para que realicen la interpretación (dibujo y pintura) del cuento.
Mayor información: Galería de Arte Nacional
Av. México entre las Estaciones Bellas Artes y Parque Carabobo del Metro de Caracas frente al puente Brión, La Candelaria
Teléfonos: 5781818 / 8089618 (provisional) Departamento de Educación
Correo electrónico: educaciongan@yahoo.com /
Página web: www.fmn.gob.ve
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Tapramai, homenaje a los pueblos originarios
Sala 8
La muestra contempla importantes piezas distribuidas por regiones a nivel nacional: Alto y Medio Orinoco, Bajo Orinoco, Centro Norte, Noroccidental, Andina, Península de la Guajira y Región Los Llanos, y persigue reconocer a los pueblos originarios que habitaron y habitan el territorio venezolano. En ella se enfatiza el conocimiento y modo de vida de las poblaciones ancestrales, los valores de identidades históricas y de diversidad biológica.
El Museo de Ciencias cuenta con casi 90 mil piezas arqueológicas representativas de las más variadas manifestaciones culturales ancestrales de Venezuela. Alberga gran cantidad de pectorales, “Venus de Tacarigua”, collares y vasijas, convirtiéndose en la colección más amplia del Museo, mientras que la colección etnográfica es la de mayor antigüedad, cantidad y valor científico sobre cultura indígena nacional.
Museo de Ciencias. Plaza de los Museos. Parque Los Caobos. Bellas Artes,Caracas. (0212) 577.51.03
(0212) 577.50.94.
Lunes a viernes
9:00 a.m. a 5:00 p.m.
Sábados, domingo y feriados 10:30 a.m. a 6:00 p.m.
jueves, 21 de julio de 2011
miércoles, 20 de julio de 2011
Pueblos Originarios de Venezuela
Foto: Luis Duarte. Archivo Proyecto Ciudad compartida. Día de la Resistencia Indígena, octubre, 2010
Información para el apoyo del Eje Identidad del PEIC, en el Proyecto Herencia Indígena, octubre 2011
Para investigar usa este Blog:
http://www.esteticapueblosoriginariosvenezuela.blogspot.com/
Por el derecho que tienen los pueblos a saber su propia historia. Por el derecho a conocer sus tradiciones y cosmovisión indígena. Por el derecho a conocer la leyes que los amparan. Por el derecho a socializar el conocimiento liberándolo de la propiedad privada, del autor individual, la editorial, la fundación, la empresa, el mercado y cualquier otro tipo de apropiador que ponga precio a lo que es patrimonio de la humanidad.
Siguiendo el ejemplo de la cultura del regalo que practican los pueblos originarios de todas las latitudes y en la conciencia de que el otro, es también mi hermano: “sangre de mi sangre y huesos de mis huesos”, concepto que los indígenas de Venezuela resumen con el término pariente, he desarrollado esta página, con la idea de compartir estos saberes, fruto de años de investigación en el campo antropológico, para que puedas hacer libre uso de un conjunto de textos, muchos de los cuales derivaron del conocimiento colectivo de otros tantos autores, cuya fuente ha alimentado mi experiencia humana e intelectual
A mis maestros quienes también dedicaron su vida a la investigación en este campo, apostando de antemano, que por este camino jamás se harían ricos, a los indígenas que me mostraron sus visiones del mundo, a los talladores, ceramistas, cesteros, tejedores, indígenas y campesinos que me hablaron de su oficio, a Roberto y a Emilio quienes murieron en la selva acompañándome en aventuras de conocimiento, a mis colegas de los equipos comunitarios de Catia TVe, a los colegas de los museos en los que he trabajado, a mis compas de la Escuela de la Percepción, a mis amigas que me han apoyado y a los que me han adversado, mi mayor gratitud.
Lelia Delgado
antropologa y comunicadora social
http://www.esteticapueblosoriginariosvenezuela.blogspot.com/
lunes, 18 de julio de 2011
Jornadas de reconocimiento de la Herencia Indígena
Fragmento del Afiche de la Cumbre Continental de los Pueblos Indígenas Abya Yala, 2009
Año Escolar 2011-2012
Mapa de ubicación de algunos pueblos indígenas en Venezuela.
Tomado de Los pueblos indígenas en la Constitución, 2001
Introducción
El mes de octubre, el día 12, fue declarado a nivel nacional como día de la Resistencia Indígena, esto producto de las constantes luchas sociales y políticas desarrolladas por organización, grupos, personalidades y los propios pueblos indígenas en defensa del reconocimiento de sus derechos constitucionales y legales de los pueblos que vienen de los aborígenes en el país.
La propuesta de las organizaciones y grupos que luchan por la visibilización de la población de descendencias indoamericana es una actitud digna y enmarcada en la construcción de una nueva sociedad con equidad, igualdad de condiciones, sin racismo y sin exclusión y ya reconocida en la Constitución, pero lo importante de reconocernos en las ascendencias que tenemos y el presente de los pueblos indígenas que viven hoy en el territorio nacional.
Es por estas razones que surge la idea de realizar estas Jornadas para iniciar un trabajo de reflexión y promover la inclusión del tema de la “Herencia Indígena” como contenidos en el PEIC, articular y poner a funcionar las redes de cronistas populares, publicar la información de la memoria popular a través de cuadernillo populares y contribuir a la formación de las cofradías de las tradiciones culturales populares en las Escuelas y Liceos que integran la UTIEB.
Conceptos
1. Reescribir la historia en un proceso de desaprender y aprender para asimilar sobre los hechos históricos que manejamos hasta ahora como verdades absolutas en relación a nuestra visión sobre lo indígena.
2. Revisión de la historia y reincorporación de nuevos conocimientos y valorización positiva sobre la herencia indígena.
3. Construcción colectiva de una nueva percepción de la historia desde nuestros orígenes y la visión como pueblo multiétnico, pluricultural y asumir nuestras raíces originarias.
La antropóloga Beatriz Bérmudez intercambia ideas sobre los pueblos indígenas venezolanos
con las docentes del turno de la tarde de las escuelas de San Agustín. Foto: Luis Duarte, 2009
Objetivo
Contribuir a la valoración positiva de la herencia indígena, a través de la realización de un trabajo de investigación y exhibición que ayude a la visibilización y comprensión de la cultura originaria y actual, para hacer una revisión de las culturas indígenas de la bio-región de los estados Falcón, Yaracuy, Lara, Mérida y Trujillo.
Reconocimientos de los petroglifos indígenas como una narración de sentidos, trabajo realizado
por el equipo de educación del Museo de Ciencias. Foto: Luis Duarte, 2009
Propuesta: Consolidación del conocimiento de los pueblos indígenas en lo regional, a partir de la conmemoración del Día de la Resistencia Indígena que se hace el 12 de octubre decretada desde el año 2002, contribuyendo a la nueva visión de la historia sobre nuestra herencia indígena, en la bio-región de los Andes y Lara-Falcón-Yaracuy.
Con la participación de la UTIEB, adultos mayores, la comunidad e instituciones que manejan el tema y las que hacen vida cultural en la parroquia.
Ejercicios con los niños de etapa inicial, lecturas de cuentos indígenas bilingües. Foto:Luis Duarte.Octubre, 2010
Práctica y estudio: El reconocimiento y estudio de los pueblos indígenas de la bio-región de los estados andinos: Trujillo, Mérida, Falcó, Lara y Yaracuy.
Pueblos indígenas tradicionales que ocupan la región Andino-noroccidental:
Wayúu y Gayón (familia etnolingüística Arahuaca o Arawak, y ).
Ayamán (familia lingüística )
Barí (familia lingüística Chibcha).
Guazabara, Timotes y Quinaroe (familia lingüística)
Estrategias:
Lecturas de cuentos Bilingües sobre los pueblos indígenas.
Visitar las exposiciones en los museos sobre el tema.
Proyección de videos sobre los pueblos indígenas seleccionados.
Hacer Libros de vida sobre los pueblos indígenas.
Trabajos de investigación con propuesta audiovisual sobre los pueblos indígenas.
Invitar a especialista al aula de clase para que hable e intercambie ideas de estos pueblos indígenas del occidente.
Hacer clases con música de los pueblos indígenas, investigar sobre los instrumentos que usan estos pueblos indígenas.
Buscar información y hacer infografías sobre la conformación social, política y cultural de los pueblos indígenas seleccionados.
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Bibliografia en los Museos:
MUSEO DE CIENCIAS
Michelangeli, Fabián. La Orinoquia. Etnología – Descripción etnias indígenas
Sánchez P. Domingo. Astronomía de los Caribes en Venezuela. Astronomía – Etnias – Caribes
Bermúdez, Beatriz. Trama. Mitos y Cestería Ye´Kuana. Artesanía – cestería - Indígenas – Etnia Ye ´Kuana
Fundación La Salle. Los aborígenes de Venezuela Volumen I y II. Etnología - Etnología – Indígena – Venezuela
Koch-Crünberg, Theodor. Del Roraima al Orinoco .Tomo III. Etnología – Cultura – Música - Venezuela
La colección Cisneros. Orinoco – Parima Comunidades Indígenas del sur de Venezuela Grupos Indígenas – Sur Venezuela
Mattéi-Muller , Marie-Claude. Yokoro confidencialidades de un chamán Panare. Mitología – Chamanismo – Grupo Indígena Panare
Valles C, Christhian. La pintura corporal en la cultura Panare. Signos en la Piel . Pintura corporal – Pintadera – Grupo indígena Panare
Delgado, Lelia. Vida indígena en el Orinoco. Etnología – Grupos Indígenas – Varios – Río Orinoco – Venezuela
VVAA. Venezuela indígena: Arte y arte de vivir. Etnología – Grupos indígenas – Arte
Szabadics Roca, Miklos. Arqueología de la Prehistoria de Venezuela. Arqueología – Prehistoria - Venezuela
Videos:
Biveca Baez. Titiri- we . DVD. Indígenas de Venezuela – Historia animada
Fundación Villa del Cine
Colección Somos. Grupos indígenas de Venezuela Warao – Pume – Curripakko – Kariña – Wayuu – Akawaio – Mapoyo – Mako – Cuiba – Arawak – Sape – Yanomami – Bare – Timotes – Piapoco – Puinave – Baniva – Yabarana – Piaroa – Pemón – Bari – Yekuana – Yukpa – Warekena – Chaima – Hiwi – Sanema – Cumamagoto – Shirian – Panare – Añu - Ñengatu.
Arreaza, Henriette. Camino de Pororu. Cuentos Indígenas venezolanos.
FUNDEF Fundación de Etnomusicología y Folklore Nuestra Tradición popular CD 5 Cultura indígena Mapas de ubicación – Lenguas Indígenas
Centro de Formación “ Padre Joaquín” Fe y Alegría. Cuentos Indígenas Venezolanos Cuentos – Para niños
Ediciones Ekaré El burrito y la Tuna. Narración Indígena - cuento guajiro
Galindo, Luís Adrián. Viajeros del Alto Ventuari. cuento – Literatura Juvenil – Indígenas
Playco Editores La gran canoa Cuento - Indígenas - Kariña – Venezuela
Otero Daniel La abuela de las Garzas Cuento – Para niños – CD y Libro. Pueblo Wojtüja
Arreaza Adán, Henriette El extraordinario viaje de Mediatia: Relatos y obras para niños basados en la mitologas Ye’ kuana. Relatos - Para niños - Mitología Ye’ kuana
MUSEO DE ARTE CONTEMPORANEO:
En la soledad de la sierra de perijá. Los Yukpa. Biblioteca de trabajo Venezolana.
Ye´kuana. Nos cuentan los Maquiritares. Biblioteca de trabajo Venezolana.
La cosmovisión Wayuú. Enza García Belén López.
Indigenismo y autogestión. Andrés Serbin. Monte Ávila Editores.
Cuéntame a Venezuela. Arturo Uslar Pietri.
Majayütchon Señorita. Lisbeht Becerra Rondón.
El conejo. Cuento indígena Warao. Maruja Casanova.
El círculo de los fuegos. Jacques Lizot.
Cestería Venezolana. El Nacional.
Guía pedagógica Warao para la educación intercultural bilingüe. MPPED.
Orinoco- Parima. Comunidades indígenas de Venezuela. Fundación Cisneros.
La pintura corporal en la cultura Panare. Signos de la Piel. Christian Valles.
Gran Enciclopedia de Venezuela. Editorial Globe.
Videos
PEMON GENTE
Dirección:
Rafael Rodríguez
Producción General:
PROVIDEO S.A.
Duración: 33 min.
OKO WARAO
Dirección:
Beatriz Bermúdez
Producción General:
Fundación La Salle
Duración: 3O min.
Puedes ver nuestras publicaciones digitales en:
http://issuu.com/utiebsanagustin
Nuestro correo Electrónico:
utiebparroquiasanagustin@gmail.com
Facebook:
http://www.facebook.com/utieb.sanagustin
Familia Lingüística de los Pueblos Indígenas de Venezuela
Información para el apoyo del Eje Identidad del PEIC, en el Proyecto Herencia Indígena:
Familia Lingüística de los Pueblos Indígenas de Venezuela
Familia Lingüística Arawak
En Venezuela están distribuidos Geográficamente en:
• Región Oriental: los Arawak del estado Delta Amacuro y de la Guayana Esequiba.
• Región Noroccidental: los Wayúu o Guajiros, en la península de la Guajira y los Añú, comúnmente llamados Paraujanos, en la laguna de Sinamaica, en Nazaret y en Santa Rosa de Agua, en el Estado Zulia.
• Región Sur: Los Baré.-cuyo idioma es hablado por pocos ancianos- en la zona del Río Negro, los Curripaco y Guarequena en la zona de río Atabapo. Los Yaviteros-de la zona de Yavita pueden considerarse como extintos.
FAMILIA SOCIO-LINGÜÍSTICA CARIBE
Información Antropológica:
Familia Lingüística Caribe
Los caribes constituyen, después de los Arawak, la familia de mayor densidad de población.
Se encuentran ubicados geográficamente en:
• Las Tierras Altas Noroccidentales del estado Zulia Ocupadas por los Yukpa y Japreria (antiguamente llamados motilones mansos) únicos pobladores caribes del Occidente de Venezuela, en la Sierra del Perijá. Sus vecinos al norte son los Wayuu de origen Arawak, y al sur, los Bari, de origen Chibcha.
• Los llanos Orientales de los estados Monagas, Anzoátegui, parte del Estado Sucre, donde encontramos a los Kariñas y algunos descendientes de los Chaimas.
• En el Municipio Cedeño Del Estado Bolívar encontramos a los Mapoyo o Wanai, que viven circundados por los ríos Caripo y Villacoa. En las cuencas de los ríos Cuchiveros, Suapure y Guaniamo encontramos a los E’nepá conocidos en la Literatura Etnológica como Panare.
• En los Municipios Piar, Heres y Roscio del mismo Estado Bolívar ubicamos los Pemones.
• En las regiones situadas a lo largo de los ríos Caura, Paragua, Erebato, Ventuari y Cunucunuma encontramos a los Ye`kuana o Maquiritare. Todos Estos ríos ,que nacen en los altos Tepuyes, son tributarios del Orinoco; por esta razón los Ye´kuana denominan su territorio Ujuruña, que quiere decir “lugar de las cabeceras”
Antiguamente los Caribes, que eran grandes marineros, ocupaban también las antillas donde desplazaron a veces a los Arawak.
FAMILIAS SOCIO-LINGUISTICAS INDEPENDIENTES
Información Antropológica
Pueblos Independientes
Las conocidas como pueblos independientes, son conformadas por los siguientes grupos indígenas:
• Los Yanomami, asentados a ambos lados de la Sierra de Parima. En Venezuela se encuentran en el Estado Amazonas, en las cuencas del río Orinoco, Orinoquito, Mavaca, Siapa, Padamo y Ocamo.También se encuentran en el Estado Brasilero de Amazonas en el margen i del Izquierdo río Branco.Esta en estudio actualmente la posibilidad de que el idioma Yanomami Pertenezca al tronco Chibcha.
• Los Wóttúja (Huóttùjá) mas conocida como Piaroa o Dearuwa, se encuentra en la cuencas de los ríos venezolanos Parguaza, chivapure, Paria, Cataniapo, Marieta, margen y Cuenca del Manapiare hasta el Orinoco y margen derecha del Orinoco desde la bocas del Ventuari hasta la Parguaza.
• Los Puinare en el Estado Amazonas.
• Los Pumé o Yaruro, en los llanos bajos del Estado Apure. Habitan Lugares cercanos a los ríos Sinaruco, Capanaparo, Cunaviche, Riecito y Arauca.
• Los Jodi, se ubican en el suroeste del Estado Bolívar, en el Caño Iguana, Caño Majagua, Sierra de Maigualida y río Kanaima, así como el noreste del estado amazonas.
• Los Sapé se ubican al sureste del Estado Bolívar; actualmente están casi extintos.
• Los Waraos, se ubican en la zona anegadizas del estado Delta Amacuro, Monagas, Sucre. También se encuentran en Guayana y Suriname. Algunos especialistas consideran que estos grupos étnicos clasificados como independientes fueron los primeros pobladores de lo que hoy conocemos como territorio venezolano , y que fueron seguidos por las oleadas migratorias de los Arawak, y posteriormente de los Caribes y Chibchas mucho antes de la llegada de los españoles.
Proclamación de Don Francisco de Miranda
Lectura para la valoración del proceso indenpendentista de Venezuela, como parte del apoyo al PEIC en el 200 aniversario de la gesta libertaria de la nación:
Proclamación de Don Francisco de Miranda, Comandante-General del Exército Colombiano, á los pueblos habitantes del Continente Americo-Colombiano.
Valerosos compatriotas y amigos.
Obedeciendo á vuestros llamamientos, y á las repetidas intancias y clamores de la Patria, en cuyo servicio hemos gustosamente consagrado la mejor parte de la Vida; somos desembarcados en esta Provincia de Caracas, la coyuntura y el tiempo nos parecen sumamente favorables para la Consecusión de vuestros designios; y quantas personas componen este Exercito son (amigos) ó Compatriotas vuestros: todos resueltos a dar la vida, si fuese necesario por vuestra libertad é Yndepen[den]cia, (bajo los auspicios y protección de la marina Británica.)
Con estos Auxilios podemos seguramente decir, que llegó el día por fin, en que recobrando nuestra America su soberana Yndependencia, podran sus hijos libremente manifestar al Universo sus animos generosos. El opresivo insensato govierno, que obscurecía estas bellas qualidades, denigrando con Calumnias nuestra modestia y Caracter, consiguió también mantener su abominable Sistema de administración por tres Siglos consecutivos; mas nunca pudo desarraigar de nuestros Corazones aquellas Virtudes morales, y Civiles que una Religion santa, y un Codigo-regular inculcó en nuestras Costumbres formando un honesto indole nacional.
Valgamonos pues de estas mismas estimables prendas, para que expelidos los pocos odiados agentes del govierno de Madrid, podamos tranquilamente establecér el orden Civil necesario á la consecución de tan honrosa Empresa. La recuperacion de nuestros derechos como Ciudadanos, y de nuestra Gloria nacional como Americanos Colombianos, seran acaso los menores beneficios que recojamos de esta tan justa como necesaria determinacion.
Que los buenos é inocentes Yndios, así como los bizarros Pardos, y morenos libres crean firmemente, que somos todos Conciudadanos, y que los Premios pertenecen exclusivamente al mérito, y á la Virtud -en cuya suposicion obtendran en adelante infaliblemente, las recompensas militares y Civiles, por su merito solamente.
Y si los Pueblos Holandeses, y Portugueses pudieron en otro tiempo sacudir el Yugo de la Opresora España; si los Suisos y Americanos nuestros vecinos igualmente consiguieron establecer su Libertad é Yndependencia, con aplauso general del mundo, y en beneficio de sus habitantes, quando cada uno de estos pueblos separadamente apenas contaba de dos á 3 millones de habitantes -¿porqué, pues nosotros que por lo menos somos 16 millones no lo executariamos facilmente? ¿poseyendo a demas de ello, el Continente mas fertil, mas inexpugnable, y mas rico de la tierra? El hecho es, que todo pende de nuestra voluntad solamente -y asi como el querer constituyrá indubitablemente nuestra Yndependencia, la Unión nos asegurará permanencia y felicidad perpetua: ¡Quieralo asi la Divina Providencia para alivio de nuestros infelices Compatriotas; para amparo y beneficio del genero humano!
Las personas timoratas, ó menos instruidas que quieran imponerse á fondo de las razones de Justicia, y de equidad que necesitan estos Procedimientos -Junto con los hechos historicos que comprueban la inconcevible ingratitud, inauditas crueldades, y persecuciones atrozes del govierno Español hacia los inocentes á infelices habitantes del nuevo mundo, desde el momento casi de su descubrimiento; lean la Epistola adjunta de D. Juan Viscardo de la Compañía de jesus, dirigida a sus Compatriotas; y hallaran en ella irrefragables pruebas, y solidos Argumentos en favór de nuestra Causa, dictados por un Varon-santo, y á tiempo de dexar el mundo, para parecer ante el Criador del Universo.
Para llevar este Plan á su debido efecto, con seguridad y eficacia, seran obligados los Ciudadanos sin distincion de Clases, estado, ni Color (los Eclesiasticos solamente exceptos, en la parte que no seran designados) de conformarse estrictamente a los Artículos siguientes:
I - Toda Persona Militar, Judicial, Civil u Eclesiastica que exerza autoridad comunicada por la Corte de Madrid, suspenderá ipso facto sus funciones -y el que las continuase despues de la presente publicacion, asi como el que las Obedeciese, seran soberanamente Castigados.
II - Los Cabildos y Ayuntamientos en todas las Ciudades, Villas y lugares exerceran en el interin todas las funciones de govierno, Civiles, Administrativas, y Judiciales con responsabilidad, y con arreglo a las Leyes del Pais: y los curas parrocos, y de misiones permaneceran en sus respectivas Yglesias y Parroquias, sin alterar el exercicio de sus Sagradas funciones.
III - Todos los Cabildos y Ayuntamientos embiaran uno, ó dos Deputados al qüartel general del Exercito, afin de reunirse alli un govierno Provisorio que conduzca en tiempo Oportuno, á otro General y Permanente, con acuerdo de toda la Nación.
IV - Todo Ciudadano desde la edad de 16, hasta la de 55 Años, se reunirá sin dilacion á este Exercito, traiendo consigo las Armas que pueda procurarse y si no las tuviese, se le darán en los depositas militares del Exercito; con el grado juntamente que combenga á su Zelo, Talentos, Edad, y Educacion.
V - El Ciudadano que tenga la baxesa de hacer Causa comun con los Agentes del Govierno-Español, ó que se hallase con Armas en Campamento, Ciudadela ó fuerte poseido por dicho govierno será tratado y Castigado como un traidor a su Patria. Si por el empleo que actualmente pueda poséer algunos de ellos, en servicio de la España, creiese su pusilanimidad que el honor le compele á servir contra la Yndependencia de su Patria, seran estos desterrados a perpetuidad del Pais.
VI - Por el contrario, todos aquellos que exerciendo en la actualidad empleos Militares, Civiles, ó de qualquiera especie se reuniesen con promptitud baxo los Estandartes de la Patria, reciviran honras -172- y empleo proporcionado al zelo y Amor al Pais que huviesen manifestado en tan importante coyuntura: los Soldados, y marineros seran premiados igualmente conforme a su Capacidad y Zelo.
VII - Los depositarios del Tesoro publico lo pondran inmediatamente á disposicion de los Cabildos y Ayuntamientos, quienes nombraran sugetos aptos para el manejo, y para suplir al Exercito Colombiano quanto sea necesario á su manutención, y operaciones; no solamente en dinero, sino tambien en Provisiones, Vestuario, Frutos, Carruages, Mulas, Caballos, &, C.
VIII - Para precaver toda especie de insulto ú agresion de parte de la gente de guerra y Puestos avanzados del Exercito -los Magistrados, y Curas Parrocos de las Ciudades, Villas, y Poblados (baxo su personal responsabilidad) haran fixar la Bandera ó Ynsignia de la Yndependencia Nacional en la parte superior mas conspicua de las Yglesias- y los Ciudadanos llevarán también en el sombrero la Escarapela que denote sér tales, pues sin ella no. serian respetados y protegidos como hermanos.
IX - Esta Proclamacion será fixada por los Curas Parrocos, y por los Magistrados en las Puertas de las Yglesias Parroquiales, y de las Casas del Ayuntamiento para que llegue con brevedad á noticia de todos los habitantes y así mismo haran léer en las Parroquias, y Casas de Ayuntamiento respectivas una vez al día por lo menos, la Carta anteriormente mencionada del C. Viscardo, que acompaña este edicto.
X - Qualesquiera impedimento, retardo, ú negligencia que se oponga al cumplimiento de estos nueve precedentes Articulos, será considerada como un grave perjuicio nacional, y castigada inmediatamente con severidad; -¡La Salud publica es la Ley Suprema!
Fecha en el quartel General de Coro á 2 del mes de agosto, de 1806.
FRAN. DE MIRANDA.
Proclamación de Don Francisco de Miranda, Comandante-General del Exército Colombiano, á los pueblos habitantes del Continente Americo-Colombiano.
Valerosos compatriotas y amigos.
Obedeciendo á vuestros llamamientos, y á las repetidas intancias y clamores de la Patria, en cuyo servicio hemos gustosamente consagrado la mejor parte de la Vida; somos desembarcados en esta Provincia de Caracas, la coyuntura y el tiempo nos parecen sumamente favorables para la Consecusión de vuestros designios; y quantas personas componen este Exercito son (amigos) ó Compatriotas vuestros: todos resueltos a dar la vida, si fuese necesario por vuestra libertad é Yndepen[den]cia, (bajo los auspicios y protección de la marina Británica.)
Con estos Auxilios podemos seguramente decir, que llegó el día por fin, en que recobrando nuestra America su soberana Yndependencia, podran sus hijos libremente manifestar al Universo sus animos generosos. El opresivo insensato govierno, que obscurecía estas bellas qualidades, denigrando con Calumnias nuestra modestia y Caracter, consiguió también mantener su abominable Sistema de administración por tres Siglos consecutivos; mas nunca pudo desarraigar de nuestros Corazones aquellas Virtudes morales, y Civiles que una Religion santa, y un Codigo-regular inculcó en nuestras Costumbres formando un honesto indole nacional.
Valgamonos pues de estas mismas estimables prendas, para que expelidos los pocos odiados agentes del govierno de Madrid, podamos tranquilamente establecér el orden Civil necesario á la consecución de tan honrosa Empresa. La recuperacion de nuestros derechos como Ciudadanos, y de nuestra Gloria nacional como Americanos Colombianos, seran acaso los menores beneficios que recojamos de esta tan justa como necesaria determinacion.
Que los buenos é inocentes Yndios, así como los bizarros Pardos, y morenos libres crean firmemente, que somos todos Conciudadanos, y que los Premios pertenecen exclusivamente al mérito, y á la Virtud -en cuya suposicion obtendran en adelante infaliblemente, las recompensas militares y Civiles, por su merito solamente.
Y si los Pueblos Holandeses, y Portugueses pudieron en otro tiempo sacudir el Yugo de la Opresora España; si los Suisos y Americanos nuestros vecinos igualmente consiguieron establecer su Libertad é Yndependencia, con aplauso general del mundo, y en beneficio de sus habitantes, quando cada uno de estos pueblos separadamente apenas contaba de dos á 3 millones de habitantes -¿porqué, pues nosotros que por lo menos somos 16 millones no lo executariamos facilmente? ¿poseyendo a demas de ello, el Continente mas fertil, mas inexpugnable, y mas rico de la tierra? El hecho es, que todo pende de nuestra voluntad solamente -y asi como el querer constituyrá indubitablemente nuestra Yndependencia, la Unión nos asegurará permanencia y felicidad perpetua: ¡Quieralo asi la Divina Providencia para alivio de nuestros infelices Compatriotas; para amparo y beneficio del genero humano!
Las personas timoratas, ó menos instruidas que quieran imponerse á fondo de las razones de Justicia, y de equidad que necesitan estos Procedimientos -Junto con los hechos historicos que comprueban la inconcevible ingratitud, inauditas crueldades, y persecuciones atrozes del govierno Español hacia los inocentes á infelices habitantes del nuevo mundo, desde el momento casi de su descubrimiento; lean la Epistola adjunta de D. Juan Viscardo de la Compañía de jesus, dirigida a sus Compatriotas; y hallaran en ella irrefragables pruebas, y solidos Argumentos en favór de nuestra Causa, dictados por un Varon-santo, y á tiempo de dexar el mundo, para parecer ante el Criador del Universo.
Para llevar este Plan á su debido efecto, con seguridad y eficacia, seran obligados los Ciudadanos sin distincion de Clases, estado, ni Color (los Eclesiasticos solamente exceptos, en la parte que no seran designados) de conformarse estrictamente a los Artículos siguientes:
I - Toda Persona Militar, Judicial, Civil u Eclesiastica que exerza autoridad comunicada por la Corte de Madrid, suspenderá ipso facto sus funciones -y el que las continuase despues de la presente publicacion, asi como el que las Obedeciese, seran soberanamente Castigados.
II - Los Cabildos y Ayuntamientos en todas las Ciudades, Villas y lugares exerceran en el interin todas las funciones de govierno, Civiles, Administrativas, y Judiciales con responsabilidad, y con arreglo a las Leyes del Pais: y los curas parrocos, y de misiones permaneceran en sus respectivas Yglesias y Parroquias, sin alterar el exercicio de sus Sagradas funciones.
III - Todos los Cabildos y Ayuntamientos embiaran uno, ó dos Deputados al qüartel general del Exercito, afin de reunirse alli un govierno Provisorio que conduzca en tiempo Oportuno, á otro General y Permanente, con acuerdo de toda la Nación.
IV - Todo Ciudadano desde la edad de 16, hasta la de 55 Años, se reunirá sin dilacion á este Exercito, traiendo consigo las Armas que pueda procurarse y si no las tuviese, se le darán en los depositas militares del Exercito; con el grado juntamente que combenga á su Zelo, Talentos, Edad, y Educacion.
V - El Ciudadano que tenga la baxesa de hacer Causa comun con los Agentes del Govierno-Español, ó que se hallase con Armas en Campamento, Ciudadela ó fuerte poseido por dicho govierno será tratado y Castigado como un traidor a su Patria. Si por el empleo que actualmente pueda poséer algunos de ellos, en servicio de la España, creiese su pusilanimidad que el honor le compele á servir contra la Yndependencia de su Patria, seran estos desterrados a perpetuidad del Pais.
VI - Por el contrario, todos aquellos que exerciendo en la actualidad empleos Militares, Civiles, ó de qualquiera especie se reuniesen con promptitud baxo los Estandartes de la Patria, reciviran honras -172- y empleo proporcionado al zelo y Amor al Pais que huviesen manifestado en tan importante coyuntura: los Soldados, y marineros seran premiados igualmente conforme a su Capacidad y Zelo.
VII - Los depositarios del Tesoro publico lo pondran inmediatamente á disposicion de los Cabildos y Ayuntamientos, quienes nombraran sugetos aptos para el manejo, y para suplir al Exercito Colombiano quanto sea necesario á su manutención, y operaciones; no solamente en dinero, sino tambien en Provisiones, Vestuario, Frutos, Carruages, Mulas, Caballos, &, C.
VIII - Para precaver toda especie de insulto ú agresion de parte de la gente de guerra y Puestos avanzados del Exercito -los Magistrados, y Curas Parrocos de las Ciudades, Villas, y Poblados (baxo su personal responsabilidad) haran fixar la Bandera ó Ynsignia de la Yndependencia Nacional en la parte superior mas conspicua de las Yglesias- y los Ciudadanos llevarán también en el sombrero la Escarapela que denote sér tales, pues sin ella no. serian respetados y protegidos como hermanos.
IX - Esta Proclamacion será fixada por los Curas Parrocos, y por los Magistrados en las Puertas de las Yglesias Parroquiales, y de las Casas del Ayuntamiento para que llegue con brevedad á noticia de todos los habitantes y así mismo haran léer en las Parroquias, y Casas de Ayuntamiento respectivas una vez al día por lo menos, la Carta anteriormente mencionada del C. Viscardo, que acompaña este edicto.
X - Qualesquiera impedimento, retardo, ú negligencia que se oponga al cumplimiento de estos nueve precedentes Articulos, será considerada como un grave perjuicio nacional, y castigada inmediatamente con severidad; -¡La Salud publica es la Ley Suprema!
Fecha en el quartel General de Coro á 2 del mes de agosto, de 1806.
FRAN. DE MIRANDA.
La insurrección de José Leonardo Chirino (1795)
Como aporte al trabajo realizado desde el PEIC, y apoyando el Eje Identidad, transcribimos este artículo, apoyando el Proyecto de Herencia Africana:
La insurrección de José Leonardo Chirino (1795)
Gladys Ortega Dávila
El movimiento insurreccional del zambo José Leonardo Chirinos en Curimagua, pueblo de la serranía de Coro, constituye una de las primeras manifestaciones importantes de la crisis en la sociedad colonial venezolana del siglo XVIII. En la región de Coro no existía un clima de de violencia social superior al de otras partes de Venezuela, al contrario podría decirse que el régimen de explotación que sufrían los esclavos del área, era bastante benévolo comparado con las plantaciones del centro de Venezuela. No obstante será la Sierra de Coro el escenario de la rebelión.
En la jurisdicción de Coro habitaban 3.261 esclavos negros, de ellos 960 en la ciudad propiamente dicha(1) . Existía además una comunidad de once mil negros libres y pardos; muchos de estos negros libres formaban un grupo aparte, con barrios propios; éstos eran los llamados negros “loango”, la mayoría fugitivos de Curazao. Asimismo, junto a los grupos indicados anteriormente, formaban parte del cuerpo social los indios*, divididos en los en dos grupos: los libres o exentos de tributos (descendientes de los caquetíos) y los tributarios o “demorados” (descendientes de los Jiraharas y Ayaguas). Para completar el cuadro social, agregaremos que el grupo blanco –dentro de él los propietarios de tierras, esclavos y dinero– representaba la minoría étnico-social, aproximadamente diez por ciento del conjunto en total.
Como bien los señala Marianela Ponce, a diferencia de la población aborigen para la cal fue menester crear un nuevo derecho, la esclavitud ya tenía un estatuto legal en Europa antes de crecer en Hispanoamérica(2) . Bajo las directrices del derecho castellano y los preceptos establecidos en la legislación de Indias, funcionó en Hispanoamérica la legislación para la esclavitud. Estas normas se hallan recogidas en la Nueva Recopilación de las Leyes de Castilla, publicada en 1567 bajo el reinado de Felipe II y en el Código de las Siete Partidas, elaborado por Alfonso X El Sabio entre los años 1250 y 1263(3) . Estas leyes (que, a su vez, toman lo sustancial del derecho romano), son las que se aplican en Hispanoamérica hasta el fin del dominio español a comienzo del siglo XIX. A medida que se fue aumentando el número de esclavos, la realidad local impuso las características peculiares de cada esclavitud, con diferentes matices.
Es por ello que, además de estos ordenamientos, existían gran cantidad de disposiciones reales para la esclavitud, representadas en Reales Cédulas, Reales Ordenes, Reales Provisiones, Pragmáticas, etc., dirigidas a resolver problemas concretos del esclavo hispanoamericano. De éstas, la última disposición real sobre la esclavitud que llega a América antes del amotinamiento de José Leonardo Chirino y que pareciera haber creado gran expectativa entre los esclavos, fue la Real Cédula del 31 de mayo de 1789(4) .
Orígenes de la Insurrección
Distintas causas –de diferentes órdenes– dieron origen a este movimiento. La variable condición social en que se encontraban los negros y los aborígenes, representa un motivo de importancia, pues todos los negros aspiraban a ser libres y todos los indígenas a ser exentos. Así estaban las situaciones cuando llegó la noticia, en la cual el Rey de España había acordado la libertad de los esclavos. La cédula que esto ordenaba había llegado a Venezuela, pero las autoridades reales y especialmente el Cabildo de Caracas se oponían a darle cumplimiento, por ser atentatoria a los derechos de los propietarios. Para 1790 ésta era una verdad, aceptada por los negros de la serranía, pues un hechicero llamado Cocofió se había encargado de propagarla por todas las haciendas. Se decía incluso que José Caridad González, un negro que tuvo la oportunidad de ir a la Península y logró conseguir con el Monarca títulos de propiedad para los negros loangos de las tierras de Macuquita, había visto en España la referida cédula. Dentro de este esquema, el Rey aparecía como un “Santo” dispensador de bondades, y la autoridad y los amos, como unos seres despreciables. Así se fue encendiendo el rencor, sembrándose el germen de la rebeldía.
Esta vez tenían cierta razón los negros por sus sospechas. Se trataba en verdad del llamado Código Negro, el que, si bien no tenía el alcance que le daban los esclavos, pues en lo absoluto se refería a la concesión de la libertad, se establecía un régimen de mayor consideración para ellos.
Para el tiempo en que se propagaban los rumores, llegó a Coro como recaudador de los Derechos Reales, Juan Manuel Iturbe, quien puso todo su empeño en cobrar formalmente las contribuciones. Los aborígenes demorados debían pagar sus tributos –según el recaudador Iturbe– en dinero efectivo; el derecho de alcabala debía extenderse a todas las transacciones, por pequeñas que ellas fueran. A las mujeres –afirma Arcaya(5) – les embargaban en garantía de los impuestos sus rosarios, zarcillos y hasta pañuelos con que cubrían la cabeza. Estos hechos perjudicaban principalmente a los esclavos y labradores libres de la Sierra, los cuales no disimulaban su descontento.
Otra causa fue el inicio de la Revolución Francesa, de la cual llegaban noticias. A Coro llegaban a través de La Guaira y Curazao. Durante el transcurso de la guerra franco-española aparecerían con frecuencia los corsarios franceses en las cercanías del puerto de La Vela. Los terratenientes corianos, quienes vivían gran parte del año en sus haciendas, comentaban los sucesos de dicha Revolución.
Uno de ellos, Don José Tellería, tenía como huésped en su hacienda de Curimagua al mejicano José Nicolás Martínez, que había llegado a Coro en 1794. Este Martínez era un hombre ilustrado, como también Tellería, y en sus tertulias, entre otras cosas, hablaban de los acontecimientos de Francia, del derrumbamiento del antiguo orden social, de la proclamación de la República y la igualdad para todos, del ajusticiamiento del Rey y de la guerra con España; además preveían que el triunfo de los franceses podría traer como consecuencia un desembarco de los corsarios de esta nacionalidad para apoderarse de Coro.
Estas conversaciones las escuchaban los criados y los esclavos quienes las comentaban entre los suyos. Todas estas cosas llegaban a conocimiento de un negro libre de nombre José Leonardo Chirino, quien además las escuchaba directamente pues vivía en la casa de Don José de Tellería, señor a quien servía. Él era hijo de un esclavo de Don Cristóbal Chirino –de donde venía su apellido– y de una india libre – caquetía– llamada Cándida Rosa.
José Leonardo Chirino había acompañado a Don José Tellería en sus viajes de negocios a Curazao y Haití, donde había observado cómo vivían los negros de esta última isla, los cuales se habían sublevado, para hacer valer sus derechos y abolir la esclavitud. ¿Por qué no hacer lo mismo con los negros de la Sierra? Los Viajes, las conversaciones y la inteligencia de este zambo le permitieron cultivarse y adquirir cierto prestigio entre los trabajadores de la Sierra coriana, pues además, era un negro que había vivido experiencias distintas y enriquecedoras, que el resto de sus iguales. La agitación en que se encontraban los esclavos en esos momentos hacía la ocasión propicia.
Los acontecimientos
A finales de marzo de 1795, José Leonardo Chirino empezó a tramar la conspiración con otros dos negros llamados Cristóbal Acosta y Juan Bernardo Chiquito. En el mes de abril, de regreso de un viaje a Coro, informó a sus compañeros que se había puesto de acuerdo con José Caridad González , quien acababa de llegar de Caracas, y le había ofrecido su apoyo, el de sus amigos, extranjeros que andaban por la costa y de los negros loangos que él comandaba. Según informaba Chirino, el plan de José Caridad era tomar a Coro, invadir Puerto Cabello y luego atacar a Maracaibo, contando con la ayuda de los corsarios franceses. Luego, quedó demostrado que nada de eso era cierto, pero Chirino supo utilizar el nombre de José Caridad González –negro de gran prestigio entre la gente de su raza– levantándolo como bandera.
Ciertamente, en meses anteriores a la insurrección, se escuchaban rumores que parecen haber llegado desde la Sierra hacia la población negra de Coro, tal como cita Lucas Guillermo Castillo Lara:
“las especies que más le llamaron la atención, decía Jacot, fue lo que le refirió el Cura Párroco, Pbro. Pedro Pérez: antes del levantamiento se hacían unos bailes o zambas en las que cantaban unos versitos muy deshonestos y se bailaba mil obscenidades; me acuerdo de una que dice: mas vale negro con placa, que caveza de blanco: candela arriba, candela abajo saca la muchacha, corta la cabeza, come los zamuros, beva la aguardiente”(7)
Y otro vecino llamado Nicolás Coronado le mencionó a Jacot otros versos, que también se cantaban en los expresados bailes “Candela abajo, candela arriba, muera lo blanco, lo negro viva…”. De ser cierto estos dos testimonios, nos conduce a pensar que los negros corianos se burlaban de las autoridades y de la aristocracia de Coro, al bailar y tocar al son de los tambores y en sus propias narices pronosticar el alzamiento, aparentemente de acuerdo con los futuros alzados. Esto se expresa en todo el contenido de las coplas, además planeaban con anticipación la insurrección y la expansión de las ideas de libertad, desde la Sierra hasta Coro “candela arriba, candela abajo”.
Así llegó el domingo 10 de mayo de 1795, con el objeto de no despertar sospechas los conjurados, bajo la jefatura de José Leonardo Chirino organizaron un baile en el trapiche de la hacienda de Macanillas, Sierra de Coro; el mismo día en la noche se trasladaron a la Hacienda “El Socorro”, donde dieron el grito de rebelión. Con los ánimos exaltados, empezaron a poner en práctica sus planes en la propia hacienda. Asaltaron la casa y mataron al mejicano José Nicolás Martínez, quien fue la primera víctima; también resultó gravemente herido Ildefonso Tellería. Después de saquear la casa, pasaron a la Hacienda Varón, donde mataron a José María Manzanos e hirieron a machetazos a Doña Nicolasa Acosta. Luego incendiaron las casas de las Haciendas La Magdalena y sabana redonda. De aquí, ya en la madrugada, regresaron a El Socorro, donde había establecido su cuartel general.
Los blancos huían temerosos a esconderse en los montes; uno de ellos, el joven Manuel Urbina, logró escapar y llevó la noticia a la ciudad.
En la mañana del once, José Leonardo Chirino designó comisiones y una de ellas salió a levantar a los negros de Canire y el Naranjal. La que fue a la cumbre de Curimagua dio muerte a Don Pedro Tellería y a Pedro Francisco Rosillo. Con algo más de doscientos hombres –negros en su mayoría–, Juan Cristóbal, uno de los jefes subalternos de José Leonardo, fue enviado a Coro, con la firme creencia de que esta ciudad caería fácilmente pues le habían dicho además de no existir fuerza armada, los loangos con José Caridad González a la cabeza se unirían. A media noche llegaron a la aldea de Caujarao y ultimaron a los guardias de la aduana; amanecieron allí esperando al zambo Chirino.
Mientras tanto, en la ciudad se enteraron de la proximidad de los insurrectos, la mala organización y calidad de sus armas. Los habitantes de Coro, encabezados por los principales ciudadanos blancos: el Doctor Pedro Chirino, Don Diego de Castro y Don Pedro García de Quevedo, organizaron y armaron junto con las autoridades, una milicia que traía, además de otras armas, dos cañones pedreros. Bajo el mando del Justicia Mayor Don Mariano Ramírez Valderraín, se prepararon para el ataque; en enfrentamiento con Juan Cristóbal Acosta, murieron veinticinco negros y quedaron heridos veinticuatro. Ramírez Valderraín, alegre por su triunfo fácilmente logrado, mando a decapitar a los heridos y prisioneros.
Entre el 12 y el 13 de mayo se completó la derrota a los insurrectos, pues a la pequeña pero bien armada milicia blanca, se le agregaron las milicias de Indias, que contribuyeron a perseguir y capturar a los fugitivos de la Sierra. Cuando José Leonardo Chirino iba a reunirse con los suyos, supo de la trágica derrota; pretendió entonces reorganizar sus fuerzas con los negros que huían pero ya no era posible. Ante la proximidad de las comisiones que subían en su búsqueda, optó por internarse en las serranías.
Es necesario mencionar que, una vez ocurridos los sucesos, la reacción inmediata de del Teniente de Justicia Mayor de Coro, Don Mariano Ramírez Valderraín, fue sofocar el motín por los medios más rápidos y expeditos –obviamente violentos-, matando de inmediato y sin previo procedimiento judicial a los primeros participantes apresados. Precisamente, por esto fue criticado, alegándose que sin conocimiento de causa, sin audiencia ni consulta, su aplicación del derecho ni la justicia, procediera a eliminar y encancelar a un conjunto de personas que supuso estaban involucradas e el tumulto.
La persecución que desató Ramírez Valderraín fue atroz(8) . José Caridad González y dos negros más, apresados al presentarse a ofrecer sus servicios, fueron muertos el mismo día cuando trataban de fugarse. En los días siguientes, todos los que cayeron prisioneros fueron ajusticiados. Treinta y cinco, apresados en San Luis, Pecaya y Pedregal, perecieron a golpe de pistola. Igual muerte corrieron otros cinco que cayeron en Paraguaná. Veinticuatro detenidos en la Sierra murieron degollados; a otros los decapitaron. Hasta tres mujeres (Polonia y Trinidad, esclavas de Doña Nicolasa Acosta y Juana Antonia, morena esclava de Don Francisco Manzano), fueron condenadas al castigo de azotes. Sus dueños debían deshacerse de ellas, en el término de dos meses, vendiéndolas fuera de la jurisdicción.
José Leonardo chirino y los que le acompañaban, fueron atrapados hacia el mes de agosto, tres meses después de la insurrección, por Juan Manuel de Aguero en el pueblo de Baragua y llevados a Coro. Como el juicio de allí se vio complicado por múltiples acusaciones que involucraban a personas como el Dr. Chirino y al finado José Caridad González en la insurrección, la Real Audiencia de Caracas tomó cartas en el asunto y José Leonardo fue trasladado a Caracas para ser juzgado.
El 10 de diciembre la 1796 la Real Audiencia de Caracas lo condenó “a muerte de horca que se ejecutará en la plaza principal de esta capital a donde será arrastrado desde la Cárcel Real y verificada su muerte, se le cortará la cabeza y las manos y se pondrá aquella en una jaula de fierro sobre un palo de veinte pies de largo en el camino que sale de esta misma ciudad para Coro y para los Valles de Aragua, y las manos serán remitidas a esa misma ciudad de Coro, donde una de ellas se clave en un palo de la propia altura, y se fige en las inmediaciones de la Aduana llamada Caujarao, y la otra en los propios términos en la altura de la Sierra donde fue muerto Don José Tellería"(9)
En la misma sentencia donde se decreta la muerte de Chirino, se toman decisiones contra otros personajes presos, fugitivos o familiares de los mismos. La sentencia ordenaba la libertad y perdón de todos los negros “loangos” que habían sido apresados; fue en cierta forma una tardía absolución a José Caridad González, asesinado sin derecho a juicio; por esto no quedó suficientemente clara su participación o no en estos sucesos.
Otro decreto importante de esta misma sentencia fue el destino de la familia de José Leonardo Chirino, siendo sus miembros sometidos a un status particular, puesto que se trata sólo de esclavos sujetos a un inventario, sino de la familia del jefe de la insurrección, a la cual había que vender fuera de la jurisdicción.
Crítica Historiográfica
El hombre no podía ir en contra del orden natural de la sociedad y la debida obediencia del Rey legítimo, ya que al hacerlo cometía pecado de impiedad, es decir, estaba alterando el orden que Dios había impuesto en la sociedad, y por lo tanto, separando a Dios de su propia obra. Cuando un vasallo subvertía el orden y sustraía la debida obediencia, no solamente iba en contra del buen orden, sino que también se estaba rebelando contra el legítimo Rey y por consiguiente contra Dios.
Se trataba, pues, y como constantemente se dice a lo largo del proceso judicial, de un delito de “lessa majestad”. De allí la anormalidad del pecado cometido por José Leonardo y sus cómplices según las versiones de las autoridades. Las implicaciones políticas y religiosas son inmensas, como era lógico en un reino en el cual la cabeza gobernante era el “Rey, nuestro señor”.
Ahora bien, siempre se ha estudiado el motín de Chirino a partir de la versión oficial dad por las autoridades de la época, siendo la fuente fundamental para hacerlo, ya que no han sido encontradas otras. En consecuencia, resta esclarecer si, en realidad, chirino llegó a cuestionar la autoridad del Rey legítimo, cosa que ponemos en duda. Evidentemente, se trata de un motín que expresa la lucha de los esclavos por su libertad y la protesta por el pago de los impuestos, lo cual no equivale a cuestionar la autoridad del Rey legítimo ni mucho menos a plantear la independencia política de su provincia.
Por supuesto que, dada su violencia y la evidente influencia de las ideas de la Revolución Francesa, vía Haití; su insurrección si llevó a una alteración del orden. La presencia de influencias exógenas conllevó a la politización de los hechos y a la magnificación de este aspecto de la sublevación por parte de las autoridades locales, en un momento en el que España era particularmente sensible a las consecuencias políticas de la Revolución Francesa y se preocupaba constantemente por evitar una posible influencia de este proceso en sus reinos del Nuevo Mundo.
Este es un elemento constantemente en la versión oficial de los sucesos y que influyó en la tipificación del delito cometido por José Leonardo Chirino, dado que pareciera ser fatalmente definitiva la pérdida del interrogatorio hecho a Chirino. Es muy difícil para el historiador interesado en el tema, acceder a la versión de los amotinados y buscar allí nuevas evidencias susceptibles de ser confrontadas con la versiones oficiales.
Estas versiones pasaron a la historiografía venezolana, como expresión de las primeras manifestaciones de los procesos pre-independentistas venezolanos. No obstante, es necesario señalar que, si bien no podemos contrastar la versión de las autoridades (según la cual José Leonardo pretendió alterar el orden y sustraerse a la debida obediencia al Rey, proclamar la “ley de los franceses” y “formar República” con la de los amotinados), no es menos cierto que las consecuencias de los sucesos desbordaron por completo a los mismos, y que la historiografía venezolana ha encontrado en ellos una de las primeras manifestaciones importantes de la crisis de la sociedad colonial.
No nos cabe duda que José Leonardo luchó y se amotinó para conseguir la libertad de los esclavos –que él no lo era- y para protestar contra la política del cobro de impuestos implementada poco tiempo antes, la cual perjudicaba a los pobladores de la zona. No cabe duda que es uno de nuestros más importantes mártires de la lucha por la liberación de la esclavitud. Pero no tenemos la misma certeza documental para concluir que esa lucha pretendió ir más allá, que pretendió cuestionar la autoridad del Rey legítimo, que pretendió la independencia política, ni mucho menos tenemos la certeza que la aspiración de aplicar la “ley de los franceses” y “formar República” en la serranía de Coro, fuera algo más la visión de las autoridades locales.
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NOTAS:
(1) Pedro Manuel Arcaya. Historia del Estado Falcón. 1953
* Nota: En la actualidad el término que debe emplearse es: indígena, para referirse a los pueblos originarios; y en vez de esclavo, esclavizados.
(2) Mariela Ponce. El ordenamiento jurídico y el ejercicio del derecho de libertad de los esclavos en la Provincia de Venezuela, p. 12.
(3) Ibidem, p. 15.
(4) Este documento se encuentra reproducido por Miguel Acosta Saignes en su obra Vida de los esclavos negros en Venezuela, 1984.pp. 380-388.
(5) Ver discurso de incorporación a la Academia Nacional de la Historia del Dr. Pedro Manuel Arcaya, 1966.
(6) José Caridad González, era un negro “loango”, que llegó a convertirse en un líder de gran parte de su grupo, gracias a su inteligencia y habilidad intelectual. Hablaba el francés y además el patúa, dialecto propio de Curazao. Viajó a Caracas y otras partes de Venezuela, así como Haití y otras islas del Caribe y también a España, donde fue como “Procurador” o representante de los negros loangos para defender unas tierras. José Caridad González no se quiso involucrar en el movimiento de José Leonardo Chirino no obstante los comprometidos encabezados por Chirino afirmaban durante la revuelta que contaban con su apoyo.
(7) Lucas Guillermo Castillo Lara. Curiepe, Orígenes Históricos.1981.
(8) Manuel Vicente Magallanes. Historia Política de Venezuela. p. 120.
(9) Pedro Manuel Alcaya. La insurrección de los negros en la serranía de Coro en 1795, Discurso de Incorporación, 1966.
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Tomado de: Rebeliones, alzamientos y movimientos preindependentistas en Venezuela. Ediciones de la Presidencia de la República, 2001.Coordinadores: Teresa Pinto González-Mike Aguiar Fagundez
La insurrección de José Leonardo Chirino (1795)
Gladys Ortega Dávila
El movimiento insurreccional del zambo José Leonardo Chirinos en Curimagua, pueblo de la serranía de Coro, constituye una de las primeras manifestaciones importantes de la crisis en la sociedad colonial venezolana del siglo XVIII. En la región de Coro no existía un clima de de violencia social superior al de otras partes de Venezuela, al contrario podría decirse que el régimen de explotación que sufrían los esclavos del área, era bastante benévolo comparado con las plantaciones del centro de Venezuela. No obstante será la Sierra de Coro el escenario de la rebelión.
En la jurisdicción de Coro habitaban 3.261 esclavos negros, de ellos 960 en la ciudad propiamente dicha(1) . Existía además una comunidad de once mil negros libres y pardos; muchos de estos negros libres formaban un grupo aparte, con barrios propios; éstos eran los llamados negros “loango”, la mayoría fugitivos de Curazao. Asimismo, junto a los grupos indicados anteriormente, formaban parte del cuerpo social los indios*, divididos en los en dos grupos: los libres o exentos de tributos (descendientes de los caquetíos) y los tributarios o “demorados” (descendientes de los Jiraharas y Ayaguas). Para completar el cuadro social, agregaremos que el grupo blanco –dentro de él los propietarios de tierras, esclavos y dinero– representaba la minoría étnico-social, aproximadamente diez por ciento del conjunto en total.
Como bien los señala Marianela Ponce, a diferencia de la población aborigen para la cal fue menester crear un nuevo derecho, la esclavitud ya tenía un estatuto legal en Europa antes de crecer en Hispanoamérica(2) . Bajo las directrices del derecho castellano y los preceptos establecidos en la legislación de Indias, funcionó en Hispanoamérica la legislación para la esclavitud. Estas normas se hallan recogidas en la Nueva Recopilación de las Leyes de Castilla, publicada en 1567 bajo el reinado de Felipe II y en el Código de las Siete Partidas, elaborado por Alfonso X El Sabio entre los años 1250 y 1263(3) . Estas leyes (que, a su vez, toman lo sustancial del derecho romano), son las que se aplican en Hispanoamérica hasta el fin del dominio español a comienzo del siglo XIX. A medida que se fue aumentando el número de esclavos, la realidad local impuso las características peculiares de cada esclavitud, con diferentes matices.
Es por ello que, además de estos ordenamientos, existían gran cantidad de disposiciones reales para la esclavitud, representadas en Reales Cédulas, Reales Ordenes, Reales Provisiones, Pragmáticas, etc., dirigidas a resolver problemas concretos del esclavo hispanoamericano. De éstas, la última disposición real sobre la esclavitud que llega a América antes del amotinamiento de José Leonardo Chirino y que pareciera haber creado gran expectativa entre los esclavos, fue la Real Cédula del 31 de mayo de 1789(4) .
Orígenes de la Insurrección
Distintas causas –de diferentes órdenes– dieron origen a este movimiento. La variable condición social en que se encontraban los negros y los aborígenes, representa un motivo de importancia, pues todos los negros aspiraban a ser libres y todos los indígenas a ser exentos. Así estaban las situaciones cuando llegó la noticia, en la cual el Rey de España había acordado la libertad de los esclavos. La cédula que esto ordenaba había llegado a Venezuela, pero las autoridades reales y especialmente el Cabildo de Caracas se oponían a darle cumplimiento, por ser atentatoria a los derechos de los propietarios. Para 1790 ésta era una verdad, aceptada por los negros de la serranía, pues un hechicero llamado Cocofió se había encargado de propagarla por todas las haciendas. Se decía incluso que José Caridad González, un negro que tuvo la oportunidad de ir a la Península y logró conseguir con el Monarca títulos de propiedad para los negros loangos de las tierras de Macuquita, había visto en España la referida cédula. Dentro de este esquema, el Rey aparecía como un “Santo” dispensador de bondades, y la autoridad y los amos, como unos seres despreciables. Así se fue encendiendo el rencor, sembrándose el germen de la rebeldía.
Esta vez tenían cierta razón los negros por sus sospechas. Se trataba en verdad del llamado Código Negro, el que, si bien no tenía el alcance que le daban los esclavos, pues en lo absoluto se refería a la concesión de la libertad, se establecía un régimen de mayor consideración para ellos.
Para el tiempo en que se propagaban los rumores, llegó a Coro como recaudador de los Derechos Reales, Juan Manuel Iturbe, quien puso todo su empeño en cobrar formalmente las contribuciones. Los aborígenes demorados debían pagar sus tributos –según el recaudador Iturbe– en dinero efectivo; el derecho de alcabala debía extenderse a todas las transacciones, por pequeñas que ellas fueran. A las mujeres –afirma Arcaya(5) – les embargaban en garantía de los impuestos sus rosarios, zarcillos y hasta pañuelos con que cubrían la cabeza. Estos hechos perjudicaban principalmente a los esclavos y labradores libres de la Sierra, los cuales no disimulaban su descontento.
Otra causa fue el inicio de la Revolución Francesa, de la cual llegaban noticias. A Coro llegaban a través de La Guaira y Curazao. Durante el transcurso de la guerra franco-española aparecerían con frecuencia los corsarios franceses en las cercanías del puerto de La Vela. Los terratenientes corianos, quienes vivían gran parte del año en sus haciendas, comentaban los sucesos de dicha Revolución.
Uno de ellos, Don José Tellería, tenía como huésped en su hacienda de Curimagua al mejicano José Nicolás Martínez, que había llegado a Coro en 1794. Este Martínez era un hombre ilustrado, como también Tellería, y en sus tertulias, entre otras cosas, hablaban de los acontecimientos de Francia, del derrumbamiento del antiguo orden social, de la proclamación de la República y la igualdad para todos, del ajusticiamiento del Rey y de la guerra con España; además preveían que el triunfo de los franceses podría traer como consecuencia un desembarco de los corsarios de esta nacionalidad para apoderarse de Coro.
Estas conversaciones las escuchaban los criados y los esclavos quienes las comentaban entre los suyos. Todas estas cosas llegaban a conocimiento de un negro libre de nombre José Leonardo Chirino, quien además las escuchaba directamente pues vivía en la casa de Don José de Tellería, señor a quien servía. Él era hijo de un esclavo de Don Cristóbal Chirino –de donde venía su apellido– y de una india libre – caquetía– llamada Cándida Rosa.
José Leonardo Chirino había acompañado a Don José Tellería en sus viajes de negocios a Curazao y Haití, donde había observado cómo vivían los negros de esta última isla, los cuales se habían sublevado, para hacer valer sus derechos y abolir la esclavitud. ¿Por qué no hacer lo mismo con los negros de la Sierra? Los Viajes, las conversaciones y la inteligencia de este zambo le permitieron cultivarse y adquirir cierto prestigio entre los trabajadores de la Sierra coriana, pues además, era un negro que había vivido experiencias distintas y enriquecedoras, que el resto de sus iguales. La agitación en que se encontraban los esclavos en esos momentos hacía la ocasión propicia.
Los acontecimientos
A finales de marzo de 1795, José Leonardo Chirino empezó a tramar la conspiración con otros dos negros llamados Cristóbal Acosta y Juan Bernardo Chiquito. En el mes de abril, de regreso de un viaje a Coro, informó a sus compañeros que se había puesto de acuerdo con José Caridad González , quien acababa de llegar de Caracas, y le había ofrecido su apoyo, el de sus amigos, extranjeros que andaban por la costa y de los negros loangos que él comandaba. Según informaba Chirino, el plan de José Caridad era tomar a Coro, invadir Puerto Cabello y luego atacar a Maracaibo, contando con la ayuda de los corsarios franceses. Luego, quedó demostrado que nada de eso era cierto, pero Chirino supo utilizar el nombre de José Caridad González –negro de gran prestigio entre la gente de su raza– levantándolo como bandera.
Ciertamente, en meses anteriores a la insurrección, se escuchaban rumores que parecen haber llegado desde la Sierra hacia la población negra de Coro, tal como cita Lucas Guillermo Castillo Lara:
“las especies que más le llamaron la atención, decía Jacot, fue lo que le refirió el Cura Párroco, Pbro. Pedro Pérez: antes del levantamiento se hacían unos bailes o zambas en las que cantaban unos versitos muy deshonestos y se bailaba mil obscenidades; me acuerdo de una que dice: mas vale negro con placa, que caveza de blanco: candela arriba, candela abajo saca la muchacha, corta la cabeza, come los zamuros, beva la aguardiente”(7)
Y otro vecino llamado Nicolás Coronado le mencionó a Jacot otros versos, que también se cantaban en los expresados bailes “Candela abajo, candela arriba, muera lo blanco, lo negro viva…”. De ser cierto estos dos testimonios, nos conduce a pensar que los negros corianos se burlaban de las autoridades y de la aristocracia de Coro, al bailar y tocar al son de los tambores y en sus propias narices pronosticar el alzamiento, aparentemente de acuerdo con los futuros alzados. Esto se expresa en todo el contenido de las coplas, además planeaban con anticipación la insurrección y la expansión de las ideas de libertad, desde la Sierra hasta Coro “candela arriba, candela abajo”.
Así llegó el domingo 10 de mayo de 1795, con el objeto de no despertar sospechas los conjurados, bajo la jefatura de José Leonardo Chirino organizaron un baile en el trapiche de la hacienda de Macanillas, Sierra de Coro; el mismo día en la noche se trasladaron a la Hacienda “El Socorro”, donde dieron el grito de rebelión. Con los ánimos exaltados, empezaron a poner en práctica sus planes en la propia hacienda. Asaltaron la casa y mataron al mejicano José Nicolás Martínez, quien fue la primera víctima; también resultó gravemente herido Ildefonso Tellería. Después de saquear la casa, pasaron a la Hacienda Varón, donde mataron a José María Manzanos e hirieron a machetazos a Doña Nicolasa Acosta. Luego incendiaron las casas de las Haciendas La Magdalena y sabana redonda. De aquí, ya en la madrugada, regresaron a El Socorro, donde había establecido su cuartel general.
Los blancos huían temerosos a esconderse en los montes; uno de ellos, el joven Manuel Urbina, logró escapar y llevó la noticia a la ciudad.
En la mañana del once, José Leonardo Chirino designó comisiones y una de ellas salió a levantar a los negros de Canire y el Naranjal. La que fue a la cumbre de Curimagua dio muerte a Don Pedro Tellería y a Pedro Francisco Rosillo. Con algo más de doscientos hombres –negros en su mayoría–, Juan Cristóbal, uno de los jefes subalternos de José Leonardo, fue enviado a Coro, con la firme creencia de que esta ciudad caería fácilmente pues le habían dicho además de no existir fuerza armada, los loangos con José Caridad González a la cabeza se unirían. A media noche llegaron a la aldea de Caujarao y ultimaron a los guardias de la aduana; amanecieron allí esperando al zambo Chirino.
Mientras tanto, en la ciudad se enteraron de la proximidad de los insurrectos, la mala organización y calidad de sus armas. Los habitantes de Coro, encabezados por los principales ciudadanos blancos: el Doctor Pedro Chirino, Don Diego de Castro y Don Pedro García de Quevedo, organizaron y armaron junto con las autoridades, una milicia que traía, además de otras armas, dos cañones pedreros. Bajo el mando del Justicia Mayor Don Mariano Ramírez Valderraín, se prepararon para el ataque; en enfrentamiento con Juan Cristóbal Acosta, murieron veinticinco negros y quedaron heridos veinticuatro. Ramírez Valderraín, alegre por su triunfo fácilmente logrado, mando a decapitar a los heridos y prisioneros.
Entre el 12 y el 13 de mayo se completó la derrota a los insurrectos, pues a la pequeña pero bien armada milicia blanca, se le agregaron las milicias de Indias, que contribuyeron a perseguir y capturar a los fugitivos de la Sierra. Cuando José Leonardo Chirino iba a reunirse con los suyos, supo de la trágica derrota; pretendió entonces reorganizar sus fuerzas con los negros que huían pero ya no era posible. Ante la proximidad de las comisiones que subían en su búsqueda, optó por internarse en las serranías.
Es necesario mencionar que, una vez ocurridos los sucesos, la reacción inmediata de del Teniente de Justicia Mayor de Coro, Don Mariano Ramírez Valderraín, fue sofocar el motín por los medios más rápidos y expeditos –obviamente violentos-, matando de inmediato y sin previo procedimiento judicial a los primeros participantes apresados. Precisamente, por esto fue criticado, alegándose que sin conocimiento de causa, sin audiencia ni consulta, su aplicación del derecho ni la justicia, procediera a eliminar y encancelar a un conjunto de personas que supuso estaban involucradas e el tumulto.
La persecución que desató Ramírez Valderraín fue atroz(8) . José Caridad González y dos negros más, apresados al presentarse a ofrecer sus servicios, fueron muertos el mismo día cuando trataban de fugarse. En los días siguientes, todos los que cayeron prisioneros fueron ajusticiados. Treinta y cinco, apresados en San Luis, Pecaya y Pedregal, perecieron a golpe de pistola. Igual muerte corrieron otros cinco que cayeron en Paraguaná. Veinticuatro detenidos en la Sierra murieron degollados; a otros los decapitaron. Hasta tres mujeres (Polonia y Trinidad, esclavas de Doña Nicolasa Acosta y Juana Antonia, morena esclava de Don Francisco Manzano), fueron condenadas al castigo de azotes. Sus dueños debían deshacerse de ellas, en el término de dos meses, vendiéndolas fuera de la jurisdicción.
José Leonardo chirino y los que le acompañaban, fueron atrapados hacia el mes de agosto, tres meses después de la insurrección, por Juan Manuel de Aguero en el pueblo de Baragua y llevados a Coro. Como el juicio de allí se vio complicado por múltiples acusaciones que involucraban a personas como el Dr. Chirino y al finado José Caridad González en la insurrección, la Real Audiencia de Caracas tomó cartas en el asunto y José Leonardo fue trasladado a Caracas para ser juzgado.
El 10 de diciembre la 1796 la Real Audiencia de Caracas lo condenó “a muerte de horca que se ejecutará en la plaza principal de esta capital a donde será arrastrado desde la Cárcel Real y verificada su muerte, se le cortará la cabeza y las manos y se pondrá aquella en una jaula de fierro sobre un palo de veinte pies de largo en el camino que sale de esta misma ciudad para Coro y para los Valles de Aragua, y las manos serán remitidas a esa misma ciudad de Coro, donde una de ellas se clave en un palo de la propia altura, y se fige en las inmediaciones de la Aduana llamada Caujarao, y la otra en los propios términos en la altura de la Sierra donde fue muerto Don José Tellería"(9)
En la misma sentencia donde se decreta la muerte de Chirino, se toman decisiones contra otros personajes presos, fugitivos o familiares de los mismos. La sentencia ordenaba la libertad y perdón de todos los negros “loangos” que habían sido apresados; fue en cierta forma una tardía absolución a José Caridad González, asesinado sin derecho a juicio; por esto no quedó suficientemente clara su participación o no en estos sucesos.
Otro decreto importante de esta misma sentencia fue el destino de la familia de José Leonardo Chirino, siendo sus miembros sometidos a un status particular, puesto que se trata sólo de esclavos sujetos a un inventario, sino de la familia del jefe de la insurrección, a la cual había que vender fuera de la jurisdicción.
Crítica Historiográfica
El hombre no podía ir en contra del orden natural de la sociedad y la debida obediencia del Rey legítimo, ya que al hacerlo cometía pecado de impiedad, es decir, estaba alterando el orden que Dios había impuesto en la sociedad, y por lo tanto, separando a Dios de su propia obra. Cuando un vasallo subvertía el orden y sustraía la debida obediencia, no solamente iba en contra del buen orden, sino que también se estaba rebelando contra el legítimo Rey y por consiguiente contra Dios.
Se trataba, pues, y como constantemente se dice a lo largo del proceso judicial, de un delito de “lessa majestad”. De allí la anormalidad del pecado cometido por José Leonardo y sus cómplices según las versiones de las autoridades. Las implicaciones políticas y religiosas son inmensas, como era lógico en un reino en el cual la cabeza gobernante era el “Rey, nuestro señor”.
Ahora bien, siempre se ha estudiado el motín de Chirino a partir de la versión oficial dad por las autoridades de la época, siendo la fuente fundamental para hacerlo, ya que no han sido encontradas otras. En consecuencia, resta esclarecer si, en realidad, chirino llegó a cuestionar la autoridad del Rey legítimo, cosa que ponemos en duda. Evidentemente, se trata de un motín que expresa la lucha de los esclavos por su libertad y la protesta por el pago de los impuestos, lo cual no equivale a cuestionar la autoridad del Rey legítimo ni mucho menos a plantear la independencia política de su provincia.
Por supuesto que, dada su violencia y la evidente influencia de las ideas de la Revolución Francesa, vía Haití; su insurrección si llevó a una alteración del orden. La presencia de influencias exógenas conllevó a la politización de los hechos y a la magnificación de este aspecto de la sublevación por parte de las autoridades locales, en un momento en el que España era particularmente sensible a las consecuencias políticas de la Revolución Francesa y se preocupaba constantemente por evitar una posible influencia de este proceso en sus reinos del Nuevo Mundo.
Este es un elemento constantemente en la versión oficial de los sucesos y que influyó en la tipificación del delito cometido por José Leonardo Chirino, dado que pareciera ser fatalmente definitiva la pérdida del interrogatorio hecho a Chirino. Es muy difícil para el historiador interesado en el tema, acceder a la versión de los amotinados y buscar allí nuevas evidencias susceptibles de ser confrontadas con la versiones oficiales.
Estas versiones pasaron a la historiografía venezolana, como expresión de las primeras manifestaciones de los procesos pre-independentistas venezolanos. No obstante, es necesario señalar que, si bien no podemos contrastar la versión de las autoridades (según la cual José Leonardo pretendió alterar el orden y sustraerse a la debida obediencia al Rey, proclamar la “ley de los franceses” y “formar República” con la de los amotinados), no es menos cierto que las consecuencias de los sucesos desbordaron por completo a los mismos, y que la historiografía venezolana ha encontrado en ellos una de las primeras manifestaciones importantes de la crisis de la sociedad colonial.
No nos cabe duda que José Leonardo luchó y se amotinó para conseguir la libertad de los esclavos –que él no lo era- y para protestar contra la política del cobro de impuestos implementada poco tiempo antes, la cual perjudicaba a los pobladores de la zona. No cabe duda que es uno de nuestros más importantes mártires de la lucha por la liberación de la esclavitud. Pero no tenemos la misma certeza documental para concluir que esa lucha pretendió ir más allá, que pretendió cuestionar la autoridad del Rey legítimo, que pretendió la independencia política, ni mucho menos tenemos la certeza que la aspiración de aplicar la “ley de los franceses” y “formar República” en la serranía de Coro, fuera algo más la visión de las autoridades locales.
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NOTAS:
(1) Pedro Manuel Arcaya. Historia del Estado Falcón. 1953
* Nota: En la actualidad el término que debe emplearse es: indígena, para referirse a los pueblos originarios; y en vez de esclavo, esclavizados.
(2) Mariela Ponce. El ordenamiento jurídico y el ejercicio del derecho de libertad de los esclavos en la Provincia de Venezuela, p. 12.
(3) Ibidem, p. 15.
(4) Este documento se encuentra reproducido por Miguel Acosta Saignes en su obra Vida de los esclavos negros en Venezuela, 1984.pp. 380-388.
(5) Ver discurso de incorporación a la Academia Nacional de la Historia del Dr. Pedro Manuel Arcaya, 1966.
(6) José Caridad González, era un negro “loango”, que llegó a convertirse en un líder de gran parte de su grupo, gracias a su inteligencia y habilidad intelectual. Hablaba el francés y además el patúa, dialecto propio de Curazao. Viajó a Caracas y otras partes de Venezuela, así como Haití y otras islas del Caribe y también a España, donde fue como “Procurador” o representante de los negros loangos para defender unas tierras. José Caridad González no se quiso involucrar en el movimiento de José Leonardo Chirino no obstante los comprometidos encabezados por Chirino afirmaban durante la revuelta que contaban con su apoyo.
(7) Lucas Guillermo Castillo Lara. Curiepe, Orígenes Históricos.1981.
(8) Manuel Vicente Magallanes. Historia Política de Venezuela. p. 120.
(9) Pedro Manuel Alcaya. La insurrección de los negros en la serranía de Coro en 1795, Discurso de Incorporación, 1966.
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Tomado de: Rebeliones, alzamientos y movimientos preindependentistas en Venezuela. Ediciones de la Presidencia de la República, 2001.Coordinadores: Teresa Pinto González-Mike Aguiar Fagundez
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