jueves, 27 de agosto de 2015

Crónica de la Nueva España. Francisco Cervantes de Salazar


Lecturas para los docentes y estudiantes de Utieb-San Agustín, conocer nuestra historia latinoamericana es importante para mantener nuestra liberación.

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... injértese en nuestras Repúblicas el mundo; pero el tronco ha de ser el de nuestras Repúblicas.

José Martí*

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Crónica de la Nueva España




Francisco Cervantes de Salazar

(1518 - 1575)





Capítulo V



De la propiedad y naturaleza de algunos árboles de la Nueva España.




Es tan grande la multitud de los árboles de la Nueva España, aunque todos o los más, al contrario de la vieja España, echan las raíces sobre la haz de la tierra, y así ellos y los traídos de España duran poco, y es nescesario renovarlos de cuatro a cuatro años o de cinco en cinco. Entre los árboles desta tierra, aunque no sé si se podrá llamar así, por no echar flor hoja ni fructo, pero porque para hierba es muy grande, contándole entre los árboles, el magüey, que en mexicano se dice mefle, es el más notable y maravilloso árbol y de más provechos que los antiguos ni los presentes han hallado, y tanto que a los que no han hecho la experiencia con razón les parecerá increíble. Hay, pues, en los magüeyes, machos y hembras, y donde no hay machos no hay hembras, ni se dan, y la tierra que los produce es tenida por fértil, y los indios están proveídos abundantemente de lo que han menester para el comer, beber y vestir donde hay copia dellos, como luego diré. Echa el magüey al principio de su nascimiento grandes hojas que son como pencas muy anchas y gruesas y verdes; vanse ahusando, y en el remate echan una púa muy aguda y recia; los machos, que son los menos, a cierto tiempo, que es cuando van ya a la vejez, echan un mástil grueso, alto, que nasce de en medio de las pencas, en cuyo remate hay unas flores amarillas. Los provechos, así de las hembras como de los machos, son tantos, que los indios vinieron a tener al magüey por dios, y así, entre sus ídolos, le adoraban por tal, como paresce por sus pinturas, que eran las letras con que conservaban sus antigüedades. Sus hojas, pues, como sean tan anchas, resciben el rocío de la mañana en tanta cantidad que basta para beber el caminante aunque vaya con mucha sed; las hojas o pencas verdes sirven de tejas para el cubrir de las casas y de canales; hácese dellas conserva y de la raíz; por consiguiente, secas, son muy buena leña para el fuego, cuya ceniza es muy buena para enrubiar los cabellos. Secas también las pencas, las espadan como el cáñamo, y dellas se hace hilo para coser y para texer; la púa sirve de aguja, de alfilel y de clavo, y como se hacen telas, así también se hacen cuerdas y maromas muy fuertes, de que, en lugar de cáñamo, se sirven todos los indios y españoles para lo que suelen aprovechar las sogas y maromas, las cuales, mojadas, son más recias y se quiebran menos. El mástil sirve de madera para el edificio de los indios, y el magüey sirve, como en Castilla las zarzas, para seto y defensa de las heredades. Hácese del magüey miel, azúcar, vinagre, vino, arrope y otros brevajes que sería largo contallos. Finalmente, como dixe, sólo este árbol puede ser mantenimiento, bebida, vestido, calzado y casa donde el indio se abrigue; tiene virtudes muchas que los indios médicos y herbolarios cuentan, no sin admiración, especialmente para hacer venir leche a la mujer, bebido su zumo, con el cual se sanan todas las heridas.


Hay otros árboles que, aunque no son de tanto provecho como el magüey, son dignos, aunque con brevedad, de ser aquí contados, como son el plátano, el cual es cosa maravillosa, que sola una vez en la vida da fructo. El guayabo, provechoso para las cámaras. El peruétano, cuya fructa es más dulce que dátiles; llámanse chicozapotes; deste fructo se saca cierta cera que, mascada, emblanquesce los dientes y quita la sed a los trabajadores. El aguacate, cuya fructa se llama así, gruesa y negra, mayor que brevas, la cual tiene cuesco; es caliente, ayuda a la digestión y al calor natural; del cuesco se hace cierto aceite y manteca; en la hoja echa la flor, de la cual en la lexía para la barba, por ser muy olorosa, usan los barberos. La tuna, que el árbol y la fructa se llama así, la cual huele como camuesas y es muy sabrosa: quita en gran manera la sed; es dañosa para los fríos de estómago; hay dellas blancas, coloradas, amarillas y encarnadas; los que comen las coloradas o encarnadas echan la orina que paresce sangre. Hay otras tunas que se dicen agrias, en las cuales se cría la cochinilla, que es grana preciosísima, la cual, desde estas partes, se reparte por todo el mundo; las hojas deste árbol son muy gruesas y anchas; guisadas en cierta manera es manjar muy delicado y de gran gusto y mantenimiento. El annona lleva fructo de su nombre, redondo y mayor y menor que una bola; lo de dentro, que es lo que se come, en color y sabor es como manjar blanco; cómese con cuchara o con pan; tiene cuescos negros, a manera de pepitas; refresca mucho; es sana y cierto, fructa real. El mamey es el más alto árbol desta tierra, limpio todo, como árbol de navío, hasta el cabo, do hace una copa de ramas y hoja muy hermosa; de las ramas pende la fructa, que también se llama mamey; es a manera de melón, la corteza áspera y por de dentro colorada, y ansimismo de fuera; la carne paresce jalea en olor, sabor y color; dentro tiene un cuesco grande; para alcanzar la fructa suben los indios trepando con sogas.


La piña, muy diferente de la de Castilla, porque es toda zumosa, sin pepita ni cáscara, como la de Castilla, pero, por la semejanza de su tamaño y manera, la llamaron los nuestros así; es fresca, algo más agria que dulce; no muy sana, porque aumenta la cólera; el árbol do nasce es pequeño y delgado. El cacao es un árbol muy fresco y acopado; es tan delicado que no se da sino en tierra caliente y lugar muy vicioso de agua y sombra; está siempre cercado de muchos árboles crecidos y sombríos, por que esté guardado del sol y del frío; lleva el fructo de su nombre, a manera de mazorcas verdes y coloradas, el cual no pende de las ramas, como los demás fructos, antes está pegado al tronco y ramas; de dentro es ellogioso, y tiene los granos a manera de almendras; bébese en cierta manera en lugar de vino o agua; es substancioso; no se ha de comer otra cosa después de bebido; cómese en pepita y sabe muy bien el agua que se bebe tras del; es moneda entre los indios y españoles, porque cient almendras más o menos, según la cosecha, valen un real. Hay árboles destos en tres maneras: unos muy altos, y otros muy pequeños, a manera de cepas, y otros medianos, y todos, en general, no fructifican sin el amparo de otros árboles mayores que les hagan sombra, porque sin ella el sol y el hielo los quema. Es este árbol tan preseciado, que su fructa es el principal tracto de las Indias.


Hay otra infinidad de árboles, unos de fructa y otros sin ella, tan varios y diversos en propriedad y naturaleza, que, queriendo particularizarlos, sería ir tan fuera de mi propósito, que sería nescesario hacer otro libro de por sí. Los árboles de Castilla se dan muy bien, aunque por echar las raíces, como dixe, tan someras, se envejecen presto. Los que menos aprueban son olivas, cepas, castaños y camuesos, que no se dan, aunque en Mechuacán se dice haber camuesas, pero no con aquella perfección que en Castilla; parras y uvas hay muy buenas y sabrosas, pero no se hace vino dellas, o porque no se pone diligencia o porque no acuden los tiempos, como en Castilla; pero las higueras, manzanos, ciruelos, naranjos, limones, cidros, morales, en los cuales se cría gran cantidad de seda, se dan en gran abundancia y con muy buen gusto, y así se darían otros muchos árboles de Castilla si hobiese menos cobdicia de dineros y más afición a la labor de los campos.

Fuente: http://www.ellibrototal.com/ltotal/




Francisco Cervantes de Salazar
(Toledo, c. 1514-México, 1574) Escritor español. Estudió en Toledo y en Salamanca, fue catedrático en la Universidad de Osuna y rector de la Universidad de México (1567). Autor de una importante Crónica de Nueva España, escribió unos diálogos a la manera de Luis Vives y el Túmulo imperial de la gran ciudad de México (1560) para los funerales de Carlos I.

Fuente: www.biografiasyvidas.com


* José Martí: "Nuestra América" en:

http://www.ensayistas.org/antologia/XIXA/marti/

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