viernes, 22 de noviembre de 2013

Educación y Sociedad

Somos plenamente autónomos y libres en la formulación  de nuestras ideas y de ninguna manera pretendemos ser neutrales. 
Edgar Faure  



A finales de 1972 un documento sobre Educación despertó la atención mundial. Procedía de la Comisión Internacional para el Desarrollo de Educación de la UNESCO. En él habían participado relevantes personalidades de diversos países. El Comité estaba presidido por Edgar Faure, ex-Ministro de Educación de Francia. En muchos ambientes se conoció el libro con el nombre de <<Informe Faure>>. Su título: APRENDER A SER.

En Venezuela se le ha prestado una atención superficial, excepto en algunos círculos restringidos que han tenido oportunidad de conocerlo en su versión original o en su traducción francesa. Pero -como tantas veces ocurre- tenemos una especial habilidad para soslayar los temas realmente importantes. sin  duda ha contribuido a esta situación el que no dispongamos de una traducción al castellano que pueda estar al alcance de las personas interesadas.

CUADERNOS DE EDUCACIÓN se ha empeñado en que este informe no pase al olvido como un documento más. Consideramos que es un derecho y una responsabilidad afrontar sin temor las cuestiones vitales que recoge este libro. Nada ganamos con esconder los problemas, retardar las soluciones, encadenar la imaginación y hacernos los sordos ante las urgencias que la Educación nos presenta.

Preferimos abordar las dolencias que nos aquejan, abrir los ojos a la realidad en su crudeza, aportar las alternativas que nos parezcan válidas para la Venezuela de hoy en el marco general de América Latina.

Aciertos del Informe 

Aprender a ser no solamente está firmado por Edgar Faure, sino por un equipo de trabajo que reúne a representantes de los siguientes países: Chile, siria, República Popular del Congo, URSS, Irán y USA. Esta Comisión internacional permite en cierto modo recoger y describir el fenómeno educativo a escala mundial. Más que un estudio de una erudición exhaustiva, lo que intenta es <<una reflexión que pretende con toda independencia y objetividad buscar el camino de soluciones de conjunto a las grandes cuestiones que presenta el desarrollo de la educación en un mundo en cambio>>.

El informe tiene a su favor el recurso a una documentación amplia y precisa como es la de la UNESCO. Las estadísticas que se manejan, los múltiples recursos de investigación y la colaboración de numerosos expertos, son datos necesarios para una obra que de ninguna manera se pudiera haber elaborado sin estas condiciones. 

Por otra parte, como preparación para la redacción del Informe, los autores han contado con más de ochenta documentos especiales redactados por los especialistas más considerados. Hay lagunas importantes entre las personalidades invitadas, pero de alguna manera todas las corrientes educativaas están representadas: Coombs y Piaget, Gunnar Myrdal y Petrovski, Paulo Freire y Paul Goodman, Iván Illich y Everett Reimer, Furter y Suchodolski. Esta variedad de autores permite contemplar la complejidad de muchos aspectos que de otra forma hubieran sido olvidados.

Pero además encontramos otro dato positivo. El Informe parte de un balance crítico de la situación de la educación en 1972. ¿Cómo no experimentar inquietud y aun angustia -se pregunta E. Faure- ante las vastas zonas sombrías que señalan sobre el planeta una geografía de la ignorancia, como existe todavía una geografía de hambre y de la mortalidad precoz?

CONSIDERACIONES POLÍTICAS 

Nos parece interesante subrayar que este texto de la Comisión de la UNESCO insiste en considerar a la educación como un dominio político en el que la importancia de la acción política es particularmente decisiva.

Un capítulo completo -de los mejores del libro- se dedica a estudiar las relaciones entre educación y sociedad.

La educación es un <<sub-sistema de la sociedad>>; por tanto, toda política de la educación refleja las opciones políticas, las tradiciones y los valores de un país (69, 192).

Pero no basta con analizar las relaciones entre el sistema educativo y el sistema político; hay que buscar también la educación política, para evitar algunos peligros que el Informe denuncia:
<<Se confunde el adoctrinamiento ideológico o  político con la preparación para una libre y amplia reflexión sobre la naturaleza de los poderes, sobre sus componentes, sobre las fuerzas que actúan en el interior y a través de las instituciones; se prefiere la formación de ciudadano uniformado y dócil antes que el despertar de la conciencia política y el desarrollo de las virtudes del hombre democrático; se elige inculcar nociones políticas en lugar de formar a los hombres en la comprensión de las estructuras del mundo en el que viven, en el cumplimiento de tareas reales para que no caminen ciegos en un universo indescifrable>> (172).

CONSIDERACIONES PEDAGÓGICAS 

Nos llama la atención que la Comisión recomiende la necesidad de combinar la teoría, técnica y práctica, trabajo intelectual y trabajo manual. Nos estimula su llamado a combinar la escuela con la vida para evitar que los estudiantes estén alejados de la acción productiva, de la autonomía, de la decisión y de la responsabilidad. Nos alegra que se descubran y rechacen muchos dogmas y costumbres que han sido superados y que todavía anidan en la Escuela.

El Informe cumple una indudable tarea de desmitificación.   Muchas intuiciones de los educadores van a verse respaldadas por párrafos de la UNESCO que recogen y revisan cuanto acontece dentro del marco escolar y en ls más diversas experiencias educativas: las relaciones  maestro-alumno, la caducidad de muchos programas, el relativismo de los exámenes y notas, los títulos y privilegios.

El sistema escolar, después de este análisis implacable, seguirá por algún tiempo en su imperturbable inmovilismo.  

Son demasiadas las vetustas tradicionales que arrastra. Pero sin duda alguna está herido en su médula. Son tantas sus deficiencias, tan visibles sus errores, que se renueva en su misma esencia o amenaza con un derrumbe estrepitoso.   

Cada día resalta con mayor evidencia la inadecuación entre las enseñanzas en la Escuela y la complejidad de los fenómenos que brotan de la vida. El muro de separación ha sido hasta hoy claro y definido; peor ¿quién puede augurar que esta situación se va a prolongar durante un decenio? 

LAGUNAS Y AUSENCIAS

 No todo es positivo en el Informe. No podemos admitirlo -desde la situación de América Latina y de Venezuela- como texto definitivo que ayude a plantear nuestros problemas. Es una buena guía, a veces excelente, pero en muchas ocasiones insuficiente y aun tentadoramente engañosa. Vamos a resumir brevemente los puntos que consideramos débiles:

1. A pesar del aparente pluralismo ideológico del Informe, encontramos con frecuencia en muchos enfoques una velada orientación ideológica.  

Esto es en cierto modo inevitable. Las personas que han colaborado, por mucho que pretendan dar cuenta de las opciones políticas y socio-económicas que se esconden detrás del aparato educativo, no pueden renunciar a su propia ideología.   

Una total interdependencia de criterios es imposible. Y disentimos del criterio neocapitalista que destilan muchas páginas del documento.

2. La escolarización universal como meta y objetivo es todavía un deseo implícito, aunque  hay muchas ocasiones en las que se indica la imposibilidad de esta aspiración.

A falta de proposiciones concretas que sitúen a la educación fuera de la Escuela, la Comisión vacila. Por las cifras de que dispone, sabe que el sistema escolar no es la solución del futuro. Por la responsabilidad que le incumbe, reconoce que la crítica frontal y radical del sistema escolar está fuera de su alcance.

3. La solidaridad internacional es un recurso que la Comisión utiliza sin medir sus límites  ni criticar sus alcances. Esta no es una fórmula mágica si no surge de la voluntad de los pueblos; y muchos datos recientes indican que nos encontramos muy lejos de esta solidaridad tantas veces proclamada y tan pocas veces practicada.

La Comisión ha evitado los temas escabrosos: la conflitividad social, el colonialismo cultural moderno, las formas despiadadas y sutiles de dependencia, los interses del capitalismo internacional. En este sentido, no podemosmenos de citar alguna alfirmación que encierra una ingenuidad sospechosa y que nos recuerda los tiempos superados del asistencialismo: <<Es preciso que la solidaridad internacional englobe a todos los países y a todos los niveles de desarrollo, y que se ejerza especialmente con respecto a los países en vías de desarrollo>> (266).

5. El enfoque general está determinado fundamentalmente por los países que no confrontan las angustias y problemas del Tercer Mundo. La denominación de <<países en vías de desarrollo>> es ya en sí rechazable y el propio Informe cae en la cuenta del error que comete al utilizar este lenguaje.

El representante ruso se queja amargamente: <<Deploro que en el Informe se haga referencia sitemáticamente a las cocepciones pedagógicas y a sistemas de educación característicos de países capitalistas y que no se tenga en cuenta suficientemente la rica experiencia educativa de la URSS y demás países socialistas.>> (262). Si esta inquietud proviene de la URSS, ¿qué no podrán decir los países de América Latina?

Lo que llevamos dicho no invalida los méritos del Informe.

Consideramos que su lectrua es indipensable para quienes se sientan responsable de los rumbos y destinos de la educación.

Pero el Informe hay que saberlo leer: para algunos será un texto indiscutible, para otros una obra de referencia interesante, para nosotros un libro de calidad si se sabe interpretar criticamente en el marco concreto de américa Latina y Venezuela.



Tomado de: Cuadernos de Educación. Número Extraordinario 2 y 3. Aprender a Ser. Caracas. Junio 1982.




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